martes, 15 de julio de 2008

ÁNGEL DE LA GUARDA

Dicen por ahí, y no sé cuánto hay de cierto, que todos tenemos un ángel de la guarda que siempre va con nosotros y nos protege.
Hay ocasiones en las que los acontecimientos que me suceden me hacen creer que, efectivamente, debo tener un ángel de la guarda que me ayuda. Quizá porque se solucionó un problema difícilmente solucionable, tal vez porque incomprensiblemente ocurrió algo que evitó una situación peligrosa, o porque interiormente se siente alguna señal que te indica la mejor opción ante una complicada decisión... Así infinidad de motivos y circunstancias que de alguna manera te llevan a pensar que realmente puedan existir, aunque uno conscientemente sepa que no es posible. Aún así, necesitamos, a veces, creer en lo increíble para sentirnos bien anímicamente, ya sea con nosotros mismos como con la vida que nos tocó vivir. Yo creo en ellos...
Incluso, en algún momento he pensado que ese ángel de la guarda no debe ser espiritual o volátil, sino que es, sin saberlo él mismo, aquella persona que se ofrece a ti desinteresadamente y tiende su mano voluntariosamente.
De este modo te veo a ti, amiga mía, como mi ángel de la guarda. Sin conocimiento de causa, te conviertes en el bálsamo que cura mis heridas, tu presencia es el pañuelo que seca mis lágrimas, el último aliento para seguir adelante es tu sonrisa... eres la luz que guía mi errante vida. Una simple palabra, un gesto quizá, una sola mirada basta para olvidar cuán sinuoso fue el camino recorrido y será el que aún nos queda por transitar transformando las duras piedras del angosto sendero en sutiles pétalos de rosa fresca por los que se podría pasear descalzos placenteramente sin miedo a sentir dolor alguno. Dichoso me siento a tu lado, cobijado en el cálido remanso que crean tus sedosas alas logrando, incluso, parar el tiempo y hacerlo mío, eterno instante, anhelo logrado...
Me he preguntado muchas veces, quién sería, en cambio, tu ángel de la guarda, amiga del alma, aquel que cuida de ti y conduce tu destino con buen tino... Ofrecería mi vida, sin pensarlo, por ser yo el afortunado, si requisito para ello fuera necesario y aún sin serlo. No sería más feliz si me vieras como ese ser alado que custodia tu suerte en esta ardua labor que no es más que vivir. Siempre leal, entregado a ti...
Ser tu abnegado confidente, como lo es el dulce elfo para el ángel alado que muere por ti, oído de tus penas, pañuelo de tus lágrimas, almohada de tus sueños... es mi contento, mi alimento...
Tal vez no creas en ángeles de la guarda, ni en elfos y hadas, posiblemente pienses que estoy loco o que desvaría mi razón; mas te aseguro, mi alma amiga, que existen a tu alrededor y los puedes ver... no son más que tus amigos, esos que, aunque no lo parezca, te aprecian, te quieren...
Tú, mi ángel de la guarda... yo, tu ángel alado...

Datrebil

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola angelito ¿Qué haces levantado a las cinco de la mañana? Eso es lo que yo llamo falta de sueño o trastorno al calor, o ambas...
Pues mira yo también tengo un ángel de esos, pero hace las cosas cuando a él le da la gana, es que es de efectos retardados ¿sabes? Lo bueno que tiene mi ángel es que si que las hace, tarde, pero las hace y después cuando pasa el tiempo me vengo a dar cuenta de que por algo llegaron en ese momento.

Un besito y felices sueños... menos mal que yo no me tengo que levantar a esas horas.

Hades

Anónimo dijo...

Quiero que mi ángel de la guarda seas tú.

Melancolía "La Dama de tus Pensamientos" dijo...

Sabes?? Siempre he querido creer en los ángeles. Aunque reconozco,
que nunca acabé de hacerlo.
Después de leer esto, me encantaría tener un ángel como tu.
Un beso con todo mi cariño.