jueves, 30 de octubre de 2008

EL CORAZÓN DUELE

¿Cuántas veces me he preguntado si dolía el corazón? Pensaba que sólo llegaría a dolerle a quien sufriera un infarto o algo parecido; pero ya sé que no es así, no hay que estar enfermo para que el corazón te duela o, más bien sí, enfermo de amor. Me he dado cuenta de que el amor, en este caso, el desamor, daña nuestro órgano vital y sentimental de una forma brutal hiriéndolo considerablemente.
Hace algún tiempo me preguntaba una muy buena amiga que si se podía morir de amor... Entonces le dije que sí, y aún hoy lo afirmo más rotundamente... El amor no correspondido o ese amor imposible dejan una herida mortal en el corazón que te mata poco a poco; se desangra con cada volátil suspiro, con cada amarga lágrima vertida, con cada vano lamento... Lo sé por experiencia propia...
Empiezas a ser un muerto viviente, un zombi que deambula por un mundo vacío, sin sentido, en el que tropiezas una y otra vez. Pero como el ser humano es así, se vuelve a levantar y sigue caminando en busca de su destino sorteando obstáculos como bien puede, sabiendo que tarde o temprano caerá nuevamente... Esa es nuestra vida... una sucesión de idas y venidas, de caídas y levantadas, de subidas y bajadas... alegrías y penas, al fin...
Mientras tanto, mi corazón sigue su ritmo, independiente. Ajeno a tanta paranoia, trata de sacarse las espinas, que el rosal del amor dejó en sus regazos, aferrado a una utopía que ansía desesperadamente... Expira lentamente sin querer darse cuenta, ignora la evidencia, o lo pretende al menos; agoniza por los pétalos de una rosa blanca, por las gotas de rocío que la humedece ligeramente, por la liviana brisa que arrulla su tallo con suma sutileza...
Se desvanece mi corazón... se ahoga en su lamento. Regala su cariño en forma de amistad a la vez que guarda un hueco en su interior para su añorada flor, donde el amor envuelva con mimo su delicada figura.
Me muero por amor... se disipa mi alma entre la niebla del anhelo...
Mas no tengo miedo a morir, nunca lo tuve, y ahora menos; pues sé que entonces... en otro mundo, aún mejor que éste... tú y yo, mi bella rosa, estaremos juntos.

Datrebil

lunes, 27 de octubre de 2008

TE PIDO DISCULPAS

Te pido disculpas... a ti que me acompañaste desde siempre, fiel y tolerante. Que viviste todas y cada una de las experiencias que transcurrieron en mi vida... buenas y malas...
Has disfrutado, tanto como lo hice yo, de momentos alegres ya pasados que hicieron de mí un hombre afortunado; hemos conseguido juntos alcanzar metas y retos marcados... Hemos amado y nos han amado como a nadie... Y también lo hemos compartido, mi gran confidente y yo...
Sabes bien que, por otro lado, hubo esos malos momentos que tratamos de olvidar pero que ninguno de los dos puede, pues pertenecen a nuestro sino. Sufrimos juntos, apoyándonos el uno en el otro, como lo hacen los amigos, siendo el hombro del consuelo que uno busca en esas situaciones difíciles que se presentan en nuestro proseguir. Se cebó el amor conmigo y, cómo no, contigo que padeciste a mi lado las dolencias que provoca ese lado oscuro que lleva consigo, desamor lo llaman.
Amargas lágrimas silenciosas derramaron mis ojos por una rosa blanca que arrebata mi razón llevándome a la locura por los caminos más lastimeros que el amor originó; lágrimas de sangre vertiste tú durante nublosos días en los que los rayos del sol de desvanecían estériles ante la oscuridad de suspiros cargados de soledad y melancolía, y durante noches sombrías en las que se disipaban mis sueños entre estrellas de olvido y luna de ausencia...
Te pido disculpas... por no conseguir el amor de la rosa que anhelo... Sé que aquello cuanto yo quiero lo quieres tú... y sé que procuras la flor que yo más amo; mas por eso sufrimos del mismo modo tanta tristeza... Sólo puedo ofrecerte su amistad tal como me la ofreció a mí, pura y sincera como lo es ella... No más puedo compartir contigo que el calor de su mirada clara, la alegría de su sonrisa bella, el son melódico y delicioso de su voz... Míos son, tuyos son...
Es tu lucha hoy, la misma que la mía... cuidar de su caminar para que no vuelva a tropezar y ofrecerle una mano amiga si al hacerlo nuevamente se necesitara levantar... Soliviantar sus penas como lo haces tú conmigo y complacerse de sus alegrías como si propias fueran es nuestro destino, apegado compañero...
He aquí nuestro legado, corazón mío, loco y maltrecho como lo es mi alma.
Te pido disculpas... a ti, corazón, mi leal amigo.

