jueves, 18 de diciembre de 2008

¿POR QUÉ BRILLAN LAS ESTRELLAS?

Son muchas las veces que al cielo he mirado, buscando en la oscuridad de la noche, la luz de las estrellas. Cerraba los ojos y soñaba despierto que podía tocarlas mientras su mágico resplandor se me escapaba entre los dedos; volvía a abrirlos y observaba que aún eran más las centellas que acompañaban a la luna en su solitario navegar por el ancho y negro mar del firmamento. Era un momento encantador, un místico instante en el que todo desaparecía de mi mente… Tan sólo una cuestión rondaba mi cabeza, siempre me preguntaba: ¿Por qué brillan las estrellas? Y aunque procuré resolver mi duda, nunca alcancé una resultado concluyente…
Hoy que te miro a los ojos y me ciegan su hermosura, puedo decir convencido que he encontrado la respuesta.
Es el candor de las hermosas miradas de las mujeres reflejadas en las amargas lágrimas que la luna derrama en su envidioso devenir, a merced de su lindeza por saberse que ellas menos bella. Clama al cielo su desdicha, encelada se lamenta, llora Selene la pena de ver en las mujeres la belleza que anhela. Ilumina la noche con millones de asteroides que dejan su estela como la mariposa de sueños en su lánguido volar.
Quizá por eso me encante observar las estrellas; tal vez por eso se dibuje en mi cara una sonrisa cada vez que encuentro en la espléndida Osa Menor la centella que más brilla, la Estrella Polar. Es en ella donde se irradia el inmaculado relucir de tus ojos, la deslumbrante pureza que emerge de tu mirar cual si fueran los resplandecientes pétalos de una preciosa rosa blanca.
Es la lágrima de luna donde se refleja tu hermosura, donde tu belleza interior deja su huella, es aquella estrella que orienta mi alocado destino, guía de mi errante caminar…
Sí… Es por eso… que brillan las estrellas.

Datrebil

viernes, 12 de diciembre de 2008

NOSTÁLGICA AUSENCIA

Hoy vuelve a llover, se salen mis ojos nostálgicos por la ventana con la mirada perdida, se vidrian de melancolía buscando en cada gota caída el reflejo efímero de su sonrisa; mas no logro encontrar siquiera el leve brillo de su mirar. Se humedecen mis labios ansiosos saboreando los besos suyos que nunca probaron, el aire frío de su ausencia los seca y agrieta dejándolos sedientos del dulce néctar de su boca. Se escapan suspiros anhelosos de ella, se pierden entre las nubes oscuras que acompañan mi soledad.
Es la tesitura de quien ama a una mujer sin que, tan sólo, pueda decirle lo que siente... Aquel que riega con lágrimas amargas los pétalos de una rosa blanca, el mismo que naufragó en las aguas que bañan el reino de la fantasía, que imaginó rozar con palabras escritas la luna bella, o quien deseó acariciar tenuemente el delicado susurro del viento... Un loco soñador que ama al amor y siente el miedo en su piel por no poder amar con el amor que pretendiera... Y que se contenta tan sólo con verla un segundo, pues para él es al mismo tiempo tan breve y eterno...
Dile mirándola a los ojos que la amas, me dice una voz amiga. Mas cómo decirle aquello que siento, si de hacerlo con ello perderla puedo... Cómo explicarle cuánto por ella padezco, si al intentarlo enmudece mi voz, las palabras se silencian... Y cómo callar, si de ganas me muero por contarle este sentimiento tan fuerte que siento en mi pecho... O cómo no amarla, si de no hacerlo a mi corazón mentiría y perdería la cordura mi razón...
Cuando sus ligeros pasos la alejan de mí y mis manos tratan de sujetarla sin conseguirlo, se me desgarra el alma... y muero. Las tardes sin ella se vuelven silencio y vacío... El paso lento del mentiroso tiempo alarga el perseguido momento de verla de nuevo... y parece no llegar.
Aún sin haberla tenido nunca, si a perderla llegara... ¡¡pobre de mí!! Mi cuerpo quedaría vacío: vagaría mi alma en triste soledad por el mundano país del olvido; mi corazón que por ella late, mi realidad, con ella permanecería siempre como la sombra que custodia cada uno de sus pasos. Sonámbulo deambularía diáfano de sentimientos, a merced de la cruel soledad, de la tristeza de quien no supo amar...
¿Por qué se hace y se percibe tanto daño cuando se siente tan bonito?
¿Por qué duele tanto el amor...?

Datrebil

viernes, 5 de diciembre de 2008

NO HAY DOS SIN TRES

Para qué esperar que caiga la moneda que marque el designio de este sentimiento que me ahoga, si echarlo a suertes no es más que engañar a mi corazón, de nuevo, y engañarme a mí mismo. Es sólo huir de mi propio destino cerrando los ojos a cuanto siento, mas que no lo consigo; pues el amor es ciego y no necesita de la vista para recorrer su camino.
Sigo perdido entre lo que tengo y lo que quiero, albergando falsas esperanzas: unas por alcanzar mi anhelo, otras por apartar de mí este sentimiento. Pues por mucho amarla, entre mis brazos no la tengo; ni por desear olvidarla y evitar mi dolor, lo consigo ni quiero.
Incondicional seré a mi loco corazón, su fiel vasallo en esta desventura que por más que alumbren las dudas a la razón, no dejará que se apague la llama que prende su candor. Lo acompañaré en cada paso, juntos buscaremos la salida de este laberinto de sentimientos en cuyo centro se halla aquella rosa blanca que tanto ansía.
Son numerosos los obstáculos que debemos sortear, altos los muros que tendremos que saltar, serán muchas las espinas de amargura que se claven en mi pecho desangrando a mi corazón en cada intento y, tal vez, ni siquiera superando cada una de las adversidades que se presenten alcancemos acariciar tan solo uno de sus pétalos; mas únicamente con percibir su olor, el esfuerzo se verá recompensado...
He aquí el dolor que clama mi alma: el silencio que guardan mis labios... el amor que gritan mis ojos... Qué más quisiera yo poder clamar al viento lo que siento para que mi rosa blanca perciba la brisa de mi amor en cada uno de sus pétalos. Mas prefiero sentir sus espinas clavadas en mi corazón, que pretender empapar mis manos de su fragancia y todo perderlo... su aroma y sus espinas...
Seguirá mi cansado corazón vertiendo lágrimas de sangre por aquellas llagas que provoquen las espinas de mi rosa blanca. Y aunque la razón diga que no será posible, persistirá la esperanza de que algún día cada gota derramada logre teñir de rojo pasión sus añorados pétalos albinos convirtiéndola en una bella rosa roja, muestra de un amor correspondido...

Datrebil

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LO ECHAMOS A SUERTES

Te quedaste solo, corazón, esta vez sí. Ya no puedo más, no soporto esta agonía.
Es muy duro mirarla a sus lindos ojos, ansioso de que lean en los míos cuánto la amo; porque mis labios no se atreven a decírselo. Y beber su sonrisa besando sus labios, derritiendo los míos, sin rozarlos siquiera; tan solo en la distancia, en el vano deseo...
No quiero seguir sufriendo, amigo mío, entiéndeme. Se desvanecen mis sueños en un quiero y no puedo, constantemente la pierdo sin haberla tenido; se me va la vida por ella, mi rosa blanca. No quiero seguir así, por favor.
Me resulta muy difícil abrazarla sin que mis brazos puedan alcanzarla, aunque muera de ganas por ello. Acariciar su cabello con mis manos sin sentir entre mis dedos su leve roce... Es tan complicado todo...
Te marchitas, mi fiel compañero, en cada yermo latido. Se ahoga la llama que prende tu ser y aún así continúas amándola, a pesar de que las esperanzas se disipen a cada instante. Es aguerrido tu sentir, mas yo ya no puedo proseguir, se agotaron mis fuerzas, se acabaron mis suspiros... se los llevó el gélido viento del olvido. Entra en razón, por favor, desiste de una vez.
Es muy cruel ser el hombro de sus amargas lágrimas de desamor, el pañuelo que las seca de sus mejillas; llorando por dentro, en silencio, por su amor. Aconsejar sus designios, animar sus anhelos por conquistar el corazón de quien también se le resiste, de ese hombre que robó el amor de tu rosa y no lo valora como debiera. Es mi atroz destino, mi camino baldío...
No quiero más, corazón mío, sufrir por un imposible... por una quimera. Se esfumó mi último aliento, con él mis fuerzas...
No soporto verla otro día más sin poder compartir con ella los sentimientos que tú guardaste tan celosamente, aquellos que ahora se llevan mi vida, que te desangra impasiblemente... Es su ausencia una envenenada daga que nos atraviesa sin escrúpulos, sin remisión, saciando la sed de la muerte.
Tomemos ya una decisión, no podemos seguir así...
O echémoslo a suertes...

Datrebil

miércoles, 19 de noviembre de 2008

RECUERDOS

Ayer me estuve acordando de aquella primera sonrisa tuya que quedó a fuego grabada en mis ojos y que aún hoy consigue que prenda en mi pecho con pasión un corazón ardiente. Desde entonces, anhelo latente de mis ojos es reflejarla en cada mirada mía que la busca entre la gente allá por donde voy; es la luz que los iluminan, por los que se abren al amanecer cada mañana... Tu sonrisa... aquella que se clava en un corazón que ansía sus caricias... mi corazón... cómplice de mis sueños.
Ilusiones que aún rondando los límites del olvido y del quebranto permanecen presente en mi vida, una vida que parece cada vez más absurda. Son vanas esperanzas que se aferran a un imposible que se hace evidente en cada día que pasa.
Hoy, nuevamente, vi correr dolorosas lágrimas por tu mejilla, las sequé con los temblorosos dedos de una manos que temen tocarte aunque por acariciarte mueran en cada instante; volví a tragar amarga saliva que se une en su triste divagar a silenciosas y ocultas lágrimas que mis ojos derraman para mis entrañas, gritando al cielo con muda voz cuanto siento.
Y quedaron en estéril intento los abrazos que querían consolar tu dolor, huérfanos de tu encuentro; por miedo a ser rechazado, tal vez... qué se yo... Otra vez, se escaparon ávidos besos de mi boca que nunca llegaron a rozar tus delicados labios, rosa blanca, se perdieron en la fría indiferencia o en la arrogante cobardía, quizá... qué más da...
Es mi condena vivir sin cadenas que mis manos aten, mas el destino se encarga de hacerlo; aunque invisible sea a los ojos de la gente. Puso la miel en mis labios y sin degustarla siquiera la aleja despacio haciendo más largo y duro el calvario. Cruel sino que a mi me vino a tocar, similar al tuyo posiblemente... sinuosos caminos tenemos que recorrer, mi amiga, entrelazados por momentos y tan distantes, en cambio, en otros muchos instantes.
Mañana, permanecerá tu recuerdo... en ocasiones bueno, en otras no tanto. Me embargará la nostalgia entonces, melancolía en la que se convertirán los anhelos de hoy; se volatilizarán los sentimientos que alberga mi alma entre nubes de ensueños y brisa del olvido... quedando sólo su esencia en un recóndito lugar, cerrado a cal y canto, en el que jamás se desvanecerá. Mi amor por ti persistirá por siempre... en mi corazón.

Datrebil

lunes, 17 de noviembre de 2008

NOMBRE DE MUJER

Si hay algo que me estremece sensiblemente es oír pronunciar mi nombre de labios de una mujer... y más aún si son de los tuyos, bella flor. Suena tan delicioso con el timbre de tu voz, suave melodía que embriaga mis oídos y hace vibrar el corazón que llevo dentro. Es mi nombre en la comisura de tu boca el dulce caramelo que mis labios quieren probar, el tierno beso que anhelo con locura y quisiera robar de tus carnosos labios carmesí; alimento que saciaría el agonizante hambre de amor que sufro en silencio. Me llamas por mi nombre y se paraliza el tiempo, el mundo deja de girar... sólo se mueve la ligera brisa que trae tu voz hacia mí, que me acerca tu presencia que hasta te puedo sentir... incluso tocar sin haberte tocado...
Ahora bien, no hay placer mayor para un hombre que mencionar el nombre de una mujer y, muchísimo más si es el nombre de la mujer que ama. Cuando pronuncio tu nombre, mi rosa blanca, me sale de lo más profundo del pecho; es mi corazón quien lo grita con pasión y mis labios aquellos que suavemente lo canta para que llegue a tus oídos melódicamente lleno de dulzura. Sedosa palabra que endulza mi paladar, es la mejor canción... el alegre trino del pájaro soñador que vuela libre surcando vientos de esperanza y amor...
Ruidos maliciosos e insoportables aplacan su furia ante el brioso eco del nombre de una mujer que un hombre enamorado clama al cielo allá donde fuere. Es tu nombre, blanca rosa, los pasos de mi errante caminar, el son que marca los latidos de mi corazón... la sangre que recorre mis venas. Es el ángel que bate sus alas en mis sueños buscando cobijo en el arrullo de mi voz, que juega con las nubes de mis pensamientos e ilusiones... algodones de esperanzas y anhelos...
Acaricia mi alma pronunciar tu nombre, amiga mía, tu nombre de mujer... palabra que suena distinta en mis labios a cualquier otra. Lejos del vacío de muchas otras palabras, tu nombre envuelve multitud de sensaciones, de emociones... dibuja en mi rostro una sonrisa, ilumina de alegría mi clara mirada... me devuelve la vida cuando el último aliento se acerca ferozmente... Sólo oír tu nombre en el abrupto silencio que la sociedad rige, logra que me acuerde de ti, flor que el alba tintó de su color. En voces ajenas lo oigo y, aún así, me suena tan cercano, tan mío... tan tuyo... idéntico a tu nombre es el de otra mujer, mas en ella te veo a ti... Es tu nombre mi delirio, con el te tengo en mí...

