miércoles, 24 de febrero de 2010

¿CÓMO NO ESCRIBIR DE AMOR?

Y... ¿cómo no escribir de amor? Si de amor está hecha la vida y de él, se sustenta no sólo la mía, sino la de ella, la de él, la de aquel, la de aquella otra e, incluso, la tuya.
¿Cómo no escribir de amor? Si el amor le da alas a mis sueños para que alcen el vuelo hacia nubes de ensueño donde poder pasear sin mirar atrás.
Si levanta castillos de arena en medio del mar, cimentando su sustento en la fe del sentimiento que lidia con las furiosas olas de la razón; al tiempo que eleva sus almenas hacia el cielo con la intención de tocar los rayos de sol o, tan siquiera, rozarlos.
Si es capaz de deshelar un glaciar con la mínima chispa de un corazón enamorado, de entonar el eco a su latido en una diáfana pradera; o de hacer florecer la más bella rosa en el mismísimo desierto, yermo ya por el tórrido paso del tiempo, de inclemencias meteorológicas y demás circunstancias.
¿Cómo no escribir del amor? Si, una vez mis ojos se abren, es el amor el que mueve mi cuerpo, aviva mis latidos y dibuja en mis labios una feliz sonrisa que busca en los labios anhelados su reflejo.
Si mi cuerpo es un manojo de nervios, cuando se encuentra cerca del cuerpo deseado; si mi corazón brinca tan vigoroso que casi se adentra en el pecho de mi amada en busca de un abrazo eterno que haga suyo el corazón por el que muere en cada suspiro.
Acaso, ¿podría escribir de otra cosa?
Tal vez, sí; pero no quisiera perder el tiempo que me queda por vivir escribiendo por temas vanos y ufanos, en vez de escribir de amor. De cuánto me hace sentir y de cuánto puedo hacer sentir compartiéndolo con ella, con él, con aquel, con aquella otra o, incluso... contigo.

Datrebil

miércoles, 16 de septiembre de 2009

NOCHE DE PASIÓN

Quiebra la oscuridad de la habitación un tenue rayo de luz colándose por la rendija de la persiana y acierta a dibujar en la pared la sombra difusa de tu cuerpo y el mío que juegan a amarse sobre una cama de sábanas blancas.
El rojo de mis labios de rinde al elixir de tus besos, que embriaga mi mente, mi alma. Jubilosa tu lengua, reescribe en la mía los versos de amor que quedaron en su punta sin ser pronunciados; a la espera, tal vez, del momento que jamás llega.
Mis manos dibujan en tu espalda el más bello lienzo donde el amor haya sido retratado, cual pinceles empuñados por algún célebre pintor. Mientras mis dedos recorren cada centímetro de tu piel con excelsa suavidad; se derriten en tu cuello mis labios, enardeciéndote de placer.
Arribados por un cadente oleaje de caricias y abrazos, nuestros cuerpos yacen, en el lecho, ansiosos de lujuriosa pasión. Te sientas a horcajadas sobre mí, abriendo ante mí la flor del deseo. Sediento de ti, ahogo el anhelo entre sus pétalos y bebo del lascivo rocío que la humedece, embriagándome del sabor de tus entrañas.
Una vez saciada mi sed, tus tiernas manos se apoderan de todo mi ser. Comienzan su andadura en las nalgas, ascendiendo sin prisas por la espalda, hasta el cuello. Se detienen tus manos en mis labios empapados en la miel de tu sexo; del mismo modo que el poeta carga su pluma en el tintero para escribir sus mejores sonetos de amor, bañas tus dedos en mi boca y emprenden un camino descendente derramando versos etéreos sobre mi torso. A su paso, deja un reguero de vellos erizados que estremecen con tu tacto.
Irremediablemente, pausan tus manos en mi ardiente y erecto sexo, ávido de gozo. Sienten tus manos sus propios latidos; a su son, lo acaricias vigorosamente, lo besas y lo introduces en tu boca para beber de él, el elixir del deseo; mientras tu lengua provoca en mí, una inmensa sensación de placer.
Saciados ambos, entrego mi cuerpo al vaivén de tus caderas que enérgicamente cabalgan sobre mí. Tu sexo y el mío se funden en uno solo... al ritmo de nuestras ansias, al fuego de nuestras almas.
En un derroche de fantasías y sueños, hacemos el amor hasta que nuestros cuerpos aguanten.

