viernes, 27 de junio de 2008

OTRO DÍA MÁS

Pasan los minutos, pasan... vuelan las horas, vuelan... y mis ojos cansinos no aciertan a dibujar tu sublime figura, anhelo de un divagante soñador que compara tu belleza con las estrellas. Con la mirada perdida en el horizonte... desesperado, ansioso espero tu hermosa sonrisa... luz de la mañana, de la noche su luna...
Pasa el tiempo y verte no consigo, tu ausencia se hace insoportable; días eternos, noches interminables... sin ti la vida carece de sentido. Te busco entre la gente, en cada rincón, en cada esquina, y nada... no apareces, no te encuentro. Ni siquiera sé si podré soportarlo más, la distancia perpetúa mi angustia, arranca cruelmente jirones de mi corazón sin remordimiento alguno, desgarra despiadadamente la faz de mi alma apenada... sosegadamente me mata, me muero sin consuelo.
Anhelo la liviana brisa que levantas cuando mesas tu delicado cabello y que acaricia mi curtido rostro con cuidadoso tacto, transportándome en una nube que pasea por el cielo; tal como una ligera pluma que divaga sutilmente arrastrada por el aire sin rumbo definido... Recuerdo afligido como se clava tu inocente mirada, dulce y afable, en lo más profundo de mi alma, en mi corazón rendido; cual se hunden las espinas de la rosa blanca en las manos del jardinero que la miman con cariño, que la cuidan con esmero... Añoro desalentado la preciosa sonrisa, cándida y tierna, que se escapa de tus labios, regalo de la sencillez y de la simpatía que bien te describen; como lo hace del vigoroso y brillante sol, el esplendoroso haz de luz que se cuela hábilmente por la ventana de mi habitación iluminando la fría cárcel de mis sentimientos... Otro día más sin verte, sin percibir tu cálida presencia... quimera de un vagabundo errante que deambula por los sinuosos senderos del olvido.
No atino a ver el día en el que se esfumen los fantasmas de tu ausencia, aquellos que sin remordimientos abatieron mis esperanzas condenándome al dolor y al quebranto de mi alma, y alcancen, por fin, mis ojos a distinguir tu silueta inconfundible, aquella que rompe las cadenas que unen el mundo real del imaginario fundiéndolos en un solo, liberándome del anhelo... del sueño jamás cumplido... rozar tus labios con los míos...
Castigo de mi sino fue cruzarme en tu camino, penitencia iracunda que tenerte no me permite... desdicha que corroe mis entrañas, que socava mi ser. Si es un pecado amarte, me dirijo feliz al infierno... sus llamas avivarán aún más, si es posible, la pasión que se vislumbra en mis ojos que lloran tu ausencia, colmados de amor, con derrotero incierto...

Datrebil

miércoles, 25 de junio de 2008

LA SONRISA DE UN ÁNGEL

Se advierte a través de la ventana una noche apacible, miro fijamente al cielo y veo en una brillante estrella a un ángel que le sonríe a la luna llena; me recuerda a ti... tan simpática, tan hermosa.
Cierro los ojos y empiezo a soñar, imagino que vuelo hasta ella, que la acaricio sutilmente. Juntos bailamos a son de una música celestial que proviene del más allá... donde cantan los luceros con la luna y el mar. Un paso adelante, otro atrás... medio giro y otro más... ella en mis brazos, yo en los suyos... zapatean los sentimientos... danza el amor...
Cadencioso arrullo de sus sedosas alitas, latir brioso de mi corazón loco... espiral de sensaciones, torbellino de ilusiones... Ángel de medianoche que socavas mi calma con la brisa enamorada del agitar de tus alas, nada evita la magia de este místico momento... en mis brazos te tengo, cuerpo endulzado por la miel del deseo, por el frenesí de la pasión... se funden en una sola tu alma y la mía... el abrazo del amor nos arropa sin pudor...
Sueño que no es un sueño, anhelo que sea un anhelo... ángel de mis nubes, espina de mis rosas blancas... que pasea por mi pecho, que en mi corazón se clava...
Abro los ojos y no noto tu presencia, me embarga el desconsuelo; desvanecido, entonces, cuando advierto la fragancia de la flor que, en mi almohada, un hermoso querubín dejó...
Hoy no luce el sol, siente envidia de tu risa que ilumina el día aún mejor; esta noche no brillarán la luna ni las estrellas, tienen celos de tu sonrisa... pues es la más hermosa que vi jamás...
Sonríe... no dejes de hacerlo nunca... la sonrisa rejuvenece el alma de aquel que la da y de quien la recibe...

Datrebil

martes, 24 de junio de 2008

POR TI

No existe el tiempo cuando estoy contigo, se detiene cuando habla mi corazón, invaden el aire las emociones. Tu mirada dulce se clava en mis tristes ojos, borra de mis labios toda palabra y un ligero temblor se apodera de mi cuerpo. Son mis ojos, entonces, los que expresan en sumiso silencio aquello cuanto quisieran decir mis labios; se pueden leer en ellos cuánto siente mi alma, desprenden los sentimientos que mi corazón ansía regalarte...
Nada tiene importancia teniéndote a mi lado, aunque sólo sea por un instante, como una estrella fugaz; sólo tú, nada más, se me olvida todo lo demás, el mundo deja de girar. El más liviano roce de tu piel me estremece el alma, la hermosura de tu inocente sonrisa me inunda de gozo, me llena de felicidad. Se confunden mis ideas, se esfuma la razón, aparece entonces la pasional cordura del loco, tan diferente a la locura del cuerdo, vaga e insensible. Sólo un pensamiento existe... tú, nada más que tú. Tú y yo, nadie más.
Agonizan mis castigadas manos por acariciar tu tersa piel, por hacerte sentir el calor de la pasión; perecen mis labios por besar tus dulces labios, por probar la miel que se escapa de tu boca; desfallece inevitablemente mi corazón por abrazar tu enorme y bondadoso corazón, por hacerlo suyo en cada vigoroso latido... Y muero yo, sí; me muero por tenerte cerca, por ser tuyo, por hacerte mía...

