sábado, 14 de junio de 2008

DOS CORAZONES

Acaso tienes, tú, amiga, dos corazones dentro de tu pecho tal como los tengo yo. Uno que ama todo lo que posee: a la persona que te quiere, a la familia, a los amigos...; y otro que ama, en cambio, a aquello que desearía tener, al anhelo apartado de toda cordura, a la utopía intangible, a la fantasía de sueños que difícilmente se hagan realidad...
Tengo dos corazones, sí, uno que gira a derechas, en el sentido que marca las costumbres de la vida, las imposiciones que uno decidió asumir, la gente que forma parte directa de uno mismo... El otro gira a izquierdas, hacia un quiero y no puedo, un pude y no quise, en el que deambulas sumido en mil por qué, en una confusión desconcertante que te acongoja, en etérea soledad, en búsqueda constante de una respuesta, de un lugar, de alguna persona...
Dos corazones tengo, amiga, uno que valora todo cuanto posee, más allá de lo material; el amor recibido por la persona amada, aquel que nunca podré agradecer en su justa medida, el cariño de una familia comprometida, el calor incondicional del amigo sincero, aquel que está a tu lado antes de necesitarlo, siempre predispuesto... El otro corazón se aferra a lo imposible, a ese desalentador pudo ser, pero no fue; que ama a la amiga risueña, sin que ella ni siquiera lo advierta; que busca todo lo que no está a su alcance, aquello cuanto eclipsó su gemelo, aquel que lo tiene todo...
Son dos, amiga, dos corazones los que en mi pecho tengo. El primero recibe tanto como ofrece o más aún, es alegre y vigoroso, arropado con mil y un tesoro, acompañado de todo cuanto quiere... El segundo, al contrario, cansado se siente de esperar su momento, de regalar su sonrisa, de ofrecer lo que tiene; triste y solo se encoge cada noche anhelando un solo gesto, una leve caricia, se ahoga en un lamento, en un afligido suspiro...
Amiga, también tienes tú dos corazones como los que yo tengo, el uno inmerso en su mundo de felicidad, dedicado a los suyos; y el otro, solitario y desolado, dedicado... dedicado a ti...

Datrebil

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese es, sin lugar a dudas, el gran dilema, el corazón partido en dos, por un lado tu alrededor, tu familia, y por el otro, la persona a la que amas en silencio. Es algo que te parte el alma porque además hay ocasiones en que no sabes si haces o no lo correcto, y lo guardas a dentro, y no lo puedes contar... Menos mal que nos queda el consuelo de poder escribir y aunque parezca que nuestro corazón es una desdicha por no poder tener lo que deseamos con toda el alma, yo te aseguro que está lleno de amor por dentro. Creo, que cuando uno ama a alguien y es capaz de tener a esa persona presente aunque esté lejos, de no olvidarse de soñar con ella, ya con eso le damos mucho, y aunque en el fondo nos gustaría darle más, no siempre se puede hacer lo que uno quiere, ya nos gustaría no? El pregunta está en si merece o no la pena el sacrificio, y yo te aseguro que no he encontrado la respuesta, a veces pienso que si y otras muchas pienso que no. En fin, lo importante es poder sentir y poder soñar, eso si que lo tenemos.
Bueno, después de dejarte aquí el Quijote te deseo pases una bonita noche llena de sueños preciosos. Un beso. Hades