Datrebil

jueves, 30 de octubre de 2008

EL CORAZÓN DUELE

¿Cuántas veces me he preguntado si dolía el corazón? Pensaba que sólo llegaría a dolerle a quien sufriera un infarto o algo parecido; pero ya sé que no es así, no hay que estar enfermo para que el corazón te duela o, más bien sí, enfermo de amor. Me he dado cuenta de que el amor, en este caso, el desamor, daña nuestro órgano vital y sentimental de una forma brutal hiriéndolo considerablemente.
Hace algún tiempo me preguntaba una muy buena amiga que si se podía morir de amor... Entonces le dije que sí, y aún hoy lo afirmo más rotundamente... El amor no correspondido o ese amor imposible dejan una herida mortal en el corazón que te mata poco a poco; se desangra con cada volátil suspiro, con cada amarga lágrima vertida, con cada vano lamento... Lo sé por experiencia propia...
Empiezas a ser un muerto viviente, un zombi que deambula por un mundo vacío, sin sentido, en el que tropiezas una y otra vez. Pero como el ser humano es así, se vuelve a levantar y sigue caminando en busca de su destino sorteando obstáculos como bien puede, sabiendo que tarde o temprano caerá nuevamente... Esa es nuestra vida... una sucesión de idas y venidas, de caídas y levantadas, de subidas y bajadas... alegrías y penas, al fin...
Mientras tanto, mi corazón sigue su ritmo, independiente. Ajeno a tanta paranoia, trata de sacarse las espinas, que el rosal del amor dejó en sus regazos, aferrado a una utopía que ansía desesperadamente... Expira lentamente sin querer darse cuenta, ignora la evidencia, o lo pretende al menos; agoniza por los pétalos de una rosa blanca, por las gotas de rocío que la humedece ligeramente, por la liviana brisa que arrulla su tallo con suma sutileza...
Se desvanece mi corazón... se ahoga en su lamento. Regala su cariño en forma de amistad a la vez que guarda un hueco en su interior para su añorada flor, donde el amor envuelva con mimo su delicada figura.
Me muero por amor... se disipa mi alma entre la niebla del anhelo...
Mas no tengo miedo a morir, nunca lo tuve, y ahora menos; pues sé que entonces... en otro mundo, aún mejor que éste... tú y yo, mi bella rosa, estaremos juntos.

Datrebil

lunes, 27 de octubre de 2008

TE PIDO DISCULPAS

Te pido disculpas... a ti que me acompañaste desde siempre, fiel y tolerante. Que viviste todas y cada una de las experiencias que transcurrieron en mi vida... buenas y malas...
Has disfrutado, tanto como lo hice yo, de momentos alegres ya pasados que hicieron de mí un hombre afortunado; hemos conseguido juntos alcanzar metas y retos marcados... Hemos amado y nos han amado como a nadie... Y también lo hemos compartido, mi gran confidente y yo...
Sabes bien que, por otro lado, hubo esos malos momentos que tratamos de olvidar pero que ninguno de los dos puede, pues pertenecen a nuestro sino. Sufrimos juntos, apoyándonos el uno en el otro, como lo hacen los amigos, siendo el hombro del consuelo que uno busca en esas situaciones difíciles que se presentan en nuestro proseguir. Se cebó el amor conmigo y, cómo no, contigo que padeciste a mi lado las dolencias que provoca ese lado oscuro que lleva consigo, desamor lo llaman.
Amargas lágrimas silenciosas derramaron mis ojos por una rosa blanca que arrebata mi razón llevándome a la locura por los caminos más lastimeros que el amor originó; lágrimas de sangre vertiste tú durante nublosos días en los que los rayos del sol de desvanecían estériles ante la oscuridad de suspiros cargados de soledad y melancolía, y durante noches sombrías en las que se disipaban mis sueños entre estrellas de olvido y luna de ausencia...
Te pido disculpas... por no conseguir el amor de la rosa que anhelo... Sé que aquello cuanto yo quiero lo quieres tú... y sé que procuras la flor que yo más amo; mas por eso sufrimos del mismo modo tanta tristeza... Sólo puedo ofrecerte su amistad tal como me la ofreció a mí, pura y sincera como lo es ella... No más puedo compartir contigo que el calor de su mirada clara, la alegría de su sonrisa bella, el son melódico y delicioso de su voz... Míos son, tuyos son...
Es tu lucha hoy, la misma que la mía... cuidar de su caminar para que no vuelva a tropezar y ofrecerle una mano amiga si al hacerlo nuevamente se necesitara levantar... Soliviantar sus penas como lo haces tú conmigo y complacerse de sus alegrías como si propias fueran es nuestro destino, apegado compañero...
He aquí nuestro legado, corazón mío, loco y maltrecho como lo es mi alma.
Te pido disculpas... a ti, corazón, mi leal amigo.

Datrebil

domingo, 19 de octubre de 2008

AÑORANZAS...

Hoy, como otras muchas tardes de estos últimos meses, anhelo nostálgicamente a la rosa blanca que un día clavó sus espinas en mi corazón para hacerlo suyo desde entonces. Veo en ella oscuros pétalos llenos de tristeza y melancolía que, aunque no consiguen arrebatarle su belleza, van desvaneciendo poco a poco su resplandor sumiéndola en un obstinado desánimo. Añoro con locura tu esplendor, mi linda flor, aquel que logró enamorarme sin remisión.
Ansío demasiado poder gozar, de nuevo, de tu simpatía y de tu alegría inundándome de tu sonrisa; rozar tu alma clara a través de tu hermosa mirada... Sueño cada noche con sumergirme en el lívido mar de tus labios, zozobrar en el impetuoso oleaje de tus besos... despojado naufragar al tibio roce de tu tersa piel que atavía tu cuerpo bello, despertar plácidamente con el calor de tu pecho, con el latir melódico de tu corazón... Son sentimientos guardados bajo llave dentro de mi loco corazón que buscan una ínfima rendija por donde huir, que sólo desean acariciar tu alma y desvelarle aquello que callan sumisamente ahogándome en mi fría soledad...
Ha deslucido tu esplendor la tormenta ya pasada, con ella amargas lágrimas de desamor que rasgaron tediosamente tus ojos y tu pecho. En tu interior sólo ha dejado confusión: el amor y el odio se baten en duelo, la desilusión y la esperanza alzan espadas, disparan a matar el olvido y el recuerdo... el sí y el no... el amor y el desamor...
Son tiempos difíciles, amiga, los que te toca vivir; mas debes saber que no estás sola y no lo estarás jamás. Hay un valeroso ruiseñor que ha apostado por ti y ha hecho méritos para recobrar y merecer tu amor; te ama más que nadie y sabe comprender. Dedícate a él como él lo hará por ti...
Deja las nubes pasar y que la luz del sol te vuelva a iluminar, deja volar a ese colibrí que no supo luchar por tu amor y que prefiere la fragancia de otra flor a pesar de no hacerlo feliz...
Cantará las más bellas melodías, tu honroso ruiseñor, para ti; sacrificará su alegre y libre revolotear para hacerte dichosa, tal como te mereces... confía en ello, mi rosa blanca...
Velará por tu caminar este pobre loco que escribe estas humildes palabras, reflejo fiel de sus sentimientos. Este empedernido romántico al que, su amiga eterna y la pálida sombra que tiene su amistad, se empeñan en definir como un ángel. Lo sea o no, creo que no, cuidaré de ti mientras tú me lo permitas; tendrás siempre mi amistad y mi cariño. Piensa que cuando me necesites y no puedas verme, yo estaré desde donde algún lugar deseando que la suerte te sonría y que la alegría te cobije en sus regazos.
Te regalo la mitad de mi vida... Sí, sólo la mitad; porque la otra mitad, contigo quisiera vivirla...

Datrebil

lunes, 13 de octubre de 2008

MAÑANA...

¿Por qué, amiga eterna, nos hace tanto daño el amor? Acaso es así para todos y no sólo para nosotros dos.
A ti te digo, mi fiel confidente, que...
No será lo mismo, mañana... cuando el destino aún nos distancie más y me arrebate la oportunidad de mirarla a sus bonitos ojos oscuros, transparentes al alma que la engrandece. No podré disfrutar del bello amanecer en su sonrisa, aquella de la que me enamoré; se irá con ella la luz del sol que ilumina mis días, se cubrirá el cielo de grises nubes que dejarán nostálgica lluvia. Llegará la noche mustia, sin luna ni estrellas, se tornará de melancólica oscuridad apoderándose paulatinamente del brillo de mis ojos, tristes por su ausencia. Será en mis sueños donde sólo pueda verte, se quedará en ellos de manera difusa, tal vez; pero latente siempre, su recuerdo será perenne.
Mañana, no será lo mismo... cuando al despertar camine sin rumbo en busca de quién sabe qué, perdido en un mundo que no entiende de amor, sin poder hallar su alegre caminar... Cuando ni siquiera a lo lejos pueda advertir su marcada silueta, contorno hermoso que dibuja una espléndida figura; su bello cuerpo de mujer, motivo de pasiones y envidias, de celos y deseo... No podré oír su dulce voz que me acaricia el oído con pasmosa sutileza, quedarán atrás numerosas conversaciones en las que ese sentimiento que nos trae de cabeza toma posesión de las palabras que se escapan de nuestros labios y que provocan suspiros... ella por él, por ella yo...
No será lo mismo, mañana... cuando no encuentre respuestas a mis preguntas, cuando mi mente domine a mi corazón aunque no lleve razón... Cuando el olvido pretenda desprenderme de su recuerdo sin yo quererlo, dejándome vacío, sin fuerzas para vivir, sumido en amarga tristeza y soledad... No podré regalarle una hermosa rosa blanca, como ya hice un día, símbolo del amor que le profeso, icono de la belleza que irradia con suma simpatía y elegancia.
Mañana, no será lo mismo... no. Pero, a pesar de su ausencia, ella seguirá presente mientras haya una bonita canción que deleite mis oídos, mientras el café conserve su agradable aroma y las flores hermosas su dulce fragancia de manera que mi olfato préndalos embriagado, mientras la menta deje su singular sabor en mi paladar deliciosamente, mientras mis manos sientan la brisa que acaricia su rostro aún en la distancia o mientras mis ojos puedan distinguir en un jardín multicolor una bella rosa blanca... Ella estará presente, estará en mí... será parte de mí... como lo eres tú, amiga eterna...
¿Por qué nos hace tanto daño el amor, lo sabes tú?

Datrebil

jueves, 2 de octubre de 2008

TUYO SIEMPRE

Cuánto dolor trae consigo el amor y aún así no dejamos de amar...
Es tu pena, la pena mía; pues no podría ser feliz si al mirar a tus lindos ojos viera en ellos tristeza alguna. Es tu alegría, la alegría de mi alma; pues comparto y disfruto de la felicidad que dibuja en tu bello rostro la más hermosa de las sonrisas. Mas no sea feliz mi corazón que, aún viéndote contenta, sangra herido por no poderte tener. Lloran mis tristes ojos lágrimas carmesí, amargas como la hiel, que buscan su descanso en el frío abismo del olvido.
Ay! Aferrado a una rosa blanca, late en mi pecho un corazón maltrecho que por tenerte cerca vive y en la distancia muere.
Sentimientos ocultos que lidian por aflorar aturden mi mente, luchan contra la razón que se muestra firme y decidida aunque en ocasiones vacile ante la insinuante duda que trata de confundirla. Sentimientos que gritan mis ojos, en mi mirada marcados, y que sellan mis labios con profuso silencio, con mudo lamento.
Busca mi bella flor consejos de amigo, que presto encuentra. Suspira desconcierto por un amor que olvidó arriesgar por conseguir su anhelo y que deshoja, poco a poco, la ilusión que floreció en su corola. Ponen en sus brazos, mis consejos, los tiernos pétalos de mi flor amada, pese a que mi corazón se rompa en pedazos. Es su felicidad, la mía... aunque dolor me aflija... Es mi amor por ella, mi muerte; mas su amistad, es mi resurrección... tienes en mí a un amigo, tuyo siempre...
Ensalzados en lucha diaria nuestras almas, aún en diferentes frentes, unidas por una sola causa... el triunfo del amor. Mi dulce flor por su galante colibrí; por ella, mi corazón... por amor los dos...