Datrebil

domingo, 22 de junio de 2008

EL MUNDO SE EQUIVOCA

Con un libro de poesía y una rosa blanca en la mano camino desorientado sin rumbo alguno, con la mirada perdida... con el corazón roto. En cada paso se ahoga un sueño, suspira un lamento; se muere una ilusión, renace el desconsuelo.
Miro al cielo resignado en busca de una respuesta, mas sólo consigo distinguir nubes que no me dejan ver el sol, cruel destino que desalienta mi vida. Fue mi pecado amarte y no tenerte mi penitencia...
Murmura la gente a mi paso, comentan que parezco un fantasma, un alma en pena... Quizá no les falte razón, siento que mi alma ya no está conmigo, que pasea por las nubes del desasosiego en fría soledad aferrándose al recuerdo y al anhelo... pudo ser y no fue, ni será...
Intento olvidarte con cada paso desvalido y parece que lo consigo; mil y un caminos se abren ante mí, la esperanza parece surgir. Pobre iluso, sólo son caminos que me traen irremediablemente tu recuerdo: el bello nombre de una calle que en mis labios suena a canto de ruiseñor, el color de una blusa que a través del escaparate llama mi atención, la canción que más te hizo bailar que suena en la radio de un automóvil que pasa veloz... Mil y un caminos, mil y un recuerdos.
Gélido mundo de imágenes y de personas, los que no conoces y los parece conocer, unos sin sentimientos y otros con demasiados; confuso corazón, hirientes sensaciones, ausencia desgarradora, alma etérea...
Desisto fatigado de mi errante caminar, me siento en un frío banco a solas con mi soledad. Con sutileza abro el libro, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda, precisamente por el bello poema 19, capricho de mi sino, quizá. Más lejos de ayudarme a olvidar, a medida que lo leo me hace recordarte aún más y más, cada palabra, cada verso...
Piensa el mundo que se puede vivir sin amor, mas afirmo yo que el mundo se equivoca.
Melancólicas lágrimas recorren mis mejillas, despidiéndose de unos ojos tristes; a la par caen al suelo mustios pétalos de la rosa blanca, símbolo de la espiritualidad del amor concebido por Platón, que sujeta mi temblorosa mano, desvaneciéndose así su fresca hermosura...
Cae la noche, desafiante, con paso cansino vuelvo a mi casa, morada de suspiros y anhelos, pensando en un nuevo día que acabe con mi desdicha. Rendido a la evidencia clamo al cielo, a aquel que pasea por las nubes, que se apiade de mi alma, pues de mí ya no puede...

Datrebil

jueves, 19 de junio de 2008

QUISERA

Quisiera decirte tantas cosas y, sin embargo, no puedo. Mi corazón se muere por expresar aquello que callan mis labios y que mis ojos te gritan en sumiso silencio. Siento que mi pobre corazón no está contento con la vida que le tocó vivir, a pesar de poseer todo cuanto se necesita para poder ser feliz. ¡Qué se pare el mundo, me quiero bajar de él!
Cruel destino aquel que cruzó nuestros caminos sin ofrecernos, ni tan siquiera, un ápice de oportunidad al encuentro...
Podría decirte tanto con tan pocas palabras, ¡cuánto podría! Con una, quizá, me bastaría para reflejar mis sentimientos. Si tú supieras qué siente mi alma cuando advierte tu cálida presencia, y cuánto sufre al percibir tu fría ausencia.
Quisiera poder olvidarme de ti y, aún intentándolo, no lo consigo. No quiero seguir sufriendo por un imposible, ya no quiero. Me ahogo en el lamento, sin consuelo muero; mas sin saber qué hacer, prefiero morir a soportar lo que siento...
¡¡Te quiero, amor, a voces lo digo... a los cuatro vientos lo grito... al cielo clamo mi sentimiento!!

