jueves, 3 de julio de 2008

CELOS

Se esconden las estrellas y la luna como cada mañana, vuelve a salir el sol impetuoso, de nuevo otra vez, y pasa así otro día sin volverte a ver. La paciencia se me agota, me embarga la inquietud...
Siento celos del aire que respiras y que se cuela sigilosamente muy dentro de ti, aquel que te roba un suspiro con premeditación y alevosía cada vez que piensas en el afortunado ser que amas.
Siento celos de la liviana brisa que mueve tu cabello, el mismo que anhelan mis manos poder mesar sutilmente, dejando escapar entre mis dedos los delicados mechones de tu oscuro pelo tal como lo hace el agua de lluvia entre las grietas de las montañas y las rocas cuando corre en busca del riachuelo que la espera impaciente.
De la luz del sol que iluminan tus bellos ojos siento celos; pues ven tu alma mejor que nadie, descubren en tu mirada cuán pura y sana es. Aquella que baila con hadas y elfos a la luz de las luciérnagas en las noches estrelladas, espíritu divino que te lleva por el buen camino. Siento celos de los ojos que miran los tuyos y que se apoderan de la magia que desprenden con gran brillo. Y si lloran tus lindos luceros, Dios no lo quiera, siento celos de tus lágrimas que acarician tus suaves mejillas recorriendo con dulzura su triste destino.
No menos, siento celos de los labios que besan con mimo los tuyos, llevándose consigo la miel de la pasión que resbala de tu boca. Celos de los labios que absorben con descaro la preciosa sonrisa que esconde tras la comisura de tus labios, bella expresión que volvió loca mi cabeza y que enamoró a mi corazón. Santo y seña de la personalidad que te define es tu sonrisa, sensible y cariñosa, noble y simpática... celos siento de aquel que la recibe si no soy yo el agraciado.
Siento celos de las manos que acarician tu tersa piel, que te hacen estremecer con el mínimo roce. Dichosas manos que sienten la ternura de tu cuerpo, el calor desprendido por la exaltación del amor... de esas manos siento celos.
Sí, cómo no iba a ser así, siento celos del torso que oprime tu pecho en un conmovedor abrazo, símbolo del cariño, y que percibe el frenético latir de tu corazón. Cuerpo que se funde con el tuyo en uno solo ante la llama de la pasión... también de ti, cuerpo gozoso, tengo celos.
Celos y más celos siento del corazón que palpita al son del tuyo con cadencioso ritmo; aquel que marca el compás que siguen tus pasos en el romántico baile que puede llegar a ser la vida. Celos del corazón que absorbe tus sentimientos y los hace suyo, sin soltar alguno. Celos del corazón que robó el tuyo para hacerlo suyo, cerrando las puertas a cualquier otro.
Siento celos de todo cuanto te rodea, alma mía: del frío suelo que pisas en cada certero paso, del agua clara que bebes cuando estás sedienta, del carmín de tus dulces labios que engalanan tu sonrisa... hasta de la hermosa rosa blanca que tus finas manos con sutileza tocan...

Datrebil

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta entrada es preciosa, dice mucho. Un abrazo. Hades.

Catalina Zentner Levin dijo...

Un paseo por las nubes con tan bella música de fondo y el amor flotando en tus letras es lo mejor para un día sábado con inevitable melancolía.
Saludos y buen fin de semana, tienes dos Blogs encantadores.

Anónimo dijo...

me emocionas, sueño que no es un sueño, deseo que no sea un deseo, amor imposible, amor a distancia