Datrebil

viernes, 29 de mayo de 2009

NIÑA DE MIS OJOS

Como ya dijera el gran Neruda, puedo escribir los versos más tristes esta noche... mas yo no lo quiero. Pese a la forzosa ausencia que hoy nos distancia no encuentro motivos para dejar de contentarme, pues esta situación no hará más que acrecentar mi sentir. Es nuestro amor lo más hermoso que me pudo suceder.
Podrán aparecer nubes negras que cubran el ancho cielo y no te dejen ver más allá de su oscuridad, podrá sentir celos el aire por robarle al viento el más tierno susurro; mas no podrán jamás arrebatarte el amor que aquel loco soñador, que un día paseó por nubes de ensueño, siente por ti, mi bella flor.
Aún estando tan lejanos, mi corazón late henchido de amor y goza de tu cariño desmedido. Estás conmigo en cada suspiro que libre vuela en tu busca, en el susurro dulce que solivianta mi oído... en el viento suave que acaricia mi sufrida tez... en la delicada brisa que endulza mis labios anhelantes de tus besos... en el soplo etéreo que embriaga mi olfato con aroma de café...
Te bañas en un mar tintado con el color de la esperanza, sumergida en la mirada que dejó de ser triste. Eres la niña de mis ojos, la brillante luz que devolvió el candor a mi sobrio mirar... la alegría de una sonrisa compartida, estigma del divino sentimiento que nos unió.
Tu alma sensible, esencia de cuanto eres hoy, penetra por los poros de mi piel instalándose en mis entrañas, desplegando su pureza en cada gota de mi sangre que impetuosa fluye por mis venas; se cobija en mi pecho, toma en sus regazos mi loco corazón arropándolo como a un inocente niño que recién comienza a vivir...
Te extraño estos días más que nunca, amor, pero no dejaré que la pena me invada; pues aún sin estar, estás más presente en mí. En cada pensamiento emerges tú, en cada latido que dentro siento, en cada beso no dado y que surca el aire procurando tus labios...
En los sueños de noches frías de acompañada soledad, paseamos tú y yo abrazados por la orilla del bello mar empapado de atardecer que baña la playa de Matalascañas, allá donde su agua clara esculpió tu cuerpo, anhelo de mis manos. Felices nos entregamos al poder del amor al que sucumbieron nuestras almas y nuestros cuerpos.
Son momentos de nostalgia... palabras mudas de la soledad...
Silencio roto... por el latido enamorado de mi corazón... amor, palpitando por ti...

Datrebil

viernes, 8 de mayo de 2009

CORAZÓN QUE VUELA

Es el amor sincero el que hoy siento tan dentro, sin ti ya nada tendría sentido...
Ya no tengo el corazón roto, ya no... Tu amor me lo ha cosido. La suave brisa de aires cálidos ha entrado por los poros de mi piel, sacudiendo mi alma y mi ser, llenándome de ilusión y cariño...
Se tambalean los cimientos de mi vida, el tibio viento que me trae tus besos volados la azota ávidamente. Resurge en mí aquel adolescente que un día fui y que se moría por amar... mi entrañas redescubren, hoy, el nervioso hormigueo del sentimiento que mueve el mundo, del mismo modo que lo sentí la vez primera que el amor llamó a la puerta de mi corazón aún siendo tan joven.
Le han salido alas a mi loco corazón, aquellas que perdió tu ángel cuando prefirió ser mortal y pisar el suelo que acoge tus pasos. Vuela libre entre las nubes que guardan sus secretos; surca el viento buscando su susurro dulce, aquel que envuelve tu deliciosa voz, regalo que acaricia mis oídos con un “TE AMO” muy sentido... Dos lindas palabras, cinco letras divinas que me hacen rozar el cielo...
Ahora, más que nunca, pasean mis sentimientos por las nubes... allí donde tus sueños y los míos se entrelazan con júbilo dando rienda suelta a la imaginación. Un lugar algodonado en el que tu alma y la mía se abrazan estrechamente sin separarse jamás, impidiendo distinguirlas por sí sin la una con la otra... fundidas en sólo una... alma de amor...
En cada tocada que suena se erige un pálpito por ti sentido, el latido acelerado de mi corazón prendido... espero la tarde que me trae tu imagen y tus mudas palabras que tanto dicen... Robas mis pensamientos, todos son tuyos; bendito el destino que nos cruzó en un mismo camino...
Una mirada con aroma a café penetra en mis ojos de esperanza devolviéndoles la luz que, hace tiempo ya, perdió; brillan nuevamente, son eco de tu sonrisa linda... reflejo de mi felicidad...
Se impregnan mis labios de la fresca menta de un caramelo, sabor de los besos que tu boca desea ofrecer y recibir la mía: caricias del alma que toman cuerpo, suspiros de corazones enamorados...
¿Amor? Nadie me explicó... quizá no... Mas quién sabe qué es el amor, si no más que por lo que uno siente y lo hace feliz. No obstante, para mí lo es y por nada del mundo cambio yo lo que siento por ti; pues amor o no... Hoy soy feliz...