Datrebil

domingo, 28 de septiembre de 2008

SENTIMIENTOS ENCADENADOS

En el recuerdo vuelve a quedar la luz de tu mirar, maldita tristeza que roba el brillo de tus ojos bellos sin ningún reparo. Se lleva consigo tu característica alegría, de ella sienten celos las estrellas que en las lánguidas noches velan por la luna; borra atrozmente de tu lindo rostro tu agraciada sonrisa, envidiada por serpientes de lengua larga y viperina que un día tomaron forma de mujer (error cometido por Dios el de otorgarle a tan malévolos seres, un cuerpo tan divino).
Es injusto el destino contigo, mi flor hermosa, no trae sol dos días seguidos sin que arrecie un chaparrón que ahogue tus esperanzas y sueños en amargas lágrimas de pena y desazón. Golpea violentamente tu pecho antes que recupere su latir tu maltrecho corazón, que agotado perece entre dos caminos: uno, por el que tus pies descalzos ya pisaron y nuevamente aparta las piedras del piso para que puedas pasear aferrada al olvido; y otro, novedoso e incierto que ofrece apetecibles ilusiones por vivir y que arroja pétalos de rosa por el suelo que has de pisar. Cruel destino, que te brinda dos caminos... el primero, que tiene las puertas abiertas por el que ya anduviste y dudas si quieres volver a recorrer; y un segundo, por el que deseas ardientemente transitar y cuyo guardián, sus puertas, no se atreve a abrir para que puedas pasar. Sí, amiga mía, cruel sino el tuyo... tan ligado al mío...
Embarga mi alma tu tristeza, se ensombrece a la par mi mirada... se halla mi corazón encogido por tan hondo penar; en él habita un trozo ajeno, marcado a fuego lleva tu nombre, regalo que un día me ofreciste con tu sincera amistad... Suspiros que se lleva el viento a un mundo perdido donde confluyen lamentos, ilusiones rotas, desesperanzas y olvidados anhelos... sentimientos encontrados que no recibieron añorada respuesta...
Suena el teléfono, mis piernas tiemblan... se oye una voz desgarradora, compungida por el desasosiego, casi desvanecida... es tu afligida voz, mi bella rosa blanca... Busca consuelo, una palabra de aliento, tal vez un consejo... El apoyo de un amigo... que rápido encuentra... a pesar de soportar el peso de las cadenas que atan sus manos y sus sentimientos...
Es mi corazón no sólo un latido de amor que busca y no encuentra, disipándose en el olvido; sino es, ante todo, un latir amistoso y sincero... que ofrece sin pedir nada a cambio... aunque muera de sufrimiento por conseguir que tu alma retoce de alegría como antaño lo hacía...

Datrebil

jueves, 18 de septiembre de 2008

LUNA HERMOSA, LINDA ROSA

De nuevo la luz de la bella luna, dueña de la noche, tocó mis afligidos ojos devolviéndoles el brillo de antaño, ya casi olvidado. Dibujó en mi rostro, castigado por el paso del tiempo, una risueña sonrisa que despierta mi alma adormecida por el dolor que siente al ver cuanto sufre su anhelada rosa clara. Coquetea, mi agraciada luna, entre juguetonas estrellas que no la pierden de vista; desvela sus encantos adorablemente, embriagándome despacio de su preciada presencia. Sacude tenazmente mis cinco sentidos, los hace suyo; sensación extraña envuelve mi ser, el deseo de poderla abrazar se hace latente. Me arrebata certeramente un trozo de mi henchido corazón, con él se lleva parte de mis sentimientos... mi cariño, uno de ellos.
Reina en la noche es mi amiga, la luna sencilla, que mi admiración provoca con su buen hacer y su distendida alegría; faro, que irradia luz desde su gran corazón, ilumina el camino de los mortales que velan laboriosos el proseguir cotidiano de sus destinos... Hermosa luna, niña encantadora que alegra mi llegada con besos amistosos, con exultante sonrisa, presagiando el inevitable final de las horas oscuras que rigen su plácido deambular...
Con su despedida nace el nuevo día... Son los rayos refulgentes del sol, en esta ocasión, los que dan vida al nuevo caminar; alumbran con sutileza los delicados pétalos de mi linda rosa blanca, diosa de la mañana que acaba de comenzar... Son las gotas de rocío que resbala corola abajo, amargas lágrimas derramadas provocadas por la desesperanza de ver como el tiempo pasa sin que su querido jardinero, aquel por el que vierte mil suspiros, la tome en su mano decidido prendiendo, al fin, en su corazón la llama del amor...
Yo, complaciente colibrí que gusta del dulce néctar de la amistad que desprende su alma, la cuida con mimo... razón de mi existir. Espanto víboras arpías que procuran marchitar su hermoso resplandor, su radiante alegría, con despreciables y rastreras artimañas; procuro apartar las sombrías nubes que tornan de tristeza su hermosísimo mirar para que la liviana brisa de ilusiones coloreen, de nuevo, en su rostro bello la sonrisa de la que perdidamente me enamoré, hace tiempo ya.
Rosa albina que pinta alegres trazos de acuarela en mi ser, es por ella que late mi loco corazón. No rozarán mis ásperas manos, tu suave piel; no besarán mis labios, tu terso cuello, ni tus labios dulces... serán otra las manos que las disfruten; mas no por ello se desvanecerá mi sonrisa, pues mientras en tus cristalinos ojos reflejada la vea, mi alma seguirá viva...
Luna hermosa, linda rosa... nocturna, una; diurna, otra... suspiro por vuestra dicha...

Datrebil

domingo, 7 de septiembre de 2008

ME DUELE AMARTE

Cómo hacerle caso a mi buena amiga si me pide que te olvide y deje de lado aquello cuanto siento por ti, no es fácil... no lo es. De hacerlo dejaría de ser fiel a mi corazón, mi alma quedaría vacía... moriría sumido en mi soledad, en la pena más profunda.
Me duele amarte, sí, me duele demasiado... mas si dejara de hacerlo el dolor sería aún más insoportable; no habría, entonces, ningún motivo para vivir, se desvanecería la razón de mi existir...
En cada una de tus miradas se llevan consigo tus luceros bellos, la luz de los míos; cuando se apartan ajenos y sordos a cuanto gritan mis tristes ojos. Quisiera, en esos instantes que cegaran por siempre para que no sufrieran más, pero acaso no me dolería más dejar de ver tu linda sonrisa, no sería más lastimoso no poder percibir a través de tu oscuros ojitos tu alma clara y hermosa...
Me duele amarte, sí, me duele demasiado... mas prefiero tener un corazón maltrecho por el amor no correspondido que uno sano por no haber sentido latir alguno de amor pleno y dichoso...
Tenerte entre mis brazos besando tus suaves labios pasó de ser un bello sueño a una inverosímil utopía, que ya tengo bastante asumida. Ilusiones que se disiparon entre mis dedos como se escapa el humo del cigarro que se consume paulatinamente entre los tuyos. Anhelos por los que daría mi vida sin pensarlo, pero que canjeo por un segundo de tu presencia, por una palabra que en confianza compartes conmigo, por una deliciosa sonrisa que simpáticamente me regalas cada mañana... por tu amistad sincera...
Me duele amarte, sí, me duele demasiado... mas elijo ser el hombro que recoge tus amargas lágrimas derramadas por el desamor que lastimó tu pecho y ser la palabra de aliento que necesita tu alma que se disipa abatida en un mundo diáfano de sentimientos...
Pues más me daña el sufrimiento que llevas por dentro y socava tu ser. Te ahogas sin remisión en un mar de confusión, entre olas bravías que agitan en contraposición dos viriles vientos: uno que quiere y puede, y otro que quiere, también, pero que no se atreve a querer... Barquito a la deriva que surca aguas turbulentas en busca del luminoso faro que lo lleve a buen puerto es tu vida; la mía, suspiros de un marinero sin su querido navío que zozobra vagando por océanos de desesperanzas y olvidos...
Me duele amarte, sí, me duele demasiado... mas no dejaré de amarte, por mucho que me duela...
Como seguir los consejos de mi amiga fiel, si prefiero vivir y morir entre alegrías y quebrantos... teniéndote en mi presente como una rosa que el alba colorea en sus regazos...

Datrebil

viernes, 5 de septiembre de 2008

SUEÑOS

Cierro los ojos cada noche sin saber si se abrirán de nuevo al despertar, pero no me importa; pues será entonces cuando mis sueños no terminen y me lleven más allá... donde la embelesada luna que engalana el cielo sea testigo de un amor sincero...
Es sólo en ms sueños donde la calma acaricia mi alma, se apiada por fin de mi ser la ansiedad y la angustia, fieles compañeras en mi frecuente caminar. Libre de todo peso se desliza mi cuerpo entre las sedosas nubes de este ficticio mundo, buscando la deliciosa sombra de tu figura que apresurada tiende a su pasional encuentro... Fundidos en un estrecho abrazo, levitando nuestras ánimas, comienza el baile efímero de estrellas fugaces...
El sutil tacto de tu tersa mano sobre mi desnudo torso eriza mi piel, embriaga de encanto mi mente que ya nada entiende; es una liviana brisa que agasaja el delirio de este místico momento; sensación inusitada que provoca mi desconcierto, no hayo diferencia entre lo fantasioso y lo real.
Repentinamente un gran resplandor ciega a la desprevenida luna, es el luminoso reflejo nacarado que esboza tu hermosa sonrisa, don divino de los mortales; aquella que prendió toda mi admiración y despojó la mirada de mis ojos para hacerla suya. Ojos míos que en plena oscuridad quedan si en tus bellos luceros, transparentes a tu alma cálida, reflejar no puedo mi mirar; pues es así como mi vida cobra sentido y olvido, por un instante, mi errante deambular.
Se culmina mi soliviantado sueño con la llamada anhelante de tus melosos labios, procuran rozar los míos, aquellos que mueren por saborear el delicioso dulzor de tus besos...
Sueños... deleite de un soñador que no quiere despertar si al abrir sus ojos, a su lado no te pudiera encontrar...
Suspiros que se llevan mi vida... mi alma... Deseos que desgarran jirones de mi pecho... de mi corazón... Se abren, en la más absurda realidad, las puertas de mi vida para que puedas, mi bella rosa blanca, pasear de mi mano por estos lares... lejos de las bonitas fantasías que nos unió en el más allá...

Datrebil

martes, 2 de septiembre de 2008

LO ERES TODO

Quería escribir algo alegre esta tarde para cuando leyeras estas humildes letras te sintieras contenta, pero no encuentro palabras para hacerlo. Hay demasiada pena dentro de mí que no me permite ni siquiera pensar en algún motivo que haga sonreír mi alma, por mucho que lo intente.
Sufro con tu dolor, me duelen tus sufrimientos... son tus penas, mi agonía. Tus amargas lágrimas colmadas de desamor, de confusión y de qué sé yo... son afiladas dagas que clavan su frío acero en mi pecho desgarrando mi corazón maltrecho. Cada gota salada que se escapa de tus ojos lindos se lleva consigo un suspiro mío, lamento que clama al cielo, donde pasean mis nubes, el pesar que llevo dentro por verte llorar.
Hubiese deseado escribirte frases bonitas que alegraran tu vida, mas no me es posible. Mi mente no discurre más que por los caminos sinuosos que mi sino me ha ido deparando, pues se empeñó en variar el curso establecido por otro más dañino. Confundió el fausto camino de la amistad con el espinoso sendero del amor, conduciéndome por la vereda que pisaron tus pies descalzos en busca de nuevos aires. Vientos ávidos de renovadas sensaciones que no trajeron más que hirientes lluvias, embargando de desasosiego tu alma sensible y frágil, hermosa y preciada, como el reconocido cristal de Murano. Procuró para mí, ser los zapatos de tus desnudos pies, para que te ayuden a caminar por tan difícil senda; dispuso para mí, ser el abnegado paraguas que te cubra de tan arduo aguacero para que no se humedezca tu delicado cuerpo... anhelo de mis sueños, sueño de mis anhelos...
Quise escribir cuán bella era la vida, pero no fui capaz; las luminosas palabras se ensombrecían con cada letra encadenada... Se tornó de gris el cielo que irradiaba tu sentir, reluciente azul en tiempo atrás, arrastrado por las inclemencias de destinos cruzados entre los cuatro puntos cardinales que rigen los designios del presente y del futuro en tu errante caminar... Seré yo, si quieres, la brújula que oriente tu camino, que acompañe tus pasos en este fatigoso trecho que no ha hecho más que empezar...
Sin apenas darme cuenta te has convertido en el centro de mi beligerante deambular, lo eres todo para mí y mucho más... Preciosa rosa que deja su fragancia impregnada en mi alma yerma, desnuda ante ti...
Ya se apodera la tristeza de tu alma como lo hizo la oscuridad de tus bellos ojos; no permitas que llegue a tu corazón, no lo permitas. Está en él tu grandeza, toda tu pureza... no dejes que se endurezca, cuida con mimo la llama que lo mantiene latente.
Ama como nunca amaste antes, aunque amando te equivoques... pues errar en el amor no es más que vivir habiendo amado... y en la vida, morir sin haberlo hecho...

