domingo, 22 de junio de 2008

EL MUNDO SE EQUIVOCA

Con un libro de poesía y una rosa blanca en la mano camino desorientado sin rumbo alguno, con la mirada perdida... con el corazón roto. En cada paso se ahoga un sueño, suspira un lamento; se muere una ilusión, renace el desconsuelo.
Miro al cielo resignado en busca de una respuesta, mas sólo consigo distinguir nubes que no me dejan ver el sol, cruel destino que desalienta mi vida. Fue mi pecado amarte y no tenerte mi penitencia...
Murmura la gente a mi paso, comentan que parezco un fantasma, un alma en pena... Quizá no les falte razón, siento que mi alma ya no está conmigo, que pasea por las nubes del desasosiego en fría soledad aferrándose al recuerdo y al anhelo... pudo ser y no fue, ni será...
Intento olvidarte con cada paso desvalido y parece que lo consigo; mil y un caminos se abren ante mí, la esperanza parece surgir. Pobre iluso, sólo son caminos que me traen irremediablemente tu recuerdo: el bello nombre de una calle que en mis labios suena a canto de ruiseñor, el color de una blusa que a través del escaparate llama mi atención, la canción que más te hizo bailar que suena en la radio de un automóvil que pasa veloz... Mil y un caminos, mil y un recuerdos.
Gélido mundo de imágenes y de personas, los que no conoces y los parece conocer, unos sin sentimientos y otros con demasiados; confuso corazón, hirientes sensaciones, ausencia desgarradora, alma etérea...
Desisto fatigado de mi errante caminar, me siento en un frío banco a solas con mi soledad. Con sutileza abro el libro, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda, precisamente por el bello poema 19, capricho de mi sino, quizá. Más lejos de ayudarme a olvidar, a medida que lo leo me hace recordarte aún más y más, cada palabra, cada verso...
Piensa el mundo que se puede vivir sin amor, mas afirmo yo que el mundo se equivoca.
Melancólicas lágrimas recorren mis mejillas, despidiéndose de unos ojos tristes; a la par caen al suelo mustios pétalos de la rosa blanca, símbolo de la espiritualidad del amor concebido por Platón, que sujeta mi temblorosa mano, desvaneciéndose así su fresca hermosura...
Cae la noche, desafiante, con paso cansino vuelvo a mi casa, morada de suspiros y anhelos, pensando en un nuevo día que acabe con mi desdicha. Rendido a la evidencia clamo al cielo, a aquel que pasea por las nubes, que se apiade de mi alma, pues de mí ya no puede...

Datrebil

1 comentario:

Anónimo dijo...

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminoos ojos
y tu boca tiene la sonrisa del agua......

¿Te has levantado un poquito triste esta mañana? Los domingos no se puede uno poner triste.... eso se deja para el 29 de febrero.
Y no te preocupes por el pudo ser y no fue y no será porque estás gastando energía inútil, lo que te tenga que pasar, si está para tí te pasara, sólo que tal vez sólo te ocurra en su momento adecuado.

A veces, las cosas que queremos tardan un poco en llegar, pero si son nuestras llegan, sólo hay que tener paciencia y saber esperar, eso y no olvidarnos de nuestros sueños.
Un beso. Hades