Datrebil

jueves, 16 de abril de 2009

CORAZONES TRISTES

El cielo se torna gris, se oscurecen las nubes por las que paseas cuando perciben tu tristeza en el aire inmersa. Llega a su algodonada textura el estéril lamento de tu alma gemela que solloza mientras lee tus desgarradores versos, aquellos que expresan desvalidos sentimientos, sensaciones inermes que quiebran las esperanzas de bellos anhelos...
Se vuelve amargo el dulce sabor del algodón de azúcar que roza tus manos en cada paseo, se impregna de desilusión, de desamor, quizá... La cálida brisa que empuja suavemente esas nubes enamoradizas se hiela con la simple caricia de tu alma abatida, desencantada...
Ya no trinan los pájaros que vuelan entre las nubes por las que alegre paseabas, ni juegan con ellas, notan el desánimo que en su interior anida por verte infeliz. Resbalan frías lágrimas de las oscuras nebulosas, lloran tus penas y decepciones. Se desvanece ya el último rayo de sol que atraviesa tu dolorido pecho, se cierra a cal y canto, de nuevo, tu herido corazón... la impenetrable coraza lo envuelve presta, mas pese a quien cariño te tiene... y a su apenado corazón...
Se extingue la llama que en tu corazón prendió el amor, por desconfianzas o desilusiones, qué más da; unos que se fueron y otros no terminaron de llegar... se llevaron consigo la luz de tu mirar...
Quiebran en pedazos bellos anhelos en cada verso tuyo, llegan al firmamento tus sueños rotos... y consternan los ojos del loco que mira las estrellas desde el sur de nuestra tierra; ya no las ve brillar, perdieron su esplendor... se apagan contigo, mi afligida amiga...
Mas no lo permitirán mis nubes, alma de poeta... velarán por las cenizas que jamás se desvanecerán en tu cansado corazón, animarán con liviano viento el rescoldo que en él se halla para reavivar la llama de la ilusión y la esperanza, pues te mereces mucho y más... Llegará un cerrajero, un día, que con buen tino y merecimiento logre abrir el invulnerable candado que doblega a tu corazón... ya lo verás...
Mientras tanto, te tiendo mi mano amiga para acompañar tu errante caminar... mira al cielo cuando me necesites, pues en una nube, en una estrella, en la brisa de más allá... me encontrarás...