Datrebil

viernes, 29 de agosto de 2008

TE NECESITO

Miro a la derecha y no te veo, te busco a mi izquierda y no te encuentro; te siento muy lejos de mí, demasiado distante... ausencia atroz que destroza mi alma en mil pedacitos. Pasa el tiempo devastando a su paso ilusiones y esperanzas... dejando desasosiego y desánimo que ahoga con manos firmes el penúltimo aliento que me queda...
Se derrumba mi cuerpo en la esquina de mi habitación, allí donde mis pensamientos y anhelos toman forma escrita. Sentado en el suelo intimo con la melancolía, lucho contra el dolor de tu ausencia, me bato en duelo con mi cruel y despiadado destino. Suenan tristes notas, desgarradores acordes de una melodía que refleja mi sentir, que se llevan consigo: un deseo, probar la dulce miel de tus labios; un sueño, bailar pegados aquella canción que un día te hizo estremecer; una quimera... tenerte por siempre a mi lado para poderte ofrecer mi cariño...
Resentido con el mundo por aquellos designios que me tocó vivir, lidia mi suerte por conseguir, al menos, una sola de tus bellas sonrisas; pugnan mis abatidos ojos por recibir, aún sólo por un instante, el penetrante brillo de tu hermosa mirada. Flor en el desierto de mi vida, bella rosa blanca que floreció en el frío páramo de mi sino... te necesito...
Se desvanecen mis fuerzas... se las lleva la distancia, el paulatino transcurrir de los días... Apenas siento latidos en mi pecho, muere lento mi loco corazón rasgado a jirones por la nostalgia, por el quiso y no pudo... ni podrá... Agoniza mi volátil alma en su errante caminar, abatida por un corazón ajeno que palpita por otros lares y que ignora su sentir. Sólo aliviado mi quebranto, en ciertos momentos, por el consuelo sincero de una divina luz que cruzose en mi camino, distante en el espacio y cercana en los sentimientos... fiel confidente, mejor amiga...
Cargado con una mochila de deseos camino con ritmo cansino mis últimos pasos, en cada uno de ellos se disipa una alegría, un anhelo... Vago entre sueños rotos e ilusiones perdidas sin saber dónde me llevan o hacia dónde voy... sólo y sin ti...
Estocada certera que el destino propició, herido de muerte... No late ya mi perturbado corazón, mustio como el clavel que la fina lluvia no riega y que los rayos del sol castigan sin remordimiento... Sucumbe con él mi alma clara, lacerada por el sufrimiento que causa la aspiración no conseguida, por las lágrimas que mis ojos no derramaron porque no quisieron lastimar a tus luceros bellos... Con mi corazón díscolo y con mi leal alma expiro yo, sumido en mi soledad... muero por haber amado, por amar y por seguir amando... por no tener tu corazón junto al mío...

Datrebil

viernes, 15 de agosto de 2008

TU FOTOGRAFÍA

Trato de engañarme de nuevo y no lo consigo, no encuentro más formas de hacerlo, todo me lleva a una utopía, a un anhelo imposible. No hay día que no me acuerde de ti, a todas horas, y miro entonces tu fotografía... Te acerca a mí, te siento a mi lado como en otras veces, aún estando tan lejos...
Recuerdo los momentos que juntos hemos pasado, en los que me hiciste volar como lo hace el alegre gorrioncillo que agita incesante sus vivaces alas surcando el viento raudo y veloz; pues estando contigo puedo sentir plena libertad, nada más que tú importa en ese instante, sólo tú...
Tu presencia logra que aquello que parece lóbrego se torne radiante, conviertes la nostálgica lluvia en esperanzadoras gotas de rocío, el insoportable frío de la mañana lo vuelves cálido remanso que acuna mi alma... eres el arcoíris que le da color a mi vida.
Miro de nuevo tu fotografía y me embarga la melancolía, tu ausencia baña mis ojos que luchan por sostener cada una de mis lágrimas, unas resbalan hacia fuera y caen sin reparo sobre el papel que refleja tu bella imagen; otras, en cambio, se precipitan por dentro buscando mi triste corazón desgarrando a su paso mi alma. Se desvanece mi vida en un suspiro; clama al cielo, a la sazón, mi lamento...
Sólo te tengo en un trozo de papel, preciado tesoro, sin duda, que consigue que mis retinas graben tu imagen para no olvidarte jamás. Acaricio sutilmente tu hermoso rostro, belleza inusitada, rozo delicadamente tus labios... aquellos que anhelo besar; siento el calor de tu piel en mis dedos, en la levedad de mi ser... locura, quizá; mas amor lo llamaría yo...
Son eternos los días que paso sin verte, arpías sensaciones intentan apoderarse de mí en tu ausencia, aunque no lo consiguen; tu recuerdo me hace fuerte por fuera, mas muera por dentro por no tenerte.
Observo tu fotografía y se dibuja una sonrisa en mi cara, otra vez encuentro la forma de engañarme, de sentirte tan cerca y de olvidar tu ausencia... aunque pasen las horas y no oiga tu voz, a pesar de que abra mis ojos y el destello de tu mirada no halle... estás en aquel lugar, en una canción, estás presente en el aroma del café, en la más bella flor... estás en una fotografía... que no dejo de mirar...

Datrebil

lunes, 11 de agosto de 2008

LLÁMALO COMO QUIERAS...

Una extraña sensación embarga mi ser desde lo más profundo cuando estoy contigo; quizá no encuentre la forma de definirla, pero sé que la quisiera sentir a cada instante, en cada momento... Mi mundo gira en torno a ti, nada existe ni tiene importancia; se detiene el tiempo, nos quedamos solos...
Unos llaman al sentimiento que se apodera de mí, obsesión. Por perseguir una quimera inalcanzable que me arrastra a confines insospechados. Y, tal vez, no les falte razón. El más leve roce de tu piel, estremece mi alma... me hace levitar, al cielo me lleva... Muero por estar contigo, aunque sólo sea un minuto; te busco entre el gentío desesperado, como si me faltara el aire... tu ausencia me ahoga, se lleva mi vida.
Otros definen este aspecto como ansiedad y es posible que sea así. Tu sutil sonrisa es mi preciado tesoro, valioso legado que afanoso guardo en mi pecho. Un pellizco en el estómago que entumece mi cuerpo siento cuando miro hacia delante y no te encuentro, parecen millares de mariposas revoloteando en mi interior llevándose en el agitar de sus alas mi último aliento, el agónico suspiro de un moribundo.
Para algunos esa sensación no es más que un capricho. Mas no lo creo, el capricho es impaciente, imprudente, impulsivo e irrazonable, incluso se debilita con el tiempo y la separación. Y no es mi caso, aunque pueda ser ilógico, el sentimiento que hacia ti siento es puro, se fundamenta en la paciencia y la prudencia, y carece de impulsos o, más bien, son aplacados previamente. Es un sentimiento comprometido, veraz y sincero.
En cambio, para otros muchos aquello que me sucede es una locura y a veces lo creo. Los pensamientos agitan atrozmente mi cabeza, aturden mi mente... Me hacen entrar en un laberinto inquietante de sensaciones ávidas de respuestas, cóctel de emociones que precipita el latido de mi corazón, que sacude violentamente mi cuerpo. Tu clara mirada queda marcada en mis retinas a fuego, signo evidente de la bondad que reflejan tus bellos ojos. Si loco me vuelve tenerte cerca, menos cuerdo me hace estar lejos de ti.
Afirman convencidos, otros tantos, que es cariño o querer lo que siento por ti, bella flor. Y aunque pueda confundirse con el sentimiento que me concome por dentro, no creo que acierten. Yo lo llamo amor... el querer y el amar no son sinónimos, sino antónimos; el querer lo exige todo, el amar lo entrega todo.
Soy todo tuyo... todo cuanto soy...
He aquí aquello que siento por ti, y que guardo celoso en mi loco corazón... yo lo llamo amor...
Tú... llámalo como quieras...

Datrebil

martes, 5 de agosto de 2008

SENTIMIENTOS ESCRITOS

Son mis humildes palabras fieles marcas que reflejan aquello que mi corazón se empeña en sentir, sin atender cuanto mi cerebro le sugiere. Son sentimientos de un alma errante que vaga entre anhelos y cuentos de hadas, entre sueños rotos y quimeras... en un mundo o en una época que, quizá, no sean los más idóneos... amor o desamor, pasión u obsesión, tal vez...
Sentimientos no correspondidos que me ahogan lentamente, se lleva mi vida sin darse cuenta, se desvanece. Con cada sonrisa tuya, vuela un suspiro mío; procuran paz lisonjera que los una en la eternidad, allí donde todo es posible y no los puedan separar jamás... Triste lamento que se escapa de mi pecho, henchido de amor...
Luchan lágrimas de amargura por no caer al vacío en busca de tu tierna mirada, alocada inocencia que arrebata la cordura de un servidor. Se clavan tus bellos ojos en los míos, esperanzas silenciosas gritan éstos por tan hermoso mirar... Muda percepción y, a la vez, tan locuaz... la mirada.
Paloma cautiva que clama libertad, gira tu mundo en sentido contrario al que quieres llevar. No sabes cuánto quisiera poder pararlo con mis manos para que puedas volar al son de la leve brisa que acaricia tu alma, y poder parar el tiempo para que el latido de tu corazón se perpetúe en el silencio del cielo, allá donde puedes encontrar frondosas nubes por las que poder pasear... No sabes cuánto, mi volátil paloma, quisiera ser tu juguetona sombra en tan lindo volar...
Es un ínfimo segundo de tu presencia, una ofrenda para mí; agradecido la recibo intentando aprovechar tan ansiado instante como si el último fuera. Desprendo de mi loco corazón una preciosa rosa que presto tiendo a regalarte con cada una de mis sonrisas, a pesar de que sus espinas queden clavadas en él hiriéndolo de muerte... mas no hay peor muerte que estar vivo y... no tenerte...

Datrebil

miércoles, 30 de julio de 2008

DIFÍCIL CAMINO

Perdóname por no entenderte; no es fácil, créeme. Tú que me ofreciste aquello cuanto deseé, que con el paso del tiempo me lo fue dando todo... ¿por qué pretendes arrebatármelo ahora? No te escondas... da la cara.
Pusiste la miel en mis labios para que me deleitara con su dulce sabor, regusto del placer y la pasión... Un rojo clavel cuya excitante fragancia embriagó mi ser, aletargando mis sentidos, haciéndolos suyo...
Lograste apartar las nubes que oscurecían mi cielo, dejando hueco para que los luminosos rayos del sol tocaran mi piel, caricia sutil que embelesa mi cuerpo... Y que la brisa liviana mimara mi paso por la vida retirando las piedras del camino para no tropezar...
Tú que del fuego de la pasión permitiste que se prendiera la llama de la inocencia, con sólo una escueta chispa. Llama que avivó el cálido latir de mi corazón, por momentos perdido, en otros hallado... Llama candente que otorga sentido al calor de la vida... de mi vida... chispa divina...
Ilusiones cumplidas, sueños realizados... camino de seda que ante mis ojos situaste. Me merecía tanto, preguntábame yo; quizá no, mas así fue. Entonces, ¿por qué ahora intentas arrancármelo todo? Dime, sé valiente...
Perdóname por no conformarme, no fue fácil, créeme. Tal vez, por tener todo cuanto deseé dejé de valorarlo y busqué más allá, en el lugar donde los sentimientos mandan sobre todo... en el que el corazón coge las riendas de la vida sin dar tregua a la razón. Es allí donde me enviaste, despiadadamente.
Confiado seguí el sendero que marcaste para mí, una volátil senda con delicados pétalos que conducían a la más hermosa de las rosas... una rosa blanca. Frágil flor que dirige mis pasos, a ella me encargaste su cuidado; a pesar de convertir mi estancia terrenal en un errante viaje existencial... que me ahoga y me lastima...
Complicado mundo es el de los sentimientos, mas que por obviar lo evidente nos atormentamos sin consuelo. Es un hecho probado que la mente no doblegará jamás al corazón, aunque esté malherido... maltrecho de tanto amor...
Entregaste en mis manos una tierna rosa que no tocaré jamás, mas muera por ello... anhelando el suave tacto de sus pétalos... su cálido rozar... Resignarme me ha de quedar, pues al menos, de su fragancia puedo apreciar... y de este deleite, mientras persista, nadie me podrá despojar.
¿Por qué pretendes robarme la esencia de tan bello clavel a cambio de la tentación? ¿Acaso, es la hermosa rosa blanca la prueba de convicción que trabaste en mi carrera hacia mi inevitable final? ¿O, tal vez, procuras que salvaguarde su andadura por la fría tierra de la envidia y la maldad?
Perdóname, entonces, mi cruel destino, por no saberte entender. Perdido me encuentro entre mundos distintos. No es fácil... seguir el rumbo que marca mi corazón cuando la realidad se aleja diáfana de cuanto dicta su latir... créeme, no es fácil...