Datrebil

TÚ EN MÍ, YO EN TI

El sol reluce altanero con gran poderío, ofrece a la mañana que apenas abre sus ojos radiante luminosidad, alegría contagiosa y vigor latente. Trinan jubilosos los pájaros alardeando su preciada libertad, revolotean incesantes de rama en rama brindando contento a los frondosos árboles de cuyas verdes y frescas hojas caen cristalinas gotas de rocío. Se oye a lo lejos el inocente júbilo de niños gozosos que juegan incansables en el parque, corren tras una pelota emulando a sus ídolos futbolísticos. Las hermosas flores que aderezan las calles desprenden su embriagador aroma, regalan sus alegres colores a la vista de los transeúntes; belleza inusitada a la que, ni siquiera, las trabajadoras abejas, tan acérrimas a su labor, pueden evitar sucumbir.
Paradójicamente, tras una ventana se oye un lamento, el corazón loco de un muchacho llora desconsolado, yermo de amor. Busca desesperado una mirada cómplice que le ofrezca aliento y sentido a su incierto caminar, busca una delicada sonrisa que le devuelva raudo a la vida; aquella que pierde paulatinamente en fría soledad, ajeno a la belleza que lo rodea, distante a los sentimientos que enarbolan el alma. No conoció su cuerpo el roce tierno de la suave piel de una mujer, no recibió caricia alguna de tan bello ser; estéril de cariño, de afecto compartido, clama al cielo su infortunio. Solloza su corazón triste por no ser correspondido, por no conocer jamás el amor verdadero; abatido perece sin remedio, se ahoga en su lamento, gime sin descanso...
Confundido con las campanadas de la iglesia que entonan su apacible melodía, se distingue levemente un melancólico suspiro. Es el decaído corazón de una muchacha que expresa su tristeza sumida en su desdicha, inerme y sola. Caen desgarradoras lágrimas por sus tersas mejillas como afiladas cuchillas que afligen hiriente su alma vacía. Sucumbe su corazón maltrecho a la pena, a la amarga soledad; mustio queda sin consuelo anhelando un sentimiento que nunca llegó a experimentar, aquel por el que el mundo gira a pesar de todo... por el amor. Sus gélidos labios nunca sintieron la dulce sensación de un beso, no probó de labios de un hombre la miel de la pasión; aquella que deleitosamente seduce su alma, su cuerpo, su mente. Taciturna muchacha que siente como la flor de su corazón se marchita, que espera a un jardinero presuroso y dispuesto que no acaba de llegar y que, por tan cruel destino, ve como las agujas del reloj agotan inevitablemente el tiempo que le queda...
Tenebrosa noche se cierne en el pueblo, apenas se deja ver la luna entre las densas nubes, las estrellas se ocultan en la lúgubre oscuridad que se apodera de cada rincón. Arrecia copiosa la lluvia, las frágiles ramas de los árboles casi no soportan su fuerza; la tormenta azota todo cuanto afronta su paso, enojado el clima acaba virulento con la paz del lugar. No pueden ya soportar los frágiles pétalos de las flores tan fuertes sacudidas, se desploman resignadas al frío suelo; allí donde recorrerán su último camino, sin un cierto destino, arrastradas por la enérgica corriente de agua que cae calle abajo. No juegan los inocentes niños, ni salen mayores a divertirse; rompe la oscuridad los rayos que se dibujan en el negro cielo, los ensordecedores truenos desafían la calma. La tristeza eclipsa los sentimientos opuestos, se apodera ineludiblemente del pueblo, el ambiente se torna tenso y desolador.
Contradictoriamente, ante tanto estrépito clama un intenso sonido, provienen de dos cuerpos distintos aunque suenan al unísono tal como si fuera solo uno; no es sombrío, a pesar de lo que se pudiera presuponer, sino resuena a esperanza, a alegría, a amor, tal vez. Sí, es inconfundible, el sonido no es más que los latidos de dos corazones que armónicamente palpitan con brío por amor que los une. Es el corazón loco de un muchacho que dejó de llorar porque encontró una mirada cómplice, una delicada sonrisa; es el latir potente de un ser enamorado que grita al cielo su alegría. Es el corazón decaído de una muchacha que ha dejado de suspirar, pues al fin sus gélidos labios probaron de labios de su amado la miel de la pasión, que encontró al jardinero que regaría la flor de su corazón; es el recio latido de un ser enamorado que clama a los cuatro vientos su suerte. Juntos retan al temporal, afrontan las adversidades que se les presentan, desafían al tiempo que transcurre su camino paso a paso, sin remisión... juntos logran dar sentido a sus vidas, enderezan el rumbo de sus destinos; ya no son dos, sino uno...

Hay en lo positivo, algo negativo; y en lo negativo, algo positivo... dice la teoría del Ying-Yang.
Nada más cierto, pues. No queda más que buscar y valorar lo positivo que podemos encontrar en todo aquello negativo cuanto nos acontece; sin olvidar que, aunque todo sea positivo, debemos estar precavidos a lo negativo que pueda acaecer.

Datrebil

martes, 17 de junio de 2008

TUS OJOS

Cierro mis ojos cada noche con la ilusión de ver los tuyos al otro día; hermosa luz que ilumina mi mirada, espejo del alma tuya.
Hablan los luceros de tu rostro bello, sí, a mí me hablan. Me dicen cuánto hay escondido dentro de ti, bajo una aparente fachada infranqueable. Se lee en tu mirar la ternura que te invade, la sensibilidad que inunda tu ser... insinuada calidez, musitada dulzura. Muestran tus lindos ojos, aquello que expresan tus gestos, tus palabras... tu gran corazón, aquel que en tu pecho no cabe.
El reflejo sincero de tu mirada es el agua clara que sacia mi sed; es tu alegre sonrisa, el aire que respiro; tu simpatía, la vida mía. Ojos jóvenes castigados por los acontecimientos que el paso del tiempo dispuso frente a ellos, embargados de desánimo y melancolía, mas no por ello menos transparentes a los sentimientos de tu alma.
Alegría de la mañana, qué no sienta tristeza tu dulce mirar, qué no lloren tus hermosos ojos, no; no quiero verlos llorar. Son tus lágrimas puñales que en mi pecho, rasgando el alma mía, se clavan sin piedad. Ojos de embrujo, no dejéis de brillar; sois la luz que alumbra mi camino, mi triste caminar.