Datrebil

jueves, 26 de marzo de 2009

DECIDLE, POR FAVOR

Decidme, estrellas del cielo, cómo decirle esto que llevo dentro y que de ansias me mata, si mi voz no alcanza a oír mi amada... Decidle vosotras, por favor, lo que mi corazón siente, pues la tenéis más cerca... tanto como yo quisiera tenerla...
Habladle al oído, como susurro callado, que llegó a mi vida tal que agua de mayo a los campos y que encendió de nuevo la llama de la ilusión en mi corazón... Que me encontraba perdido en errante caminar y ella prendió la luz hacía donde guiar mis pasos iluminando el sendero del amor a mis pies...
Contadle que mis pensamientos le pertenecen y con ellos mis sueños... que cada noche la busco en el firmamento y que, aún en la distancia, la veo más bella... Que la siento a mi lado en la cama, que me acuna en sus regazos como la madre a su pequeño...
Comunicadle que despierto percibiendo el calor que deja en mis sábanas cada mañana... Que su perfume queda impregnado en mi cuerpo como queda la fragancia en las manos de aquel que reparte rosas...
Mencionadle con tino que mi alma vela su destino, aún estando tan lejos; y que estaré siempre presto para cuando tienda su mano pidiéndome auxilio... Que mis silenciosas palabras serán bálsamo para sus lamentos y sonrisas para sus alegrías...
Referidle, amigas, que mi corazón late por su alma con amor profundo y sincero; que arde en pasión y en deseo saciados en compartidos sueños... Que no se desvanece el anhelo de tenerla en mis brazos y sentir su piel en mis manos... en mil caricias...
Anunciadle que se secan mis labios suspirando por besar los suyos, que ansían beber el elixir del deseo en su boca dulce... Que mi pecho se estremece sólo de pensar el liviano roce de los tuyos, albergando el gozo del amor puro y lozano...
Decidle estrellas del cielo, a mi luna amada, que muero por ofrecerle mi amor entero, que mi alma agoniza por fundirse con su alma clara en vigoroso abrazo... Que mi corazón será suyo por siempre si ella así lo desea... en cuerpo y espíritu...
Explicadle a mi luna bella que la amo con locura, pues de otra manera no se amar... Que la siento correr en mis venas, entre la piel y el alma...

Datrebil

domingo, 15 de marzo de 2009

PÉTALOS MELANCÓLICOS

El cálido manto de la melancolía cubrió, de nuevo, mi alma mientras leía aquel poema. En cada verso se escapaba una ilusión, entre mis dedos la dulce esencia de la rosa se desvanecía… Con el corazón encogido, su recuerdo se hizo presente; secas lágrimas de anhelo y nostalgia asomaron a mis tristes ojos, dudosas entre bañar mi alma o humedecer mis mejillas, reflejo mismo de mi existencia: querer y no poder…
Pétalos versados me traían su silueta a mis torpes manos, afanosas por ofrecer una leve caricia. Aquella que dejara en mí la eterna fragancia de la rosa; la que perdura inquebrantable al inevitable paso del tiempo, a la agónica ausencia, a la indiferencia…
Evocaba el melancólico poema a la blanca rosa, mi musa, mi alma… mi amor. Nuevamente, mis sentimientos fluían encausados por mis venas, mi sangre los conducía hacia mi loco corazón vertiginosamente estremeciendo mi cuerpo, mi ser… - Se acelera el pulso, cada latido es aun más fuerte que el anterior, resurge el amor en él - quise pensar yo. Mas nunca dejó de amar, pues quien de veras ama, no deja de amar jamás; siempre acoge en el interior de su corazón el rescoldo del sentimiento que lo mantiene vivo.
Exaltaban sus versos mi sentir, mis pensamientos; aquellos que con sencillas palabras he expresado en poemas y en prosa: entendibles para algunos, no tanto para otros; afines a unos y opuestos a otros… No obstante, no dejan ser mis propios pensamientos reflejados de una forma personal, quizá; pero que, al fin y al cabo, no son más que mis sentimientos… para bien o para mal.
Ayer leí un poema, una caricia de la melancolía, que manifiesta mi sentir tal como si tras mirarme a los ojos hubiese advertido en mi transparente mirada aquello que mi corazón guarda custodiado por mi errante alma; aún sin haberme tenido, su autora, nunca delante suya. Del mismo modo que pareciera, incluso, que hubiera entrado en mis entrañas empapándose de mí para expresarlo luego en sus versos el sentir de mis sentires más profundos e intensos.
Es en él… en un poema que al leerlo, la melancolía me acoge en sus regazos y abraza mi alma, donde queda recogido mi ser y mi sentir…
Gracias, amiga, por tan hermoso poema.

Datrebil

miércoles, 11 de marzo de 2009

PALABRAS...