Datrebil

martes, 29 de julio de 2008

BAILANDO CONTIGO

Refleja su belleza la luna en el empedrado piso que bajo nuestros pies se haya, las juguetonas estrellas iluminan la fría calle. Suenan los primeros acordes de nuestra canción, se apagan las farolas al son de la melodía que embelesa mis oídos, que roza mi alma...
Tomo tu suave mano con sumo cuidado, deslizamos entonces nuestros pies sobre la descalza calzada dando rienda suelta al baile de los sentimientos. Fundidos en un abrazo marcamos los pasos siguiendo el melódico soniquete de románticas notas, juntos bailamos tú y yo, igual que lo hace el colibrí con la blanca rosa cuando procura el dulce néctar de tan bella flor.
Te entrego mi corazón desnudo en cada movimiento, se oye el sentido estribillo de fondo... que clama mi verdad...
Acaricia la liviana brisa nuestros tibios cuerpos, que danzan unidos en profundo frenesí. Estoy volando entre tus brazos, hermosa flor, musitando en tus oídos... a corazón abierto... palabras de amor... Besando tus tiernos labios, deleitándome con la miel que de ellos resbala...
Rompe el mágico momento el final de la canción, nos devuelve a nuestros propios mundos, equivocados o no, alejados aún estando tan cerca... Me consume la cruel realidad, se desvanece mi sueño con el agrio despertar...
Llora mi alma tu ausencia en su más hondo penar, mas no derraman sus amargas lágrimas mis desolados ojos; no quieren que los luceros que aman la vean sollozar.

Datrebil

martes, 22 de julio de 2008

VIAJE SIN DESTINO

Cuando estoy contigo de todo me olvido, nada existe más que tú y yo... ni el tiempo, ni la gente... ni el pasado, ni el futuro... tan sólo el presente... nuestro instante...
Vuelo en una nube de esperanzas que empuja con sigilo el viento de las ilusiones; quizá sin rumbo fijo, aunque no me importa si hacia ti me lleva. Suena hermosa música de tus labios que me embelesan con encanto, envuelven mi alma en tibio manto. El cálido tacto de tu piel enajena mi mente, sensible caricia que estremece mi corazón colmándolo de amor... hiriéndolo de muerte...
Navego a la deriva en las olas de un mar de anhelos camino de algún puerto que aún no diviso, mas no me preocupa si estoy contigo. Es tu penetrante mirada la luz guía de los navíos que fondean en alta mar, suspiros y lamentos que no encuentran consuelo, luminoso faro que marca el destino del velero perdido. Reluce de tu boca una bella sonrisa, estrella que el marinero mira para recordar; se resbala de tus labios sensuales la magia de un sueño que yo quisiera atrapar... y no consigo...
Es nuestro instante... presente... no es el pasado, ni el futuro... nada afecta... ni el tiempo, ni la gente... sólo tú y yo... de todo me olvido cuando estoy contigo...
Me invade la nostalgia cuando te marchas, mi corazón se va contigo... mi alma tras él... triste despedida, final cruel. Fría realidad que ni tu recuerdo apacigua, intenta mi razón poner cordura a la situación aunque no lo consigue. Recorre mis venas la melancolía entumeciendo mi cuerpo, la tristeza lo hace suyo... lo entrega tu ausencia... Caigo al vacío... en picado... con amarga soledad...
La congoja cierra mis ojos, abatidos por la pena, de ellos se escapan hirientes lágrimas que se desvanecen en la frialdad del suelo; dejan atrás un sangrante surco grabado a fuego, prueba del martirio... Afligido cuerpo vacío, en eso me he convertido... fantasma enamorado que vaga por un mundo equivocado... Zozobra mi barco errante, se ahoga mi alma en el olvido...
Cuando estoy contigo de todo me olvido, nada existe más que tú y yo... ni el tiempo, ni la gente... ni el pasado, ni el futuro... tan sólo el presente... nuestro instante... Sin ti me mata el olvido, nada existe más que tu ausencia... sólo el vacío... ni el tiempo, ni la gente... ni el pasado, ni el futuro... ni siquiera el presente... tampoco nuestro instante...
Alegría tuve, teniéndote cerca sin tenerte nunca; tristeza tengo, teniéndote lejos habiéndote tenido tan cerca...

Datrebil

sábado, 19 de julio de 2008

LLAVE DE MI CORAZÓN

El reloj de la paciencia consume sus horas, despierta de su letargo la angustia y el desconcierto. Confundido por cien razones, buscando una respuesta... me hallo perdido en falsas ilusiones.
Se lleva el viento del olvido aquellas expectativas que un día crearon dos corazones jóvenes e inocentes confiados en que el camino a seguir sería plácido y sencillo; se desvanecen paulatinamente los lazos que los unen, vuelan sus esperanzas destrozadas en mil pedazos.
El paso ruin del tiempo marca nuestro destino, por momentos más alejados. Días que mueren en la oscuridad de la noche plenos de tristeza y desasosiego, motivo de lamentos y suspiros que no encuentran alivio en el páramo del desvelo... Frías noches que perecen al alba de la mañana colmadas de soledad y resignación, se apaga la llama de la pasión, se disipa la luz del amor... Atrás quedaron dulces sueños, anhelos con entusiasmo forjados... diluidos por el mar de la rutina, arma iracunda que incontestablemente fulmina ánimos y convicciones.
Miro al suelo apesadumbrado en busca de una señal que levante mi mirar, única esperanza que me ha de quedar... A mi lado, inseparable y fiel, mi pálida sombra, compañera de fatiga, confidente silenciosa, sigue mis pasos errantes por el sendero del desamor... Rompe su marcada silueta el paso fugaz de un espectro sombrío que los rayos del sol dibujan en el piso, torno mi mirada al cielo y advierto el vuelo de una paloma que en su pico una rosa porta... ¿no es más que el indicio que añoraba? Quizá, no lo sé...
Si eres tú, bella paloma, la llave que ha de abrir mi corazón, no esperes más... clava la rosa en mi pecho ya que de ella brotará el deseo más hermoso... arráncame el alma de una vez... dame muerte de amor, pues sin amor ya muero... Y si lloras, aunque yo no lo quiera, sin estar ahí, estaré contigo... en cada lágrima derramada...

Datrebil

miércoles, 16 de julio de 2008

EL ESPEJO DEL ALMA

Quisiera cambiar los aciagos sucesos que ocurrieron en tu vida y que marcaron el transcurso de cada día llenándolos de desánimo y confusión... pero no puedo, por mucho que lo intento. Mis palabras no lo consiguen, tampoco mi apoyo... se apaga mi alma con la tristeza de tu mirada...
Dicen que los ojos son el espejo del alma... y no mienten... Aún así, no toda la gente puede ver cuánto expresan, ya que no sólo basta mirar a los ojos para ver más allá... hay que sentir la mirada... hacerla tuya... sólo así se puede ver a través de los ojos...
Yo puedo ver en los tuyos cuánto eres, puedo distinguir tu gran corazón envuelto en un ligero velo de confusión, puedo apreciar la timidez y sensibilidad que cubre aparentemente la dureza exterior que presumes... Reflejan tanto tus bellos ojos... son tan transparentes... capricho de su desnudez...
Pretende mi alma llegar a la tuya a través de tus luceros, pues aquello que ve en ellos la hacen estremecer... trata de prestarle su ayuda para sacarla de esa sombría tristeza que la apaga poco a poco... intenta indicarle el camino hacia la luz de la esperanza, de la alegría... mas no termina de llegar, tu alma se aferra a la desconfianza, a la desesperación que la tiene aturdida... que te tiene a ti confundida... Puedes contar conmigo, con la mano de ese amigo que siempre estará contigo...
Devuélveles la luz a tus ojos, amiga, que no dejen de brillar... hay en tu interior tanta belleza por demostrar, hay tanto entusiasmo por regalar... que no lo puedes olvidar... Es el momento de creértelo, de valorarte como debes... eres especial... y debe saberlo todo el mundo... grítalo sin tapujos, clámalo a los cuatro vientos... que no se apague la luz de tus ojos, niña, no lo permitas... pues mi alma se apagará con ellos...
Me encantaría quererte un poco menos... pero no puedo...

Datrebil

martes, 15 de julio de 2008

ÁNGEL DE LA GUARDA

Dicen por ahí, y no sé cuánto hay de cierto, que todos tenemos un ángel de la guarda que siempre va con nosotros y nos protege.
Hay ocasiones en las que los acontecimientos que me suceden me hacen creer que, efectivamente, debo tener un ángel de la guarda que me ayuda. Quizá porque se solucionó un problema difícilmente solucionable, tal vez porque incomprensiblemente ocurrió algo que evitó una situación peligrosa, o porque interiormente se siente alguna señal que te indica la mejor opción ante una complicada decisión... Así infinidad de motivos y circunstancias que de alguna manera te llevan a pensar que realmente puedan existir, aunque uno conscientemente sepa que no es posible. Aún así, necesitamos, a veces, creer en lo increíble para sentirnos bien anímicamente, ya sea con nosotros mismos como con la vida que nos tocó vivir. Yo creo en ellos...
Incluso, en algún momento he pensado que ese ángel de la guarda no debe ser espiritual o volátil, sino que es, sin saberlo él mismo, aquella persona que se ofrece a ti desinteresadamente y tiende su mano voluntariosamente.
De este modo te veo a ti, amiga mía, como mi ángel de la guarda. Sin conocimiento de causa, te conviertes en el bálsamo que cura mis heridas, tu presencia es el pañuelo que seca mis lágrimas, el último aliento para seguir adelante es tu sonrisa... eres la luz que guía mi errante vida. Una simple palabra, un gesto quizá, una sola mirada basta para olvidar cuán sinuoso fue el camino recorrido y será el que aún nos queda por transitar transformando las duras piedras del angosto sendero en sutiles pétalos de rosa fresca por los que se podría pasear descalzos placenteramente sin miedo a sentir dolor alguno. Dichoso me siento a tu lado, cobijado en el cálido remanso que crean tus sedosas alas logrando, incluso, parar el tiempo y hacerlo mío, eterno instante, anhelo logrado...
Me he preguntado muchas veces, quién sería, en cambio, tu ángel de la guarda, amiga del alma, aquel que cuida de ti y conduce tu destino con buen tino... Ofrecería mi vida, sin pensarlo, por ser yo el afortunado, si requisito para ello fuera necesario y aún sin serlo. No sería más feliz si me vieras como ese ser alado que custodia tu suerte en esta ardua labor que no es más que vivir. Siempre leal, entregado a ti...
Ser tu abnegado confidente, como lo es el dulce elfo para el ángel alado que muere por ti, oído de tus penas, pañuelo de tus lágrimas, almohada de tus sueños... es mi contento, mi alimento...
Tal vez no creas en ángeles de la guarda, ni en elfos y hadas, posiblemente pienses que estoy loco o que desvaría mi razón; mas te aseguro, mi alma amiga, que existen a tu alrededor y los puedes ver... no son más que tus amigos, esos que, aunque no lo parezca, te aprecian, te quieren...
Tú, mi ángel de la guarda... yo, tu ángel alado...