Datrebil

lunes, 16 de junio de 2008

CINCO MINUTOS

Cinco minutos sólo, apenas un cigarrillo, dos sorbos de café; cinco minutos, los más apreciados y anhelados. Aquellos en los que nada más existe, solos tú y yo; ni siquiera el frío rompe la magia, el brillo de tus ojos, la chispa de los míos.
Cinco minutos basta para ver a través de tus ojos lindos cuán grande es tu corazón, tu alma sencilla y pura. Tiempo suficiente para hacerme sentir el hombre más afortunado de esta vida, que cuesta tanto entender; por tenerte a mi lado, aún siendo tan sólo pocos minutos, cinco nada más. Tu compañía alienta mi paso errante y solitario, mi caminar incierto; guía mi destino compartido contigo a lo largo de suspirados trescientos segundos.
Cinco minutos, no más, sólo con estos me conformo; son los que alegra mi alma cada día, los que logran sosiego en mi lucha interna; en la que ni gana la cabeza, ni vence el corazón. No importa más, solos tú y yo, pase quien pase, diga aquel, diga el otro; sólo las melódicas palabras que de tus sensuales labios que se escapan, hipnotizantes y embriagadoras, no importa más.
Cinco minutos, amiga, los más hermosos, los más tristes... según se miren. Siempre hay una tímida sonrisa, que anima mi alma; un delicado gesto, que despierta mis sentidos; una mirada dulce, cómplice, que acelera mi corazón loco. Siempre hay también una despedida fría, ese lastimoso “hasta luego” que anuncia el final del plácido instante, de nuestro momento, aquel que nos emplaza a continuar con la rutina que nos aburre; en definitiva, de nuestros cinco minutos.
Cinco minutos, los más anhelados... ya pasaron, se acabaron ya. La pena encoge mi pecho, mi corazón loco, afligida queda mi alma; nostálgico camino con paso cansino hacia mi sinuoso destino, pensando sólo en otros cinco minutos, en esos de mañana que tanto ansío… los tuyos, los míos... nuestros cinco minutos...

Datrebil

domingo, 15 de junio de 2008

AMISTAD

Cada vez estoy más convencido, por todo lo que me ha tocado vivir, de que hay pocos aspectos de la vida tan hermosos e importantes como la amistad, aunque no la valoremos como se merece, aún más si es sincera, pura, desinteresada... Es, sin duda, la mano firme que te sujeta cuando vas a caer, la manta cálida que te abriga cuando sientes frío, la fuente de agua clara que sacia tu sed... es el amigo, la amiga, la persona que permanece incondicional a tu lado cuando peor te van las cosas, cuando menos te lo mereces... cuando más lo necesitas.
Queda esta amistad por encima de todo aquello cuanto nos rodea, digan lo que digan, hagan lo que hagan, nada ni nadie puede evitar romper los lazos que se crean entre dos amigos por mucho que lo intenten. El cariño entre ambos es infranqueable. Indestructible, imperecedero... pase lo que pase.
¿Es tan difícil de entender? Yo no lo creo, aunque haya gente que se empeñen en quererme demostrar lo contrario.
Es posible que, en ocasiones, la amistad entre dos personas se aproxime más al sentimiento del amor que al propio, sin ir más allá; sin que signifique más que la unión afectiva y la afinidad son tan grandes que puedan confundirse con el amor, sin llegar a éste. No por ello deja de haber un sentimiento profundo de amistad; intenso y hermoso, sí, pero nada más.
¿Por qué, entonces, hay quien no quiere entenderlo y busca dónde no hay, más allá de lo que se ve? ¿Por qué no se preocupan más que de sus asuntos o procuran encontrar un amigo o amiga que les haga comprender y sentir? ¿Es más fácil, acaso, hacer la vida imposible al que se tiene al lado cuando éste intenta aferrarse a un amigo? ¿De minar, a toda costa, la amistad del que pretende conservarla o acrecentarla, si cabe? No lo entiendo, ¿es tan difícil? Yo no lo creo.
Poco puedo hacer, amiga, aunque de mucho valor, quizá. Estaré a tu lado, fiel e incondicional, en todo momento, para ese instante en el que me necesites... apoyándote siempre, disfrutando de tu compañía, de tu forma de ser... de ti, en fin. Seré esa mano firme que te sujeta, la manta cálida que te abriga, la fuente de agua clara que sacia tu sed... Aún a riesgo de que los sentimientos de amistad que nos une puedan llegar a rozar los límites del sentimiento magno, de aquel que sostiene el mundo... del amor.

Datrebil

sábado, 14 de junio de 2008

SENSACIONES

Se apoderan, de nuevo, los sentimientos de mi mente, de mis pensamientos; no acierto a percibir más que sensaciones a ti relacionadas, sólo tú, nada más. Todo gira en torno a ti, no existe algo que te eclipse; eres tú el impulso que mueve mi corazón, la batería de un mecanismo complejo, delicado. Aquello cuanto sueño, cuanto veo, me recuerda a ti; una canción, una poesía,... todo lo que ocurre me lleva a ti.
De repente surge un temor que sobrecoge mi alma, que me inquieta... te alejas de mí, no puedo verte, es tu ausencia mi tormento, aquello que entender no puedo. Qué sería el dos sin el tres, el punto sin la “i”... yo sin ti...
¿Por qué no le hacemos trampas al mismo corazón? ¿Por qué no agarras mi mano sin soltarla jamás? Juntos siempre, sin separarnos más, dos en uno… tú y yo, la luna y el sol.

