jueves, 12 de junio de 2008

AMOR, OYE MI MÚSICA

Tarde desapacible, rompe el silencio la fuerte lluvia, el ronco tronar. La soledad embarga mi alma, triste la oigo sollozar. Otro día más sin verte, ya no lo puedo soportar; el errante deambular se hace insufrible, no sé hacia donde fui, ni hacia dónde voy… muero cada vez que estoy sin ti.
Enciendo la radio, a mis oídos llegan dulces notas, romántico sonido… es el canto del saxo que gime un lamento, que suspira sentimientos a puro dolor
Es la música mi compañía en tu ausencia, la incondicional cómplice que solidaria a mí se presta. Ella es mi sustento, el reflejo inerme que a ti me recuerda. Canción que me haces soñar, sentados juntos en la orilla de la playa a la luz de la luna que refleja su belleza en el ancho mar, no dejes de sonar. , que nadie te pueda atrapar, alcanza su corazón y hazlo regresar, que vuelva sus pasos en su dulce caminar.
Amiga mía, no te olvides de mí… Lentamente desvanezco, sin remedio; se me cierran sin retorno los ojos como quien pierde una estrella… luz del alma, regresa a mí.
Fuente sin agua, abeja sin flor, noche sin luna, día sin sol… yo sin ti. Triste quejido es mi anhelo, la quiero a morir, cruel lamento. No dejes para otro momento, amada, tu regreso… nunca el tiempo es perdido, pues con tu ausencia he aprendido a quererte más, si cabe.
Quisiera ser brisa que mesa tu delicado cabello, gesto que esboza en tu hermoso rostro un tierno retozo. Rosa bella que, con solo una sonrisa, mi corazón acelera, por ti la cabeza pierdo; comerte a besos es mi sueño, mi fantasía.
Vivo porque no muero, muero porque no vivo… aferrado a una esperanza, a una quimera. Le deseo, nada puedo hacer, es mi sino, ya lo sé, quién me lo iba a decir.
Melancólico saxo, mi fiel compañero, agita tus notas; hazlas llegar hasta mi amada, que ajena a mi desenfreno vive. Hazle saber que desfallezco por decir te quiero, que sin ella muero…
O tú o ninguna, vida mía. Eres el sentido de mi caminar, entra en mi vida, dulce joven, que mi camino se acaba y mi amor se marchita, pues nada es para siempre, y se aproxima el final.
Música celestial no dejes de sonar que, aunque yo me ausente, su corazón debes tocar.
Hoy me despido, mi nostálgico saxo, sin miedo a nada busco la paz en otro lugar; pues con sopor he vivido su ausencia y ya no quiero hacerlo más. No dejes de sonar, pues su corazón has de tocar.
Adiós, mi amor perdido, tenerte no he podido; mas amarte es un placer

Datrebil

1 comentario:

Anónimo dijo...

Increible. Compartimos los mismos sueños.