Datrebil

jueves, 10 de julio de 2008

UN ENCUENTRO SOÑADO

Caía la tarde, se perdía en el mar un cielo teñido de cálidos naranjas y rojos, bello tapiz se extendía desde el horizonte hasta la infinidad del firmamento. Las suaves olas azuladas contrastaban con la amalgama de color de tan hermoso atardecer, efímero cuadro que da paso a la noche.
Un muchacho, vestido de blanco inmaculado, baja hacia la orilla de la playa con una botella de Lambrusco, en una mano, y dos copas de fino cristal, en la otra. Lleva la camisa entreabierta, pareciera dejar escapar su corazón para que vuele libre como lo hacen los pájaros, como la cometa que se deshace de las prisioneras manos del niño que juega en la playa; o, quizá, la llevara desabotonada para aliviar el nervioso calor que pudiera sentir, acercándose al fin el encuentro con su amada. En el ojal, una rosa blanca enardecía su belleza
Ella, esperaba sentada en la arena, junto al mar. Su mirada se perdía en el infinito, embriagada por el devenir de las olas que se desvanecían bajo sus pies descalzos. La ligera brisa ondeaba su pelo, los últimos rayos de sol dibujaban en el suelo su sutil silueta... expectante, anhelosa...
Él llega al lado de ella, coge su la flor del ojal de su camisa y la coloca en el cabello de su amada, enardeciendo su belleza. Ella se levanta y une sus labios a los de él; no hubo alguna vez, beso más tierno, más cariñoso...
Dejó él las copas y la botella en el suelo, junto a la toalla donde estaba sentada ella, y pasearon por la playa cogidos de la mano. Conversaron largo y tendido, de un tema y de otro... se besaron, se abrazaron... Aprovecharon juntos las últimas horas de la tarde, disfrutando cada instante.
El colorido cielo dio paso a una plácida noche, la luna y las estrellas no quisieron perderse tan prometedora velada, y tornaron de alegría el oscuro firmamento con brillantes haces de luz. Ya en el punto de encuentro, él descorchó hábilmente la botella de Lambrusco, se sirvieron unas copas y brindaron por tan encantador momento.
Entre el deleite del chispeante elixir, se sucedieron besos y caricias, abrazos y miradas... El ambiente tomaba temperatura, la pasión se desencadenada entre ambos, sus cuerpos se buscaban... y se encontraban...
Suavemente, poco a poco, se despojaban de sus ropas... Piel contra piel, se enarbolaba la fogosidad del encuentro... El uno bebía de los labios del otro, el otro probaba el sabor del cuerpo del uno...
En el cielo, la luna y las estrellas eran fieles testigos del derroche de amor de la pareja. Se fundían sus almas en un ir y venir de caderas, un ardiente baile de placer que danzaban al unísono de sus enérgicos latidos. Se amaron... se gozaron...
... durante toda la noche...
... durante toda la vida.

Datrebil

lunes, 7 de julio de 2008

UNA ROSA BLANCA

Sin atreverme a decirte nada, pasaba frente a ti una mañana tras otra con la esperanza de que tus ojos bellos se clavaran en los míos, de que tus labios regalaran a mis ojos una hermosa sonrisa, aquella que tanto me gustaba y de la que un día me enamoré.
El tiempo pasó sin cambio alguno hasta que el destino cruzó nuestros caminos, un simple “hola” inició lo que es hoy para los dos una buena amistad, al igual que la semilla que siembra el laborioso jardinero para obtener la más bonita de las flores.
Aquel abnegado jardinero, con el cual me identifico, no dejó nunca de regar su preciada semilla. Ilusionado siempre, la cuidaba con mimo cada día esperando paciente que naciera la flor que alegrara su loco corazón. Le hablaba con galantería y con dulzura, para él lo merecía; no dejó de ofrecerle su cariño en sus gestos y en sus palabras, como quien ama por vez primera.
Disfrutó a su lado de espléndidos días soleados sin dejar en cada momento de atender su cometido, los rayitos de luz que recibía su sensible semilla eran para el jardinero motivos de alegría y satisfacción. Llegaron las lluvias y procuró que aquellas lágrimas divinas no oscurecieran su tierno corazón, mas aprovechara de ellas lo que de positivo traían para que creciera aún más enérgica y hermosa.
Brotó impetuosa una preciosa florecilla, una rosa blanca, símbolo de la paz espiritual y del amor platónico; fruto de la abnegación y la fidelidad de un corazón loco y de su preciada semilla. Una hermosa rosa blanca que dignifica a la amistad como el sentimiento más puro y claro, y el más trascendente que cualquier persona pueda llegar a alcanzar y sentir.
Arreciaron tormentas también, sí, tampoco se olvidaron de saludar a delicada florecilla; pero no pudieron con ella, pues el humilde jardinero se mantuvo a su lado sin desfallecer ofreciéndole el calor que necesitó, leal a su loco corazón. Aunque quisieron pisotearla y acabar con su belleza, nada ni nadie pudieron con ella, aún más fuerte se hizo; el jardinero siempre a su lado, para ofrecer sin medidas su devoto servicio.
Caerán los pétalos de tan hermosa rosa blanca con el irremediable paso del tiempo, mas no perderá su esencia, ni su belleza; pues aquella que nació de un sentimiento tan sincero nunca marchitará...
Te regalo ilusionado una preciosa rosa blanca, amiga mía, para demostrarte de este modo la bonita amistad que hoy nos une y que estremece mi alma día a día. Y deseando acérrimamente que perdure por siempre...
Es así que...
... siempre quedará la fragancia en las manos de aquel que repartió rosas...

Datrebil

jueves, 3 de julio de 2008

CELOS

Se esconden las estrellas y la luna como cada mañana, vuelve a salir el sol impetuoso, de nuevo otra vez, y pasa así otro día sin volverte a ver. La paciencia se me agota, me embarga la inquietud...
Siento celos del aire que respiras y que se cuela sigilosamente muy dentro de ti, aquel que te roba un suspiro con premeditación y alevosía cada vez que piensas en el afortunado ser que amas.
Siento celos de la liviana brisa que mueve tu cabello, el mismo que anhelan mis manos poder mesar sutilmente, dejando escapar entre mis dedos los delicados mechones de tu oscuro pelo tal como lo hace el agua de lluvia entre las grietas de las montañas y las rocas cuando corre en busca del riachuelo que la espera impaciente.
De la luz del sol que iluminan tus bellos ojos siento celos; pues ven tu alma mejor que nadie, descubren en tu mirada cuán pura y sana es. Aquella que baila con hadas y elfos a la luz de las luciérnagas en las noches estrelladas, espíritu divino que te lleva por el buen camino. Siento celos de los ojos que miran los tuyos y que se apoderan de la magia que desprenden con gran brillo. Y si lloran tus lindos luceros, Dios no lo quiera, siento celos de tus lágrimas que acarician tus suaves mejillas recorriendo con dulzura su triste destino.
No menos, siento celos de los labios que besan con mimo los tuyos, llevándose consigo la miel de la pasión que resbala de tu boca. Celos de los labios que absorben con descaro la preciosa sonrisa que esconde tras la comisura de tus labios, bella expresión que volvió loca mi cabeza y que enamoró a mi corazón. Santo y seña de la personalidad que te define es tu sonrisa, sensible y cariñosa, noble y simpática... celos siento de aquel que la recibe si no soy yo el agraciado.
Siento celos de las manos que acarician tu tersa piel, que te hacen estremecer con el mínimo roce. Dichosas manos que sienten la ternura de tu cuerpo, el calor desprendido por la exaltación del amor... de esas manos siento celos.
Sí, cómo no iba a ser así, siento celos del torso que oprime tu pecho en un conmovedor abrazo, símbolo del cariño, y que percibe el frenético latir de tu corazón. Cuerpo que se funde con el tuyo en uno solo ante la llama de la pasión... también de ti, cuerpo gozoso, tengo celos.
Celos y más celos siento del corazón que palpita al son del tuyo con cadencioso ritmo; aquel que marca el compás que siguen tus pasos en el romántico baile que puede llegar a ser la vida. Celos del corazón que absorbe tus sentimientos y los hace suyo, sin soltar alguno. Celos del corazón que robó el tuyo para hacerlo suyo, cerrando las puertas a cualquier otro.
Siento celos de todo cuanto te rodea, alma mía: del frío suelo que pisas en cada certero paso, del agua clara que bebes cuando estás sedienta, del carmín de tus dulces labios que engalanan tu sonrisa... hasta de la hermosa rosa blanca que tus finas manos con sutileza tocan...

Datrebil

viernes, 27 de junio de 2008

OTRO DÍA MÁS

Pasan los minutos, pasan... vuelan las horas, vuelan... y mis ojos cansinos no aciertan a dibujar tu sublime figura, anhelo de un divagante soñador que compara tu belleza con las estrellas. Con la mirada perdida en el horizonte... desesperado, ansioso espero tu hermosa sonrisa... luz de la mañana, de la noche su luna...
Pasa el tiempo y verte no consigo, tu ausencia se hace insoportable; días eternos, noches interminables... sin ti la vida carece de sentido. Te busco entre la gente, en cada rincón, en cada esquina, y nada... no apareces, no te encuentro. Ni siquiera sé si podré soportarlo más, la distancia perpetúa mi angustia, arranca cruelmente jirones de mi corazón sin remordimiento alguno, desgarra despiadadamente la faz de mi alma apenada... sosegadamente me mata, me muero sin consuelo.
Anhelo la liviana brisa que levantas cuando mesas tu delicado cabello y que acaricia mi curtido rostro con cuidadoso tacto, transportándome en una nube que pasea por el cielo; tal como una ligera pluma que divaga sutilmente arrastrada por el aire sin rumbo definido... Recuerdo afligido como se clava tu inocente mirada, dulce y afable, en lo más profundo de mi alma, en mi corazón rendido; cual se hunden las espinas de la rosa blanca en las manos del jardinero que la miman con cariño, que la cuidan con esmero... Añoro desalentado la preciosa sonrisa, cándida y tierna, que se escapa de tus labios, regalo de la sencillez y de la simpatía que bien te describen; como lo hace del vigoroso y brillante sol, el esplendoroso haz de luz que se cuela hábilmente por la ventana de mi habitación iluminando la fría cárcel de mis sentimientos... Otro día más sin verte, sin percibir tu cálida presencia... quimera de un vagabundo errante que deambula por los sinuosos senderos del olvido.
No atino a ver el día en el que se esfumen los fantasmas de tu ausencia, aquellos que sin remordimientos abatieron mis esperanzas condenándome al dolor y al quebranto de mi alma, y alcancen, por fin, mis ojos a distinguir tu silueta inconfundible, aquella que rompe las cadenas que unen el mundo real del imaginario fundiéndolos en un solo, liberándome del anhelo... del sueño jamás cumplido... rozar tus labios con los míos...
Castigo de mi sino fue cruzarme en tu camino, penitencia iracunda que tenerte no me permite... desdicha que corroe mis entrañas, que socava mi ser. Si es un pecado amarte, me dirijo feliz al infierno... sus llamas avivarán aún más, si es posible, la pasión que se vislumbra en mis ojos que lloran tu ausencia, colmados de amor, con derrotero incierto...

Datrebil

miércoles, 25 de junio de 2008

LA SONRISA DE UN ÁNGEL

Se advierte a través de la ventana una noche apacible, miro fijamente al cielo y veo en una brillante estrella a un ángel que le sonríe a la luna llena; me recuerda a ti... tan simpática, tan hermosa.
Cierro los ojos y empiezo a soñar, imagino que vuelo hasta ella, que la acaricio sutilmente. Juntos bailamos a son de una música celestial que proviene del más allá... donde cantan los luceros con la luna y el mar. Un paso adelante, otro atrás... medio giro y otro más... ella en mis brazos, yo en los suyos... zapatean los sentimientos... danza el amor...
Cadencioso arrullo de sus sedosas alitas, latir brioso de mi corazón loco... espiral de sensaciones, torbellino de ilusiones... Ángel de medianoche que socavas mi calma con la brisa enamorada del agitar de tus alas, nada evita la magia de este místico momento... en mis brazos te tengo, cuerpo endulzado por la miel del deseo, por el frenesí de la pasión... se funden en una sola tu alma y la mía... el abrazo del amor nos arropa sin pudor...
Sueño que no es un sueño, anhelo que sea un anhelo... ángel de mis nubes, espina de mis rosas blancas... que pasea por mi pecho, que en mi corazón se clava...
Abro los ojos y no noto tu presencia, me embarga el desconsuelo; desvanecido, entonces, cuando advierto la fragancia de la flor que, en mi almohada, un hermoso querubín dejó...
Hoy no luce el sol, siente envidia de tu risa que ilumina el día aún mejor; esta noche no brillarán la luna ni las estrellas, tienen celos de tu sonrisa... pues es la más hermosa que vi jamás...
Sonríe... no dejes de hacerlo nunca... la sonrisa rejuvenece el alma de aquel que la da y de quien la recibe...

Datrebil

martes, 24 de junio de 2008

POR TI

No existe el tiempo cuando estoy contigo, se detiene cuando habla mi corazón, invaden el aire las emociones. Tu mirada dulce se clava en mis tristes ojos, borra de mis labios toda palabra y un ligero temblor se apodera de mi cuerpo. Son mis ojos, entonces, los que expresan en sumiso silencio aquello cuanto quisieran decir mis labios; se pueden leer en ellos cuánto siente mi alma, desprenden los sentimientos que mi corazón ansía regalarte...
Nada tiene importancia teniéndote a mi lado, aunque sólo sea por un instante, como una estrella fugaz; sólo tú, nada más, se me olvida todo lo demás, el mundo deja de girar. El más liviano roce de tu piel me estremece el alma, la hermosura de tu inocente sonrisa me inunda de gozo, me llena de felicidad. Se confunden mis ideas, se esfuma la razón, aparece entonces la pasional cordura del loco, tan diferente a la locura del cuerdo, vaga e insensible. Sólo un pensamiento existe... tú, nada más que tú. Tú y yo, nadie más.
Agonizan mis castigadas manos por acariciar tu tersa piel, por hacerte sentir el calor de la pasión; perecen mis labios por besar tus dulces labios, por probar la miel que se escapa de tu boca; desfallece inevitablemente mi corazón por abrazar tu enorme y bondadoso corazón, por hacerlo suyo en cada vigoroso latido... Y muero yo, sí; me muero por tenerte cerca, por ser tuyo, por hacerte mía...