Datrebil

DOS CORAZONES

Acaso tienes, tú, amiga, dos corazones dentro de tu pecho tal como los tengo yo. Uno que ama todo lo que posee: a la persona que te quiere, a la familia, a los amigos...; y otro que ama, en cambio, a aquello que desearía tener, al anhelo apartado de toda cordura, a la utopía intangible, a la fantasía de sueños que difícilmente se hagan realidad...
Tengo dos corazones, sí, uno que gira a derechas, en el sentido que marca las costumbres de la vida, las imposiciones que uno decidió asumir, la gente que forma parte directa de uno mismo... El otro gira a izquierdas, hacia un quiero y no puedo, un pude y no quise, en el que deambulas sumido en mil por qué, en una confusión desconcertante que te acongoja, en etérea soledad, en búsqueda constante de una respuesta, de un lugar, de alguna persona...
Dos corazones tengo, amiga, uno que valora todo cuanto posee, más allá de lo material; el amor recibido por la persona amada, aquel que nunca podré agradecer en su justa medida, el cariño de una familia comprometida, el calor incondicional del amigo sincero, aquel que está a tu lado antes de necesitarlo, siempre predispuesto... El otro corazón se aferra a lo imposible, a ese desalentador pudo ser, pero no fue; que ama a la amiga risueña, sin que ella ni siquiera lo advierta; que busca todo lo que no está a su alcance, aquello cuanto eclipsó su gemelo, aquel que lo tiene todo...
Son dos, amiga, dos corazones los que en mi pecho tengo. El primero recibe tanto como ofrece o más aún, es alegre y vigoroso, arropado con mil y un tesoro, acompañado de todo cuanto quiere... El segundo, al contrario, cansado se siente de esperar su momento, de regalar su sonrisa, de ofrecer lo que tiene; triste y solo se encoge cada noche anhelando un solo gesto, una leve caricia, se ahoga en un lamento, en un afligido suspiro...
Amiga, también tienes tú dos corazones como los que yo tengo, el uno inmerso en su mundo de felicidad, dedicado a los suyos; y el otro, solitario y desolado, dedicado... dedicado a ti...

Datrebil

viernes, 13 de junio de 2008

ME CUESTA TANTO OLVIDARTE

Se nublan mis ojos de tristeza si no te ven llegar, se tornan grises las nubes bellas si tú no estás; noche sin luna, alma mía, recuerdo latente que no se olvida, noche sin día, alma tuya, tormento cruel que mi corazón acuna.
Te metes en mi mente y duele; tenerte y no tenerte, duele... olvidarte debiera, mas no lo consigo, quizá no lo quiera. Cuán difícil es saber aquello que se quiere, mi cabeza se muestra objetiva, razona el momento y predispone locuazmente un criterio aparentemente correcto; pero, por otro lado, ahí está mi corazón, aquel que se mueve por impulsos, por emociones díscolas, que evade la razón consecuente, que me incita a actuar al instante...
Mi mente olvidarte pretende, aislarte de los sentimientos de mi alma, apartarte de mi círculo afectivo; mi corazón, contrariamente, acercarte quisiera, llevarte intrínseco en mi pecho, forjar de dos cuerpos uno solo...
Si hago caso a mi mente, tu ausencia será letal, la pena cegará la luz de mis ojos, tormentoso futuro si verte no alcanzara, si tu sonrisa bella seducirme no pudiera... Si escucho, en cambio, a mi corazón, cierto es que no dejaría de sufrir por tenerte sin tenerte realmente, mas sí disfrutaría de un segundo de tu grata compañía, mis ojos recibirían la luz cándida de tu dulce mirada, embriagarme podría de tu deliciosa sonrisa... futuro doloroso, sí; pero gratificante, por momentos.
Me cuesta tanto olvidarte, vida distante, mariposa hermosa que agita sus alas sobre el volcán de mi pecho, alegre pajarillo que aturde mi razón con su lindo cantar... es complicado olvidarte, sí; pero, más difícil es aún olvidarte... si olvidarte... no quiero.

Datrebil

PASIÓN DESENFRENADA

Se apaga la tenue luz de la vela junto a dos copas de vino casi vacías sobre la mesa, rompe la oscuridad la difusa claridad de la luna que por la ventana se cuela tímidamente, como si no quisiera incomodar interponiéndose entre los cuerpos presentes, dos almas fundidas en una sola, envueltas en ardiente pasión, pieles receptivas a tan digno placer...
La chica le regala una tierna mirada, una dulce sonrisa que busca complicidad, aquella de aquel que ama fervientemente. Sutil insinuación que el chico capta rápidamente, con sublime suavidad surca él con su cálida mano su delicado cabello, se deslizan sus olas entre sus dedos con palpable ternura. Temblorosa ella siente acelerar su corazón, frenético latido, calor le provoca; por su terso cuello percibe una húmeda sensación, son los labios de su amado que la hacen estremecer. Volcán de fuego son sus besos, ascuas de fervor contenido, preludio obvio del profundo amor que se profesan.
Desabotona la camisa decidida, hace lo propio con el pantalón, con su ropa interior; levemente acaricia su fornido torso, sube la temperatura del ambiente. Con sumo cuidado él descubre la esbelta figura de su chica, se liberan tensiones, se funden sus cuerpos desnudos en un embriagador abrazo, símbolo del cariño sincero.
Ella toma la mano de él, la dirige a su pecho; él lo acaricia delicadamente, como una mariposa toca los frágiles pétalos de una rosa... Se suceden mutuas caricias, roces carnales henchidos de entusiasmo, besos tórridos que rubrican tan bello, tan puro sentimiento... sincero amor.
Cándida escena de amor mana repentina en la penumbra, sus cuerpos dibujan extrañas siluetas, rozan lo inverosímil; placenteros gemidos rompen el silencio de la noche, se desata la pasión, sucumbe la mimosa pareja a la sensual lujuria... con el acto sexual sellan su amor...
Amanece un nuevo día, los luminosos rayos de sol saludan al ángel que dormita sobre la cama plácidamente; le anuncian que su amado ya partió a su cita laboral. Se levanta ella vigorosamente, desbordante de alegría, se acerca al lugar donde consumaron su amor y advierte sobre la mesa una rosa roja y un papel con dos palabras escritas: “TE QUIERO”.