Datrebil

domingo, 19 de octubre de 2008

AÑORANZAS...

Hoy, como otras muchas tardes de estos últimos meses, anhelo nostálgicamente a la rosa blanca que un día clavó sus espinas en mi corazón para hacerlo suyo desde entonces. Veo en ella oscuros pétalos llenos de tristeza y melancolía que, aunque no consiguen arrebatarle su belleza, van desvaneciendo poco a poco su resplandor sumiéndola en un obstinado desánimo. Añoro con locura tu esplendor, mi linda flor, aquel que logró enamorarme sin remisión.
Ansío demasiado poder gozar, de nuevo, de tu simpatía y de tu alegría inundándome de tu sonrisa; rozar tu alma clara a través de tu hermosa mirada... Sueño cada noche con sumergirme en el lívido mar de tus labios, zozobrar en el impetuoso oleaje de tus besos... despojado naufragar al tibio roce de tu tersa piel que atavía tu cuerpo bello, despertar plácidamente con el calor de tu pecho, con el latir melódico de tu corazón... Son sentimientos guardados bajo llave dentro de mi loco corazón que buscan una ínfima rendija por donde huir, que sólo desean acariciar tu alma y desvelarle aquello que callan sumisamente ahogándome en mi fría soledad...
Ha deslucido tu esplendor la tormenta ya pasada, con ella amargas lágrimas de desamor que rasgaron tediosamente tus ojos y tu pecho. En tu interior sólo ha dejado confusión: el amor y el odio se baten en duelo, la desilusión y la esperanza alzan espadas, disparan a matar el olvido y el recuerdo... el sí y el no... el amor y el desamor...
Son tiempos difíciles, amiga, los que te toca vivir; mas debes saber que no estás sola y no lo estarás jamás. Hay un valeroso ruiseñor que ha apostado por ti y ha hecho méritos para recobrar y merecer tu amor; te ama más que nadie y sabe comprender. Dedícate a él como él lo hará por ti...
Deja las nubes pasar y que la luz del sol te vuelva a iluminar, deja volar a ese colibrí que no supo luchar por tu amor y que prefiere la fragancia de otra flor a pesar de no hacerlo feliz...
Cantará las más bellas melodías, tu honroso ruiseñor, para ti; sacrificará su alegre y libre revolotear para hacerte dichosa, tal como te mereces... confía en ello, mi rosa blanca...
Velará por tu caminar este pobre loco que escribe estas humildes palabras, reflejo fiel de sus sentimientos. Este empedernido romántico al que, su amiga eterna y la pálida sombra que tiene su amistad, se empeñan en definir como un ángel. Lo sea o no, creo que no, cuidaré de ti mientras tú me lo permitas; tendrás siempre mi amistad y mi cariño. Piensa que cuando me necesites y no puedas verme, yo estaré desde donde algún lugar deseando que la suerte te sonría y que la alegría te cobije en sus regazos.
Te regalo la mitad de mi vida... Sí, sólo la mitad; porque la otra mitad, contigo quisiera vivirla...

Datrebil

lunes, 13 de octubre de 2008

MAÑANA...