Siempre ha sido mi corazón un lugar de puertas abiertas, donde entró aquel que quiso y salió de él cuando lo decidió, donde permanecen aquellos que lo desean y regresan quienes quieren. Quizá por eso ha sufrido tanto y ha hecho tanto daño, también; tal vez no supe retener en mi corazón a quien me amó como nadie lo hizo nunca, o dejé entrar en él a aquella persona que como a ninguna amé sin que ella llegara a saber siquiera cuanto por ella sentía... o, es posible, que viva dentro de él quien me ama y me lo ha dado todo sin que yo entendiera cuanto sacrificó y ofreció por mí, incluso sin recibir lo que esperaba...
Hoy nuevamente se diluye en la oscura tinta de palabras derramadas sobre un inmaculado papel, una amalgama de sentimientos, de ilusiones y sueños... alegrías y penas, hechos y anhelos... cumplidos, unos; y rotos, otros... Palabras que plasman aquello que emerge de mi alma, grito en silencio que desnudan mis sentimientos callados, sentir que, como siempre, busca el abrazo de quien al leerlas se identifique con él y procure mimos amigos que lo acompañen en este frío caminar. Palabras que se tiñen con los tonos tristes que reflejan mi mirada; mas siendo yo tan feliz como en aquellos días ya pasados, vuelven mis ojos a ahogarse en la soledad de sentimientos errantes que deambulan por las algodonadas nubes por las que paseo asiduamente.
Siento los pies en el suelo, paso a paso recorren los caminos de la vida con mayor o menor dificultad siguiendo el ritmo cansino del paso de los días; con ellos van mi cuerpo y mi mente, a la par resuelven las horas que han de pasar trazando el destino que me tocó vivir. En cambio, hay una parte de mi ser que aún se resiste al sometimiento del tiempo y de los designios, mi corazón lucha osadamente contra obviedades e imposiciones... Aún latiendo cadenciosamente al abrigo de la flor de loto, que abre sus pétalos ofreciendo su adorable fragancia mientras el sol regala su luz a la vida, un palpitar afanoso rompe el compás suspirando por la caricia dulce del susurro de viento que solivianta mi alma...
De nuevo, son las palabras que traza la pluma que mi mano empuña, sentimientos que mi corazón arrulla y que no tratan más que coser las fisuras que las espinas del amor produjeron en él. Palabras que atesoran mis sentires más sinceros y profundos, que se lleva el viento en libertad hacia el barrio de los incomprendidos de loco corazón...

Datrebil

miércoles, 25 de febrero de 2009

SED DE AMOR

Se hunden mis manos en el oscuro mar de tu cabello, alborotado por la vehemencia del viento que atestigua nuestro encuentro. Se deslizan suavemente sobre sus tenues olas hasta detenerse en la orilla de tu cuello, donde mis labios dejan la huella de su paso en la tibia arena de tu piel.
Se adentra mi mirada en las profundidades de tus ojos, que destellan la luz del sol que reina en tu interior. Puedo ver en sus cristalinas aguas un precioso arrecife de corales envuelta en un aura resplandeciente y pura, tu alma se muestra en cada etéreo reflejo.
Un poco más abajo, allá donde descansan las blancas perlas de tu boca, la luna dibuja en la superficie de tu cara la curva más delicada y hermosa que jamás exista. Naufraga mi sentido común en tu sonrisa dulce y bella, colorean de rubor mis anhelantes besos la comisura de tus labios, se desata el deseo de amor que guardamos dentro.
Resuena el eco de mis latidos en las suntuosas montañas de tu pecho, fundido con el mío. Entre mis dedos, las flores de tus senos sienten las cálidas caricias de mis manos, ávidas de tu cuerpo. Se deslizan levemente hacia tu espalda recorriendo cada centímetro, apenas con las yemas de los dedos, mientras se estremece tu piel a su tacto.
Ladera abajo, las palmas de mis manos encumbran el monte de Venus llenándolas de fogosidad, de plenitud, de vida… Languidecen las falanges de mis dedos en la húmeda vaguada donde confluyen tus piernas, devorados por el ardiente furor de la oquedad que guarda tus ansias, tu deseo, tu pasión desenfrenada… Allá donde mi boca se embriaga del elixir de tu vientre. Allá donde irrumpe, finalmente, atraído por la lujuria, mi sexo sediento.
En un excitante ir y venir, sacian su sed de amor tu cuerpo y el mío… mientras se ahogan mis sueños en el manantial de mis ojos que no te ven cuando despierto y me traen a la amarga realidad.