Datrebil

jueves, 12 de junio de 2008

TU AUSENCIA

Como cada día, acudo a la cita que nos une con tanta ilusión que mis pies apenas tocan el suelo, pero no apareces, de nuevo. Es en este momento cuando la pena, la tristeza embarga mi alma, mi corazón se encoge; un suspiro, entonces, rompe el silencio, se torna en lamento... Cierro los ojos resignado y asumo mi soledad, mi amarga soledad. Tu ausencia me ahoga, me falta el aire; me ciega, me falta la luz... me faltas tú.
Recluyo mi nostalgia entre fríos pasillos de melancólicas paredes, prisión metálica con matices multicolor que contrastan levemente con tan hondo penar. Cruel destino aquel que no me da tu querer, que me arranca la esperanza sin redención alguna, sin titubear; maldito sino que te puso en mi camino y sin permitirme, siquiera, acariciarte te aleja de mí, te aparta despiadadamente.
Las horas no pasan, se hacen eternas sin ti; alargan mi angustia, mi errante caminar... Mas como todo en la vida, postreramente llega el final... muere el día, con él mi triste penar. Con la noche se forja un nuevo sueño, la ilusión resurge, cual ave fénix de sus cenizas, con ansias por despertar. Amanece un nuevo día, a la par el mismo anhelar, acudir a la cotidiana cita con esperanza renovada, deseoso de poder disfrutar de tu hermosa sonrisa, de tu inocente mirada, de tu carácter jovial... de ti... alma de mi alma, espina de mi corazón marchito.
Quizá nunca te llegue a tener... lo sé. Mas no renunciaré jamás a tan bello anhelo; no faltaré a la cita... enfermo de amor...

Datrebil

OBSESIÓN

Una sensación extraña embarga mi cuerpo, confunde mi razón, encoge mi corazón, ahoga mi alma... Es tu ausencia, es su presencia; aparente calma, sosegada, tórrida obsesión, enloquecedora. Tú tan lejos, tan próxima ella; cerca te siento, más distante a ella la percibo...
Imagino tu bello y místico rostro, tu afable mirada, tu sonrisa alegre... pues aún sin haberte visto así los concibo; a ella, en cambio, la veo cada día, su hermosa tez, su cristalina mirada, su dulce sonrisa... mi inevitable perdición.
Son chasquidos de tus dedos sobre cada letra, palabras para mis ojos, sentimientos escritos que me llegan muy dentro. Tu sensibilidad se impregna en cada expresión, en todo cuanto escribes, en aquello que se respira al leerlo.
Son sus escuetas palabras, cantos de sirena para mis oídos, escalofríos que recorren mi cuerpo; su sensibilidad palpable en cada sutil gesto, en su tierna mirada, delicioso susurro que mis sentidos gozan con cada suave palabra. Aquí ella, allí tú, tan cerca y tan lejos, tan lejos y tan cerca... qué difícil es.
Miro al infinito con la mirada perdida... te siento presente: acariciarte, abrazarte, hasta besarte puedo, sin más. Me acompañas en mi hastío, compartes mis sueños, fiel, incondicional, mi amiga sincera... haces que me olvide del mundo, que vuele a un lugar de fantasías, un reino distinto, pacífico y placentero, mi espiritual retiro.
Alzo la vista al frente y puedo verla, delante de mí, tan próxima, pero a la vez tan lejos... no podré nunca besarla, ni abrazarla, ni tan siquiera acariciarla... calma aparente, tórrida obsesión. Cruel sino el que me tocó vivir... caprichoso destino aquel... puedo tenerte aún en la distancia; a ella, tan cerca, no...
Es difícil recorrer el camino errante del amor, más complicado es de entender, ya ni lo intento; sentimientos contradictorios, pero tan semejantes, a la vez. Laberinto de emociones, espiral sin final... es el amigo Amor.
No distingo ya si hay calma en ti u obsesión también; si la obsesión por ella me llevó a la calma o no. Mi corazón gira a derechas, mi mente a izquierdas; dichoso amor, amor maldito.
Quizá la aparente calma se convirtió en tórrida obsesión, la suya y la tuya, ya no es una sino dos; a ella la veo, a ti no...

Datrebil

NOSTÁLGICO INVIERNO

Es efímero el jardín de la alegría, aunque afanosamente lo reguemos cada día. Inevitablemente llegó el amargo momento, se marchitó el más tierno clavel, el más hermoso, aquel que se convirtió en tu confidente, en tu amigo fiel. Nada se pudo hacer, son circunstancias de la vida que no podemos evadir.
Llega el invierno frío y melancólico; con éste los nostálgicos recuerdos, aquellos que no se olvidan... a pesar del tiempo.
Veo la tristeza en tus bellos ojos, se apagó repentinamente su luz, la expresiva alegría de tu mirar... Se pierde en el horizonte tu mirada, distante, como si buscaras a alguien desesperadamente, mas no lo encuentras, no aparece, no lo hará... Emprendió un camino sin retorno que te cuesta aceptar; entiendo tu pesar, amiga, es difícil de afrontar. Cruel destino aquel que tan pronto te separó de él...
No hay palabras que pueda decir para apaciguar tu dolor, ni hechos para aliviar tu desdicha; comparto tu hastío y no más puedo extender mi mano amiga por si la quieres coger... Será mi hombro tu consuelo si ahogar las penas quieres en él; si necesitas calor para calmar su ausencia de mi abrazo sincero puedes disponer... Un amigo incondicional que te aprecia a tu lado siempre en mí tendrás...
No podré cambiar el pasado, no; el clavel marchito su galantería, lamentablemente, no volverá a mostrar, mas quedará su fragancia, que nadie podrá borrar... no se podrá olvidar, es su recuerdo el que te hace caminar.
No puedo más que cuidar aquel nuevo jardín de sentimientos que nació con nuestra amistad. Seguro estoy, amiga, que en él florecerá una bella rosa blanca, no tan hermosa como tu añorado clavel, no es mi intención. Yo me encargaré de regar para que de su deliciosa esencia puedas disfrutar; no pretendo más que animar cada paso de tan largo caminar que en la vida aún te ha de quedar...
No hay en el cielo una estrella que no se pueda alcanzar... si se intenta.