Datrebil

domingo, 22 de junio de 2008

EL MUNDO SE EQUIVOCA

Con un libro de poesía y una rosa blanca en la mano camino desorientado sin rumbo alguno, con la mirada perdida... con el corazón roto. En cada paso se ahoga un sueño, suspira un lamento; se muere una ilusión, renace el desconsuelo.
Miro al cielo resignado en busca de una respuesta, mas sólo consigo distinguir nubes que no me dejan ver el sol, cruel destino que desalienta mi vida. Fue mi pecado amarte y no tenerte mi penitencia...
Murmura la gente a mi paso, comentan que parezco un fantasma, un alma en pena... Quizá no les falte razón, siento que mi alma ya no está conmigo, que pasea por las nubes del desasosiego en fría soledad aferrándose al recuerdo y al anhelo... pudo ser y no fue, ni será...
Intento olvidarte con cada paso desvalido y parece que lo consigo; mil y un caminos se abren ante mí, la esperanza parece surgir. Pobre iluso, sólo son caminos que me traen irremediablemente tu recuerdo: el bello nombre de una calle que en mis labios suena a canto de ruiseñor, el color de una blusa que a través del escaparate llama mi atención, la canción que más te hizo bailar que suena en la radio de un automóvil que pasa veloz... Mil y un caminos, mil y un recuerdos.
Gélido mundo de imágenes y de personas, los que no conoces y los parece conocer, unos sin sentimientos y otros con demasiados; confuso corazón, hirientes sensaciones, ausencia desgarradora, alma etérea...
Desisto fatigado de mi errante caminar, me siento en un frío banco a solas con mi soledad. Con sutileza abro el libro, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda, precisamente por el bello poema 19, capricho de mi sino, quizá. Más lejos de ayudarme a olvidar, a medida que lo leo me hace recordarte aún más y más, cada palabra, cada verso...
Piensa el mundo que se puede vivir sin amor, mas afirmo yo que el mundo se equivoca.
Melancólicas lágrimas recorren mis mejillas, despidiéndose de unos ojos tristes; a la par caen al suelo mustios pétalos de la rosa blanca, símbolo de la espiritualidad del amor concebido por Platón, que sujeta mi temblorosa mano, desvaneciéndose así su fresca hermosura...
Cae la noche, desafiante, con paso cansino vuelvo a mi casa, morada de suspiros y anhelos, pensando en un nuevo día que acabe con mi desdicha. Rendido a la evidencia clamo al cielo, a aquel que pasea por las nubes, que se apiade de mi alma, pues de mí ya no puede...

Datrebil

jueves, 19 de junio de 2008

QUISERA

Quisiera decirte tantas cosas y, sin embargo, no puedo. Mi corazón se muere por expresar aquello que callan mis labios y que mis ojos te gritan en sumiso silencio. Siento que mi pobre corazón no está contento con la vida que le tocó vivir, a pesar de poseer todo cuanto se necesita para poder ser feliz. ¡Qué se pare el mundo, me quiero bajar de él!
Cruel destino aquel que cruzó nuestros caminos sin ofrecernos, ni tan siquiera, un ápice de oportunidad al encuentro...
Podría decirte tanto con tan pocas palabras, ¡cuánto podría! Con una, quizá, me bastaría para reflejar mis sentimientos. Si tú supieras qué siente mi alma cuando advierte tu cálida presencia, y cuánto sufre al percibir tu fría ausencia.
Quisiera poder olvidarme de ti y, aún intentándolo, no lo consigo. No quiero seguir sufriendo por un imposible, ya no quiero. Me ahogo en el lamento, sin consuelo muero; mas sin saber qué hacer, prefiero morir a soportar lo que siento...
¡¡Te quiero, amor, a voces lo digo... a los cuatro vientos lo grito... al cielo clamo mi sentimiento!!

Datrebil

TÚ EN MÍ, YO EN TI

El sol reluce altanero con gran poderío, ofrece a la mañana que apenas abre sus ojos radiante luminosidad, alegría contagiosa y vigor latente. Trinan jubilosos los pájaros alardeando su preciada libertad, revolotean incesantes de rama en rama brindando contento a los frondosos árboles de cuyas verdes y frescas hojas caen cristalinas gotas de rocío. Se oye a lo lejos el inocente júbilo de niños gozosos que juegan incansables en el parque, corren tras una pelota emulando a sus ídolos futbolísticos. Las hermosas flores que aderezan las calles desprenden su embriagador aroma, regalan sus alegres colores a la vista de los transeúntes; belleza inusitada a la que, ni siquiera, las trabajadoras abejas, tan acérrimas a su labor, pueden evitar sucumbir.
Paradójicamente, tras una ventana se oye un lamento, el corazón loco de un muchacho llora desconsolado, yermo de amor. Busca desesperado una mirada cómplice que le ofrezca aliento y sentido a su incierto caminar, busca una delicada sonrisa que le devuelva raudo a la vida; aquella que pierde paulatinamente en fría soledad, ajeno a la belleza que lo rodea, distante a los sentimientos que enarbolan el alma. No conoció su cuerpo el roce tierno de la suave piel de una mujer, no recibió caricia alguna de tan bello ser; estéril de cariño, de afecto compartido, clama al cielo su infortunio. Solloza su corazón triste por no ser correspondido, por no conocer jamás el amor verdadero; abatido perece sin remedio, se ahoga en su lamento, gime sin descanso...
Confundido con las campanadas de la iglesia que entonan su apacible melodía, se distingue levemente un melancólico suspiro. Es el decaído corazón de una muchacha que expresa su tristeza sumida en su desdicha, inerme y sola. Caen desgarradoras lágrimas por sus tersas mejillas como afiladas cuchillas que afligen hiriente su alma vacía. Sucumbe su corazón maltrecho a la pena, a la amarga soledad; mustio queda sin consuelo anhelando un sentimiento que nunca llegó a experimentar, aquel por el que el mundo gira a pesar de todo... por el amor. Sus gélidos labios nunca sintieron la dulce sensación de un beso, no probó de labios de un hombre la miel de la pasión; aquella que deleitosamente seduce su alma, su cuerpo, su mente. Taciturna muchacha que siente como la flor de su corazón se marchita, que espera a un jardinero presuroso y dispuesto que no acaba de llegar y que, por tan cruel destino, ve como las agujas del reloj agotan inevitablemente el tiempo que le queda...
Tenebrosa noche se cierne en el pueblo, apenas se deja ver la luna entre las densas nubes, las estrellas se ocultan en la lúgubre oscuridad que se apodera de cada rincón. Arrecia copiosa la lluvia, las frágiles ramas de los árboles casi no soportan su fuerza; la tormenta azota todo cuanto afronta su paso, enojado el clima acaba virulento con la paz del lugar. No pueden ya soportar los frágiles pétalos de las flores tan fuertes sacudidas, se desploman resignadas al frío suelo; allí donde recorrerán su último camino, sin un cierto destino, arrastradas por la enérgica corriente de agua que cae calle abajo. No juegan los inocentes niños, ni salen mayores a divertirse; rompe la oscuridad los rayos que se dibujan en el negro cielo, los ensordecedores truenos desafían la calma. La tristeza eclipsa los sentimientos opuestos, se apodera ineludiblemente del pueblo, el ambiente se torna tenso y desolador.
Contradictoriamente, ante tanto estrépito clama un intenso sonido, provienen de dos cuerpos distintos aunque suenan al unísono tal como si fuera solo uno; no es sombrío, a pesar de lo que se pudiera presuponer, sino resuena a esperanza, a alegría, a amor, tal vez. Sí, es inconfundible, el sonido no es más que los latidos de dos corazones que armónicamente palpitan con brío por amor que los une. Es el corazón loco de un muchacho que dejó de llorar porque encontró una mirada cómplice, una delicada sonrisa; es el latir potente de un ser enamorado que grita al cielo su alegría. Es el corazón decaído de una muchacha que ha dejado de suspirar, pues al fin sus gélidos labios probaron de labios de su amado la miel de la pasión, que encontró al jardinero que regaría la flor de su corazón; es el recio latido de un ser enamorado que clama a los cuatro vientos su suerte. Juntos retan al temporal, afrontan las adversidades que se les presentan, desafían al tiempo que transcurre su camino paso a paso, sin remisión... juntos logran dar sentido a sus vidas, enderezan el rumbo de sus destinos; ya no son dos, sino uno...

Hay en lo positivo, algo negativo; y en lo negativo, algo positivo... dice la teoría del Ying-Yang.
Nada más cierto, pues. No queda más que buscar y valorar lo positivo que podemos encontrar en todo aquello negativo cuanto nos acontece; sin olvidar que, aunque todo sea positivo, debemos estar precavidos a lo negativo que pueda acaecer.

Datrebil

martes, 17 de junio de 2008

TUS OJOS

Cierro mis ojos cada noche con la ilusión de ver los tuyos al otro día; hermosa luz que ilumina mi mirada, espejo del alma tuya.
Hablan los luceros de tu rostro bello, sí, a mí me hablan. Me dicen cuánto hay escondido dentro de ti, bajo una aparente fachada infranqueable. Se lee en tu mirar la ternura que te invade, la sensibilidad que inunda tu ser... insinuada calidez, musitada dulzura. Muestran tus lindos ojos, aquello que expresan tus gestos, tus palabras... tu gran corazón, aquel que en tu pecho no cabe.
El reflejo sincero de tu mirada es el agua clara que sacia mi sed; es tu alegre sonrisa, el aire que respiro; tu simpatía, la vida mía. Ojos jóvenes castigados por los acontecimientos que el paso del tiempo dispuso frente a ellos, embargados de desánimo y melancolía, mas no por ello menos transparentes a los sentimientos de tu alma.
Alegría de la mañana, qué no sienta tristeza tu dulce mirar, qué no lloren tus hermosos ojos, no; no quiero verlos llorar. Son tus lágrimas puñales que en mi pecho, rasgando el alma mía, se clavan sin piedad. Ojos de embrujo, no dejéis de brillar; sois la luz que alumbra mi camino, mi triste caminar.

Datrebil

lunes, 16 de junio de 2008

CINCO MINUTOS

Cinco minutos sólo, apenas un cigarrillo, dos sorbos de café; cinco minutos, los más apreciados y anhelados. Aquellos en los que nada más existe, solos tú y yo; ni siquiera el frío rompe la magia, el brillo de tus ojos, la chispa de los míos.
Cinco minutos basta para ver a través de tus ojos lindos cuán grande es tu corazón, tu alma sencilla y pura. Tiempo suficiente para hacerme sentir el hombre más afortunado de esta vida, que cuesta tanto entender; por tenerte a mi lado, aún siendo tan sólo pocos minutos, cinco nada más. Tu compañía alienta mi paso errante y solitario, mi caminar incierto; guía mi destino compartido contigo a lo largo de suspirados trescientos segundos.
Cinco minutos, no más, sólo con estos me conformo; son los que alegra mi alma cada día, los que logran sosiego en mi lucha interna; en la que ni gana la cabeza, ni vence el corazón. No importa más, solos tú y yo, pase quien pase, diga aquel, diga el otro; sólo las melódicas palabras que de tus sensuales labios que se escapan, hipnotizantes y embriagadoras, no importa más.
Cinco minutos, amiga, los más hermosos, los más tristes... según se miren. Siempre hay una tímida sonrisa, que anima mi alma; un delicado gesto, que despierta mis sentidos; una mirada dulce, cómplice, que acelera mi corazón loco. Siempre hay también una despedida fría, ese lastimoso “hasta luego” que anuncia el final del plácido instante, de nuestro momento, aquel que nos emplaza a continuar con la rutina que nos aburre; en definitiva, de nuestros cinco minutos.
Cinco minutos, los más anhelados... ya pasaron, se acabaron ya. La pena encoge mi pecho, mi corazón loco, afligida queda mi alma; nostálgico camino con paso cansino hacia mi sinuoso destino, pensando sólo en otros cinco minutos, en esos de mañana que tanto ansío… los tuyos, los míos... nuestros cinco minutos...