Datrebil

jueves, 18 de diciembre de 2008

¿POR QUÉ BRILLAN LAS ESTRELLAS?

Son muchas las veces que al cielo he mirado, buscando en la oscuridad de la noche, la luz de las estrellas. Cerraba los ojos y soñaba despierto que podía tocarlas mientras su mágico resplandor se me escapaba entre los dedos; volvía a abrirlos y observaba que aún eran más las centellas que acompañaban a la luna en su solitario navegar por el ancho y negro mar del firmamento. Era un momento encantador, un místico instante en el que todo desaparecía de mi mente… Tan sólo una cuestión rondaba mi cabeza, siempre me preguntaba: ¿Por qué brillan las estrellas? Y aunque procuré resolver mi duda, nunca alcancé una resultado concluyente…
Hoy que te miro a los ojos y me ciegan su hermosura, puedo decir convencido que he encontrado la respuesta.
Es el candor de las hermosas miradas de las mujeres reflejadas en las amargas lágrimas que la luna derrama en su envidioso devenir, a merced de su lindeza por saberse que ellas menos bella. Clama al cielo su desdicha, encelada se lamenta, llora Selene la pena de ver en las mujeres la belleza que anhela. Ilumina la noche con millones de asteroides que dejan su estela como la mariposa de sueños en su lánguido volar.
Quizá por eso me encante observar las estrellas; tal vez por eso se dibuje en mi cara una sonrisa cada vez que encuentro en la espléndida Osa Menor la centella que más brilla, la Estrella Polar. Es en ella donde se irradia el inmaculado relucir de tus ojos, la deslumbrante pureza que emerge de tu mirar cual si fueran los resplandecientes pétalos de una preciosa rosa blanca.
Es la lágrima de luna donde se refleja tu hermosura, donde tu belleza interior deja su huella, es aquella estrella que orienta mi alocado destino, guía de mi errante caminar…
Sí… Es por eso… que brillan las estrellas.

Datrebil

viernes, 12 de diciembre de 2008

NOSTÁLGICA AUSENCIA

Hoy vuelve a llover, se salen mis ojos nostálgicos por la ventana con la mirada perdida, se vidrian de melancolía buscando en cada gota caída el reflejo efímero de su sonrisa; mas no logro encontrar siquiera el leve brillo de su mirar. Se humedecen mis labios ansiosos saboreando los besos suyos que nunca probaron, el aire frío de su ausencia los seca y agrieta dejándolos sedientos del dulce néctar de su boca. Se escapan suspiros anhelosos de ella, se pierden entre las nubes oscuras que acompañan mi soledad.
Es la tesitura de quien ama a una mujer sin que, tan sólo, pueda decirle lo que siente... Aquel que riega con lágrimas amargas los pétalos de una rosa blanca, el mismo que naufragó en las aguas que bañan el reino de la fantasía, que imaginó rozar con palabras escritas la luna bella, o quien deseó acariciar tenuemente el delicado susurro del viento... Un loco soñador que ama al amor y siente el miedo en su piel por no poder amar con el amor que pretendiera... Y que se contenta tan sólo con verla un segundo, pues para él es al mismo tiempo tan breve y eterno...
Dile mirándola a los ojos que la amas, me dice una voz amiga. Mas cómo decirle aquello que siento, si de hacerlo con ello perderla puedo... Cómo explicarle cuánto por ella padezco, si al intentarlo enmudece mi voz, las palabras se silencian... Y cómo callar, si de ganas me muero por contarle este sentimiento tan fuerte que siento en mi pecho... O cómo no amarla, si de no hacerlo a mi corazón mentiría y perdería la cordura mi razón...
Cuando sus ligeros pasos la alejan de mí y mis manos tratan de sujetarla sin conseguirlo, se me desgarra el alma... y muero. Las tardes sin ella se vuelven silencio y vacío... El paso lento del mentiroso tiempo alarga el perseguido momento de verla de nuevo... y parece no llegar.
Aún sin haberla tenido nunca, si a perderla llegara... ¡¡pobre de mí!! Mi cuerpo quedaría vacío: vagaría mi alma en triste soledad por el mundano país del olvido; mi corazón que por ella late, mi realidad, con ella permanecería siempre como la sombra que custodia cada uno de sus pasos. Sonámbulo deambularía diáfano de sentimientos, a merced de la cruel soledad, de la tristeza de quien no supo amar...
¿Por qué se hace y se percibe tanto daño cuando se siente tan bonito?
¿Por qué duele tanto el amor...?