Datrebil

VIVO MURIENDO DE AMOR

Ausente de este mundo miro por la ventana de mi habitación, de ese lugar donde mi alma se calma, donde se encuentran paredes que me escuchan, teclado que me comprende, pantalla que me acompaña... Mirada dispersa, distante, melancólica... dirigida a un punto indefinido, perdido en la infinidad de la vida.
Alejado del presente por un instante, sumido en mi propia soledad, en aquella donde mi corazón late despacio, paulatino, sosegado, ajeno al mundo que discurre con normalidad; inmerso en el devenir de sensaciones olvidadas que aturden mi cabeza, que afloran por cada llaga de mi piel. Sólo un pensamiento, una inquietud... un sentimiento profundo... atracción; tal vez, cariño; amor, quizá... Vivo muriendo, muriendo de amor...
Un reconcomio latente que enajena mi realidad, que dispersa la aparente paz que en mi interior habita. Una imagen afable, un apacible recuerdo... eres tú aquello que procuro, mi anhelo ansiado, la inquieta luz que busca mi barco a la deriva...
Trato de olvidarte presuroso, mas no lo consigo; tu recuerdo se encadena afanoso a mi pecho, de él no consigo arrancarlo, no puedo... no quiero, tal vez. Es tu risueña sonrisa miel para mis labios, lágrima cristalina para mis ojos es tu cálida mirada... me abanican cuando calor siento, me arropan cuando tengo frío. Gozando tu sonrisa, disfrutando tu mirada... me contento, mas muera añorando una sutil caricia, un dulce sorbito de tus besos... seguiré viviendo, viviendo por ese sueño.
Vivo muriendo de amor, muero viviendo por ti...

Datrebil

AMOR, OYE MI MÚSICA

Tarde desapacible, rompe el silencio la fuerte lluvia, el ronco tronar. La soledad embarga mi alma, triste la oigo sollozar. Otro día más sin verte, ya no lo puedo soportar; el errante deambular se hace insufrible, no sé hacia donde fui, ni hacia dónde voy… muero cada vez que estoy sin ti.
Enciendo la radio, a mis oídos llegan dulces notas, romántico sonido… es el canto del saxo que gime un lamento, que suspira sentimientos a puro dolor
Es la música mi compañía en tu ausencia, la incondicional cómplice que solidaria a mí se presta. Ella es mi sustento, el reflejo inerme que a ti me recuerda. Canción que me haces soñar, sentados juntos en la orilla de la playa a la luz de la luna que refleja su belleza en el ancho mar, no dejes de sonar. , que nadie te pueda atrapar, alcanza su corazón y hazlo regresar, que vuelva sus pasos en su dulce caminar.
Amiga mía, no te olvides de mí… Lentamente desvanezco, sin remedio; se me cierran sin retorno los ojos como quien pierde una estrella… luz del alma, regresa a mí.
Fuente sin agua, abeja sin flor, noche sin luna, día sin sol… yo sin ti. Triste quejido es mi anhelo, la quiero a morir, cruel lamento. No dejes para otro momento, amada, tu regreso… nunca el tiempo es perdido, pues con tu ausencia he aprendido a quererte más, si cabe.
Quisiera ser brisa que mesa tu delicado cabello, gesto que esboza en tu hermoso rostro un tierno retozo. Rosa bella que, con solo una sonrisa, mi corazón acelera, por ti la cabeza pierdo; comerte a besos es mi sueño, mi fantasía.
Vivo porque no muero, muero porque no vivo… aferrado a una esperanza, a una quimera. Le deseo, nada puedo hacer, es mi sino, ya lo sé, quién me lo iba a decir.
Melancólico saxo, mi fiel compañero, agita tus notas; hazlas llegar hasta mi amada, que ajena a mi desenfreno vive. Hazle saber que desfallezco por decir te quiero, que sin ella muero…
O tú o ninguna, vida mía. Eres el sentido de mi caminar, entra en mi vida, dulce joven, que mi camino se acaba y mi amor se marchita, pues nada es para siempre, y se aproxima el final.
Música celestial no dejes de sonar que, aunque yo me ausente, su corazón debes tocar.
Hoy me despido, mi nostálgico saxo, sin miedo a nada busco la paz en otro lugar; pues con sopor he vivido su ausencia y ya no quiero hacerlo más. No dejes de sonar, pues su corazón has de tocar.
Adiós, mi amor perdido, tenerte no he podido; mas amarte es un placer

Datrebil

miércoles, 11 de junio de 2008

ES EL DESTINO

"La distancia es sólo una prueba establecida por el destino para que podamos demostrarles a todos, que nuestra amistad es más fuerte..."