Datrebil

domingo, 15 de junio de 2008

AMISTAD

Cada vez estoy más convencido, por todo lo que me ha tocado vivir, de que hay pocos aspectos de la vida tan hermosos e importantes como la amistad, aunque no la valoremos como se merece, aún más si es sincera, pura, desinteresada... Es, sin duda, la mano firme que te sujeta cuando vas a caer, la manta cálida que te abriga cuando sientes frío, la fuente de agua clara que sacia tu sed... es el amigo, la amiga, la persona que permanece incondicional a tu lado cuando peor te van las cosas, cuando menos te lo mereces... cuando más lo necesitas.
Queda esta amistad por encima de todo aquello cuanto nos rodea, digan lo que digan, hagan lo que hagan, nada ni nadie puede evitar romper los lazos que se crean entre dos amigos por mucho que lo intenten. El cariño entre ambos es infranqueable. Indestructible, imperecedero... pase lo que pase.
¿Es tan difícil de entender? Yo no lo creo, aunque haya gente que se empeñen en quererme demostrar lo contrario.
Es posible que, en ocasiones, la amistad entre dos personas se aproxime más al sentimiento del amor que al propio, sin ir más allá; sin que signifique más que la unión afectiva y la afinidad son tan grandes que puedan confundirse con el amor, sin llegar a éste. No por ello deja de haber un sentimiento profundo de amistad; intenso y hermoso, sí, pero nada más.
¿Por qué, entonces, hay quien no quiere entenderlo y busca dónde no hay, más allá de lo que se ve? ¿Por qué no se preocupan más que de sus asuntos o procuran encontrar un amigo o amiga que les haga comprender y sentir? ¿Es más fácil, acaso, hacer la vida imposible al que se tiene al lado cuando éste intenta aferrarse a un amigo? ¿De minar, a toda costa, la amistad del que pretende conservarla o acrecentarla, si cabe? No lo entiendo, ¿es tan difícil? Yo no lo creo.
Poco puedo hacer, amiga, aunque de mucho valor, quizá. Estaré a tu lado, fiel e incondicional, en todo momento, para ese instante en el que me necesites... apoyándote siempre, disfrutando de tu compañía, de tu forma de ser... de ti, en fin. Seré esa mano firme que te sujeta, la manta cálida que te abriga, la fuente de agua clara que sacia tu sed... Aún a riesgo de que los sentimientos de amistad que nos une puedan llegar a rozar los límites del sentimiento magno, de aquel que sostiene el mundo... del amor.

Datrebil

sábado, 14 de junio de 2008

SENSACIONES

Se apoderan, de nuevo, los sentimientos de mi mente, de mis pensamientos; no acierto a percibir más que sensaciones a ti relacionadas, sólo tú, nada más. Todo gira en torno a ti, no existe algo que te eclipse; eres tú el impulso que mueve mi corazón, la batería de un mecanismo complejo, delicado. Aquello cuanto sueño, cuanto veo, me recuerda a ti; una canción, una poesía,... todo lo que ocurre me lleva a ti.
De repente surge un temor que sobrecoge mi alma, que me inquieta... te alejas de mí, no puedo verte, es tu ausencia mi tormento, aquello que entender no puedo. Qué sería el dos sin el tres, el punto sin la “i”... yo sin ti...
¿Por qué no le hacemos trampas al mismo corazón? ¿Por qué no agarras mi mano sin soltarla jamás? Juntos siempre, sin separarnos más, dos en uno… tú y yo, la luna y el sol.

Datrebil

DOS CORAZONES

Acaso tienes, tú, amiga, dos corazones dentro de tu pecho tal como los tengo yo. Uno que ama todo lo que posee: a la persona que te quiere, a la familia, a los amigos...; y otro que ama, en cambio, a aquello que desearía tener, al anhelo apartado de toda cordura, a la utopía intangible, a la fantasía de sueños que difícilmente se hagan realidad...
Tengo dos corazones, sí, uno que gira a derechas, en el sentido que marca las costumbres de la vida, las imposiciones que uno decidió asumir, la gente que forma parte directa de uno mismo... El otro gira a izquierdas, hacia un quiero y no puedo, un pude y no quise, en el que deambulas sumido en mil por qué, en una confusión desconcertante que te acongoja, en etérea soledad, en búsqueda constante de una respuesta, de un lugar, de alguna persona...
Dos corazones tengo, amiga, uno que valora todo cuanto posee, más allá de lo material; el amor recibido por la persona amada, aquel que nunca podré agradecer en su justa medida, el cariño de una familia comprometida, el calor incondicional del amigo sincero, aquel que está a tu lado antes de necesitarlo, siempre predispuesto... El otro corazón se aferra a lo imposible, a ese desalentador pudo ser, pero no fue; que ama a la amiga risueña, sin que ella ni siquiera lo advierta; que busca todo lo que no está a su alcance, aquello cuanto eclipsó su gemelo, aquel que lo tiene todo...
Son dos, amiga, dos corazones los que en mi pecho tengo. El primero recibe tanto como ofrece o más aún, es alegre y vigoroso, arropado con mil y un tesoro, acompañado de todo cuanto quiere... El segundo, al contrario, cansado se siente de esperar su momento, de regalar su sonrisa, de ofrecer lo que tiene; triste y solo se encoge cada noche anhelando un solo gesto, una leve caricia, se ahoga en un lamento, en un afligido suspiro...
Amiga, también tienes tú dos corazones como los que yo tengo, el uno inmerso en su mundo de felicidad, dedicado a los suyos; y el otro, solitario y desolado, dedicado... dedicado a ti...

Datrebil

viernes, 13 de junio de 2008

ME CUESTA TANTO OLVIDARTE

Se nublan mis ojos de tristeza si no te ven llegar, se tornan grises las nubes bellas si tú no estás; noche sin luna, alma mía, recuerdo latente que no se olvida, noche sin día, alma tuya, tormento cruel que mi corazón acuna.
Te metes en mi mente y duele; tenerte y no tenerte, duele... olvidarte debiera, mas no lo consigo, quizá no lo quiera. Cuán difícil es saber aquello que se quiere, mi cabeza se muestra objetiva, razona el momento y predispone locuazmente un criterio aparentemente correcto; pero, por otro lado, ahí está mi corazón, aquel que se mueve por impulsos, por emociones díscolas, que evade la razón consecuente, que me incita a actuar al instante...
Mi mente olvidarte pretende, aislarte de los sentimientos de mi alma, apartarte de mi círculo afectivo; mi corazón, contrariamente, acercarte quisiera, llevarte intrínseco en mi pecho, forjar de dos cuerpos uno solo...
Si hago caso a mi mente, tu ausencia será letal, la pena cegará la luz de mis ojos, tormentoso futuro si verte no alcanzara, si tu sonrisa bella seducirme no pudiera... Si escucho, en cambio, a mi corazón, cierto es que no dejaría de sufrir por tenerte sin tenerte realmente, mas sí disfrutaría de un segundo de tu grata compañía, mis ojos recibirían la luz cándida de tu dulce mirada, embriagarme podría de tu deliciosa sonrisa... futuro doloroso, sí; pero gratificante, por momentos.
Me cuesta tanto olvidarte, vida distante, mariposa hermosa que agita sus alas sobre el volcán de mi pecho, alegre pajarillo que aturde mi razón con su lindo cantar... es complicado olvidarte, sí; pero, más difícil es aún olvidarte... si olvidarte... no quiero.

Datrebil

PASIÓN DESENFRENADA

Se apaga la tenue luz de la vela junto a dos copas de vino casi vacías sobre la mesa, rompe la oscuridad la difusa claridad de la luna que por la ventana se cuela tímidamente, como si no quisiera incomodar interponiéndose entre los cuerpos presentes, dos almas fundidas en una sola, envueltas en ardiente pasión, pieles receptivas a tan digno placer...
La chica le regala una tierna mirada, una dulce sonrisa que busca complicidad, aquella de aquel que ama fervientemente. Sutil insinuación que el chico capta rápidamente, con sublime suavidad surca él con su cálida mano su delicado cabello, se deslizan sus olas entre sus dedos con palpable ternura. Temblorosa ella siente acelerar su corazón, frenético latido, calor le provoca; por su terso cuello percibe una húmeda sensación, son los labios de su amado que la hacen estremecer. Volcán de fuego son sus besos, ascuas de fervor contenido, preludio obvio del profundo amor que se profesan.
Desabotona la camisa decidida, hace lo propio con el pantalón, con su ropa interior; levemente acaricia su fornido torso, sube la temperatura del ambiente. Con sumo cuidado él descubre la esbelta figura de su chica, se liberan tensiones, se funden sus cuerpos desnudos en un embriagador abrazo, símbolo del cariño sincero.
Ella toma la mano de él, la dirige a su pecho; él lo acaricia delicadamente, como una mariposa toca los frágiles pétalos de una rosa... Se suceden mutuas caricias, roces carnales henchidos de entusiasmo, besos tórridos que rubrican tan bello, tan puro sentimiento... sincero amor.
Cándida escena de amor mana repentina en la penumbra, sus cuerpos dibujan extrañas siluetas, rozan lo inverosímil; placenteros gemidos rompen el silencio de la noche, se desata la pasión, sucumbe la mimosa pareja a la sensual lujuria... con el acto sexual sellan su amor...
Amanece un nuevo día, los luminosos rayos de sol saludan al ángel que dormita sobre la cama plácidamente; le anuncian que su amado ya partió a su cita laboral. Se levanta ella vigorosamente, desbordante de alegría, se acerca al lugar donde consumaron su amor y advierte sobre la mesa una rosa roja y un papel con dos palabras escritas: “TE QUIERO”.

Datrebil

jueves, 12 de junio de 2008

TU AUSENCIA

Como cada día, acudo a la cita que nos une con tanta ilusión que mis pies apenas tocan el suelo, pero no apareces, de nuevo. Es en este momento cuando la pena, la tristeza embarga mi alma, mi corazón se encoge; un suspiro, entonces, rompe el silencio, se torna en lamento... Cierro los ojos resignado y asumo mi soledad, mi amarga soledad. Tu ausencia me ahoga, me falta el aire; me ciega, me falta la luz... me faltas tú.
Recluyo mi nostalgia entre fríos pasillos de melancólicas paredes, prisión metálica con matices multicolor que contrastan levemente con tan hondo penar. Cruel destino aquel que no me da tu querer, que me arranca la esperanza sin redención alguna, sin titubear; maldito sino que te puso en mi camino y sin permitirme, siquiera, acariciarte te aleja de mí, te aparta despiadadamente.
Las horas no pasan, se hacen eternas sin ti; alargan mi angustia, mi errante caminar... Mas como todo en la vida, postreramente llega el final... muere el día, con él mi triste penar. Con la noche se forja un nuevo sueño, la ilusión resurge, cual ave fénix de sus cenizas, con ansias por despertar. Amanece un nuevo día, a la par el mismo anhelar, acudir a la cotidiana cita con esperanza renovada, deseoso de poder disfrutar de tu hermosa sonrisa, de tu inocente mirada, de tu carácter jovial... de ti... alma de mi alma, espina de mi corazón marchito.
Quizá nunca te llegue a tener... lo sé. Mas no renunciaré jamás a tan bello anhelo; no faltaré a la cita... enfermo de amor...

Datrebil

OBSESIÓN

Una sensación extraña embarga mi cuerpo, confunde mi razón, encoge mi corazón, ahoga mi alma... Es tu ausencia, es su presencia; aparente calma, sosegada, tórrida obsesión, enloquecedora. Tú tan lejos, tan próxima ella; cerca te siento, más distante a ella la percibo...
Imagino tu bello y místico rostro, tu afable mirada, tu sonrisa alegre... pues aún sin haberte visto así los concibo; a ella, en cambio, la veo cada día, su hermosa tez, su cristalina mirada, su dulce sonrisa... mi inevitable perdición.
Son chasquidos de tus dedos sobre cada letra, palabras para mis ojos, sentimientos escritos que me llegan muy dentro. Tu sensibilidad se impregna en cada expresión, en todo cuanto escribes, en aquello que se respira al leerlo.
Son sus escuetas palabras, cantos de sirena para mis oídos, escalofríos que recorren mi cuerpo; su sensibilidad palpable en cada sutil gesto, en su tierna mirada, delicioso susurro que mis sentidos gozan con cada suave palabra. Aquí ella, allí tú, tan cerca y tan lejos, tan lejos y tan cerca... qué difícil es.
Miro al infinito con la mirada perdida... te siento presente: acariciarte, abrazarte, hasta besarte puedo, sin más. Me acompañas en mi hastío, compartes mis sueños, fiel, incondicional, mi amiga sincera... haces que me olvide del mundo, que vuele a un lugar de fantasías, un reino distinto, pacífico y placentero, mi espiritual retiro.
Alzo la vista al frente y puedo verla, delante de mí, tan próxima, pero a la vez tan lejos... no podré nunca besarla, ni abrazarla, ni tan siquiera acariciarla... calma aparente, tórrida obsesión. Cruel sino el que me tocó vivir... caprichoso destino aquel... puedo tenerte aún en la distancia; a ella, tan cerca, no...
Es difícil recorrer el camino errante del amor, más complicado es de entender, ya ni lo intento; sentimientos contradictorios, pero tan semejantes, a la vez. Laberinto de emociones, espiral sin final... es el amigo Amor.
No distingo ya si hay calma en ti u obsesión también; si la obsesión por ella me llevó a la calma o no. Mi corazón gira a derechas, mi mente a izquierdas; dichoso amor, amor maldito.
Quizá la aparente calma se convirtió en tórrida obsesión, la suya y la tuya, ya no es una sino dos; a ella la veo, a ti no...

Datrebil