Datrebil

viernes, 5 de diciembre de 2008

NO HAY DOS SIN TRES

Para qué esperar que caiga la moneda que marque el designio de este sentimiento que me ahoga, si echarlo a suertes no es más que engañar a mi corazón, de nuevo, y engañarme a mí mismo. Es sólo huir de mi propio destino cerrando los ojos a cuanto siento, mas que no lo consigo; pues el amor es ciego y no necesita de la vista para recorrer su camino.
Sigo perdido entre lo que tengo y lo que quiero, albergando falsas esperanzas: unas por alcanzar mi anhelo, otras por apartar de mí este sentimiento. Pues por mucho amarla, entre mis brazos no la tengo; ni por desear olvidarla y evitar mi dolor, lo consigo ni quiero.
Incondicional seré a mi loco corazón, su fiel vasallo en esta desventura que por más que alumbren las dudas a la razón, no dejará que se apague la llama que prende su candor. Lo acompañaré en cada paso, juntos buscaremos la salida de este laberinto de sentimientos en cuyo centro se halla aquella rosa blanca que tanto ansía.
Son numerosos los obstáculos que debemos sortear, altos los muros que tendremos que saltar, serán muchas las espinas de amargura que se claven en mi pecho desangrando a mi corazón en cada intento y, tal vez, ni siquiera superando cada una de las adversidades que se presenten alcancemos acariciar tan solo uno de sus pétalos; mas únicamente con percibir su olor, el esfuerzo se verá recompensado...
He aquí el dolor que clama mi alma: el silencio que guardan mis labios... el amor que gritan mis ojos... Qué más quisiera yo poder clamar al viento lo que siento para que mi rosa blanca perciba la brisa de mi amor en cada uno de sus pétalos. Mas prefiero sentir sus espinas clavadas en mi corazón, que pretender empapar mis manos de su fragancia y todo perderlo... su aroma y sus espinas...
Seguirá mi cansado corazón vertiendo lágrimas de sangre por aquellas llagas que provoquen las espinas de mi rosa blanca. Y aunque la razón diga que no será posible, persistirá la esperanza de que algún día cada gota derramada logre teñir de rojo pasión sus añorados pétalos albinos convirtiéndola en una bella rosa roja, muestra de un amor correspondido...

Datrebil

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LO ECHAMOS A SUERTES

Te quedaste solo, corazón, esta vez sí. Ya no puedo más, no soporto esta agonía.
Es muy duro mirarla a sus lindos ojos, ansioso de que lean en los míos cuánto la amo; porque mis labios no se atreven a decírselo. Y beber su sonrisa besando sus labios, derritiendo los míos, sin rozarlos siquiera; tan solo en la distancia, en el vano deseo...
No quiero seguir sufriendo, amigo mío, entiéndeme. Se desvanecen mis sueños en un quiero y no puedo, constantemente la pierdo sin haberla tenido; se me va la vida por ella, mi rosa blanca. No quiero seguir así, por favor.
Me resulta muy difícil abrazarla sin que mis brazos puedan alcanzarla, aunque muera de ganas por ello. Acariciar su cabello con mis manos sin sentir entre mis dedos su leve roce... Es tan complicado todo...
Te marchitas, mi fiel compañero, en cada yermo latido. Se ahoga la llama que prende tu ser y aún así continúas amándola, a pesar de que las esperanzas se disipen a cada instante. Es aguerrido tu sentir, mas yo ya no puedo proseguir, se agotaron mis fuerzas, se acabaron mis suspiros... se los llevó el gélido viento del olvido. Entra en razón, por favor, desiste de una vez.
Es muy cruel ser el hombro de sus amargas lágrimas de desamor, el pañuelo que las seca de sus mejillas; llorando por dentro, en silencio, por su amor. Aconsejar sus designios, animar sus anhelos por conquistar el corazón de quien también se le resiste, de ese hombre que robó el amor de tu rosa y no lo valora como debiera. Es mi atroz destino, mi camino baldío...
No quiero más, corazón mío, sufrir por un imposible... por una quimera. Se esfumó mi último aliento, con él mis fuerzas...
No soporto verla otro día más sin poder compartir con ella los sentimientos que tú guardaste tan celosamente, aquellos que ahora se llevan mi vida, que te desangra impasiblemente... Es su ausencia una envenenada daga que nos atraviesa sin escrúpulos, sin remisión, saciando la sed de la muerte.
Tomemos ya una decisión, no podemos seguir así...
O echémoslo a suertes...