No creías en el destino me dijiste aquel señalado día; señalado, pues fue aquel día en el cual se fraguó una hermosa amistad… nuestra amistad. Mas pienso que fue el destino el que se encargó de cruzar nuestras vidas, de darles un nuevo cariz a las mismas… necesario, quizá.
Lejano, distante el amor… nostálgico, desasosegado corazón tuyo. Rumbo incierto, final inesperado…
Vacía, vana en sentimientos… mustia, melancólica alma mía. Paréntesis insulso, sumiso silencio… Eres la paz que calma mi hastío…
Vidas opuestas, almas gemelas… son las nuestras. Nos mueve el impulso, el sentimiento puro, delicado, sincero... Fue tu sino, fue mi suerte… el punto común en nuestros caminos. Allá tú, acá yo; tan lejanos estamos, nos sentimos tan cerca… regalo del cielo.
Viento del norte, viento del sur surcan sendas abruptas, escarpadas, arduas, probablemente… hacia el otro, uno; hacia uno, el otro. Buscan paz, añorada serenidad, un instante juntos, no más, suficiente, quizá, necesario, tal vez. Juntos se olvidan del sol, de la luna también; ellos solos, como dos estrellas fugaces que unen sus efímeros destinos, distantes del resto, aisladas del universo, en armónica libertad. ¡Tiempo, detente! ¡No tengas prisa!
Tiendes tu mano, te extiendo la mía, hermosa amistad. De mi corazón, un trozo te ofrecí; sin duda, un trozo más grande de tu corazón recibí. Eres parte de mí, en mi vida eres cómplice, satélite de mi universo, flor de mi jardín…
Retoño de mi sino discurre lisonjero, cadencioso al son de tu delicado paso, cogidos de la mano recorren tu mundo de fantasía, pasean por las nubes sin cesar. Sentimientos compartidos, sensaciones hermosas; son tu deseos mi anhelo, congoja de mi hastío…
Paloma blanca que busca su nido en triste volar, no decaigas; mas en la tristeza, lo más hermoso hallarás.
Caminar incierto es mi destino, caminar errante es tu sino, mas sólo unidos cobran atisbo de sentido…
Dichoso destino que aquel día nos unió… mi amiga, tú; tu amigo, yo.

Datrebil

YO TE ENTIENDO, AMIGA

Yo te entiendo, amiga, te comprendo perfectamente.
Hace algún tiempo vengo observando que algo te preocupa, que no te deja vivir. Algo que por un instante desmorona tu presente aportándote un futuro incierto...
Cosas del amor, ¿verdad? ¡Qué si no!
Lo noto en tu mirada cuando lo miras; él te gusta, yo lo sé, no eres libre, tampoco él...
Cada vez que lo ves, tu sumiso corazón se acelera con desenfreno, como si de ello dependiera la vida. Te olvidas de ataduras, te olvidas de la gente; de todo, en general... solo él, sola tú... él y tú, nada más.
¿Qué pensará sobre ti?, te preguntas mientras te acercas a él con una actitud aparentemente amistosa, aún sabiendo que sólo se trata de una ficticia fachada que esconde un profundo sentimiento, un amor sincero... Buscas en su mirada, en ese instante, una respuesta que no llega, que no llegará...
Se une a tu presuroso corazón, entonces, tu estómago confuso, pues miles de mariposas parecen revolotear en él sin consuelo.
Un leve gesto, una liviana palabra, una fugaz caricia, una etérea sonrisa basta... caes rendida a sus pies sin remedio, cual hermosa abeja a un delicado clavel, del mismo modo que la última gota cristalina de rocío a la preciosa rosa carmesí...
Estando a su lado apenas te salen las palabras, se sumerge tu inconsciente en un efímero vacío sólo perturbado por vanas ideas; esperanzadoras, por un lado, utópicas, por otro. Le dirías tantas cosas... y nada le dices...
Te sientas a su lado, parece estar tan cerca de ti; es en ese preciso momento cuando deseas que el tiempo se detuviera eternamente. Pues sabes que aún estando tan próximo, nunca estará más lejos... sabes que nunca será tuyo... Cruel destino, quizá.
Se marcha con paso silencioso; te marchas cabizbaja, colmada de nostalgia, de melancolía... aún sabiendo que alguien te espera, con amor y alegría...
Te comprendo, amiga, te entiendo perfectamente...
...pues aquello que tú sientes por él...
...por ti lo siento yo...

Datrebil

¿ES AMOR...?

Querida amiga:

Esta carta te escribo para que entiendas mi preocupación.
Dudas y más dudas divagan en mi interior cual caminante errante que no encuentra su destino.
No sé, aún, qué es el amor, pues nadie me enseñó, ni me explicó...
¿Sabes tú qué es el amor?
¿Se puede tocar?, ¿se puede ver, tal vez?
Acaso... ¿se puede degustar o, en cambio, se puede oír?
O quizá... ¿se puede oler?
¿Posible es que sea un compendio de todas estas sensaciones?
Pero... de ser así... no podrían amar las personas que no ven; aquellas que no pueden oír; las personas que no tienen manos para tocar; aquellas que tienen su olfato perdido y no pueden oler; o simplemente, aquellas personas que no saben distinguir el gusto de las cosas...
Es posible que estas sensaciones puedan definir al amor, pero... debe tener características que compensen estas carencias, ¿no crees? ¿Cuáles son?
Dicen que el amor es un sentimiento; puede ser, sin embargo, ¿qué se siente?
¿Sientes un inquieto hormigueo por el cuerpo? ¿O sientes cientos de enérgicas mariposas revoloteando en el estómago? ¿Se siente, quizá, un ardiente volcán en lo más profundo de nuestro interior?
¿Es cierto, amiga, qué aquel que ama no deja de pensar en la persona amada cuando ésta no está a su lado...? ¿Qué no poderla abrazar oprime su corazón ahogándolo sin misericordia...? ¿Qué pierde la razón si su mirada no puede encontrar, aún buscándola entre los ojos de la gente...? ¿Qué la vida se le esfuma de entre las manos cuando sus besos no puede sentir...?
¡Qué inmenso es el amor! ¡Cuántos sentimientos encierra!
Ahora entiendo, mi fiel amiga, qué paradigmas refuljan sobre el amor...
Entonces, amiga mía, si todo cuanto se ha descrito anteriormente acerca del amor es innegable...
... hoy puedo decir rotundamente que estoy enamorado...
... y que mi amor... eres tú.

Datrebil