viernes, 13 de junio de 2008

PASIÓN DESENFRENADA

Se apaga la tenue luz de la vela junto a dos copas de vino casi vacías sobre la mesa, rompe la oscuridad la difusa claridad de la luna que por la ventana se cuela tímidamente, como si no quisiera incomodar interponiéndose entre los cuerpos presentes, dos almas fundidas en una sola, envueltas en ardiente pasión, pieles receptivas a tan digno placer...
La chica le regala una tierna mirada, una dulce sonrisa que busca complicidad, aquella de aquel que ama fervientemente. Sutil insinuación que el chico capta rápidamente, con sublime suavidad surca él con su cálida mano su delicado cabello, se deslizan sus olas entre sus dedos con palpable ternura. Temblorosa ella siente acelerar su corazón, frenético latido, calor le provoca; por su terso cuello percibe una húmeda sensación, son los labios de su amado que la hacen estremecer. Volcán de fuego son sus besos, ascuas de fervor contenido, preludio obvio del profundo amor que se profesan.
Desabotona la camisa decidida, hace lo propio con el pantalón, con su ropa interior; levemente acaricia su fornido torso, sube la temperatura del ambiente. Con sumo cuidado él descubre la esbelta figura de su chica, se liberan tensiones, se funden sus cuerpos desnudos en un embriagador abrazo, símbolo del cariño sincero.
Ella toma la mano de él, la dirige a su pecho; él lo acaricia delicadamente, como una mariposa toca los frágiles pétalos de una rosa... Se suceden mutuas caricias, roces carnales henchidos de entusiasmo, besos tórridos que rubrican tan bello, tan puro sentimiento... sincero amor.
Cándida escena de amor mana repentina en la penumbra, sus cuerpos dibujan extrañas siluetas, rozan lo inverosímil; placenteros gemidos rompen el silencio de la noche, se desata la pasión, sucumbe la mimosa pareja a la sensual lujuria... con el acto sexual sellan su amor...
Amanece un nuevo día, los luminosos rayos de sol saludan al ángel que dormita sobre la cama plácidamente; le anuncian que su amado ya partió a su cita laboral. Se levanta ella vigorosamente, desbordante de alegría, se acerca al lugar donde consumaron su amor y advierte sobre la mesa una rosa roja y un papel con dos palabras escritas: “TE QUIERO”.

Datrebil

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