¿Por qué, amiga eterna, nos hace tanto daño el amor? Acaso es así para todos y no sólo para nosotros dos.
A ti te digo, mi fiel confidente, que...
No será lo mismo, mañana... cuando el destino aún nos distancie más y me arrebate la oportunidad de mirarla a sus bonitos ojos oscuros, transparentes al alma que la engrandece. No podré disfrutar del bello amanecer en su sonrisa, aquella de la que me enamoré; se irá con ella la luz del sol que ilumina mis días, se cubrirá el cielo de grises nubes que dejarán nostálgica lluvia. Llegará la noche mustia, sin luna ni estrellas, se tornará de melancólica oscuridad apoderándose paulatinamente del brillo de mis ojos, tristes por su ausencia. Será en mis sueños donde sólo pueda verte, se quedará en ellos de manera difusa, tal vez; pero latente siempre, su recuerdo será perenne.
Mañana, no será lo mismo... cuando al despertar camine sin rumbo en busca de quién sabe qué, perdido en un mundo que no entiende de amor, sin poder hallar su alegre caminar... Cuando ni siquiera a lo lejos pueda advertir su marcada silueta, contorno hermoso que dibuja una espléndida figura; su bello cuerpo de mujer, motivo de pasiones y envidias, de celos y deseo... No podré oír su dulce voz que me acaricia el oído con pasmosa sutileza, quedarán atrás numerosas conversaciones en las que ese sentimiento que nos trae de cabeza toma posesión de las palabras que se escapan de nuestros labios y que provocan suspiros... ella por él, por ella yo...
No será lo mismo, mañana... cuando no encuentre respuestas a mis preguntas, cuando mi mente domine a mi corazón aunque no lleve razón... Cuando el olvido pretenda desprenderme de su recuerdo sin yo quererlo, dejándome vacío, sin fuerzas para vivir, sumido en amarga tristeza y soledad... No podré regalarle una hermosa rosa blanca, como ya hice un día, símbolo del amor que le profeso, icono de la belleza que irradia con suma simpatía y elegancia.
Mañana, no será lo mismo... no. Pero, a pesar de su ausencia, ella seguirá presente mientras haya una bonita canción que deleite mis oídos, mientras el café conserve su agradable aroma y las flores hermosas su dulce fragancia de manera que mi olfato préndalos embriagado, mientras la menta deje su singular sabor en mi paladar deliciosamente, mientras mis manos sientan la brisa que acaricia su rostro aún en la distancia o mientras mis ojos puedan distinguir en un jardín multicolor una bella rosa blanca... Ella estará presente, estará en mí... será parte de mí... como lo eres tú, amiga eterna...
¿Por qué nos hace tanto daño el amor, lo sabes tú?

Datrebil

jueves, 2 de octubre de 2008

TUYO SIEMPRE

Cuánto dolor trae consigo el amor y aún así no dejamos de amar...
Es tu pena, la pena mía; pues no podría ser feliz si al mirar a tus lindos ojos viera en ellos tristeza alguna. Es tu alegría, la alegría de mi alma; pues comparto y disfruto de la felicidad que dibuja en tu bello rostro la más hermosa de las sonrisas. Mas no sea feliz mi corazón que, aún viéndote contenta, sangra herido por no poderte tener. Lloran mis tristes ojos lágrimas carmesí, amargas como la hiel, que buscan su descanso en el frío abismo del olvido.
Ay! Aferrado a una rosa blanca, late en mi pecho un corazón maltrecho que por tenerte cerca vive y en la distancia muere.
Sentimientos ocultos que lidian por aflorar aturden mi mente, luchan contra la razón que se muestra firme y decidida aunque en ocasiones vacile ante la insinuante duda que trata de confundirla. Sentimientos que gritan mis ojos, en mi mirada marcados, y que sellan mis labios con profuso silencio, con mudo lamento.
Busca mi bella flor consejos de amigo, que presto encuentra. Suspira desconcierto por un amor que olvidó arriesgar por conseguir su anhelo y que deshoja, poco a poco, la ilusión que floreció en su corola. Ponen en sus brazos, mis consejos, los tiernos pétalos de mi flor amada, pese a que mi corazón se rompa en pedazos. Es su felicidad, la mía... aunque dolor me aflija... Es mi amor por ella, mi muerte; mas su amistad, es mi resurrección... tienes en mí a un amigo, tuyo siempre...
Ensalzados en lucha diaria nuestras almas, aún en diferentes frentes, unidas por una sola causa... el triunfo del amor. Mi dulce flor por su galante colibrí; por ella, mi corazón... por amor los dos...

Datrebil