Datrebil

miércoles, 19 de noviembre de 2008

RECUERDOS

Ayer me estuve acordando de aquella primera sonrisa tuya que quedó a fuego grabada en mis ojos y que aún hoy consigue que prenda en mi pecho con pasión un corazón ardiente. Desde entonces, anhelo latente de mis ojos es reflejarla en cada mirada mía que la busca entre la gente allá por donde voy; es la luz que los iluminan, por los que se abren al amanecer cada mañana... Tu sonrisa... aquella que se clava en un corazón que ansía sus caricias... mi corazón... cómplice de mis sueños.
Ilusiones que aún rondando los límites del olvido y del quebranto permanecen presente en mi vida, una vida que parece cada vez más absurda. Son vanas esperanzas que se aferran a un imposible que se hace evidente en cada día que pasa.
Hoy, nuevamente, vi correr dolorosas lágrimas por tu mejilla, las sequé con los temblorosos dedos de una manos que temen tocarte aunque por acariciarte mueran en cada instante; volví a tragar amarga saliva que se une en su triste divagar a silenciosas y ocultas lágrimas que mis ojos derraman para mis entrañas, gritando al cielo con muda voz cuanto siento.
Y quedaron en estéril intento los abrazos que querían consolar tu dolor, huérfanos de tu encuentro; por miedo a ser rechazado, tal vez... qué se yo... Otra vez, se escaparon ávidos besos de mi boca que nunca llegaron a rozar tus delicados labios, rosa blanca, se perdieron en la fría indiferencia o en la arrogante cobardía, quizá... qué más da...
Es mi condena vivir sin cadenas que mis manos aten, mas el destino se encarga de hacerlo; aunque invisible sea a los ojos de la gente. Puso la miel en mis labios y sin degustarla siquiera la aleja despacio haciendo más largo y duro el calvario. Cruel sino que a mi me vino a tocar, similar al tuyo posiblemente... sinuosos caminos tenemos que recorrer, mi amiga, entrelazados por momentos y tan distantes, en cambio, en otros muchos instantes.
Mañana, permanecerá tu recuerdo... en ocasiones bueno, en otras no tanto. Me embargará la nostalgia entonces, melancolía en la que se convertirán los anhelos de hoy; se volatilizarán los sentimientos que alberga mi alma entre nubes de ensueños y brisa del olvido... quedando sólo su esencia en un recóndito lugar, cerrado a cal y canto, en el que jamás se desvanecerá. Mi amor por ti persistirá por siempre... en mi corazón.

Datrebil

lunes, 17 de noviembre de 2008

NOMBRE DE MUJER

Si hay algo que me estremece sensiblemente es oír pronunciar mi nombre de labios de una mujer... y más aún si son de los tuyos, bella flor. Suena tan delicioso con el timbre de tu voz, suave melodía que embriaga mis oídos y hace vibrar el corazón que llevo dentro. Es mi nombre en la comisura de tu boca el dulce caramelo que mis labios quieren probar, el tierno beso que anhelo con locura y quisiera robar de tus carnosos labios carmesí; alimento que saciaría el agonizante hambre de amor que sufro en silencio. Me llamas por mi nombre y se paraliza el tiempo, el mundo deja de girar... sólo se mueve la ligera brisa que trae tu voz hacia mí, que me acerca tu presencia que hasta te puedo sentir... incluso tocar sin haberte tocado...
Ahora bien, no hay placer mayor para un hombre que mencionar el nombre de una mujer y, muchísimo más si es el nombre de la mujer que ama. Cuando pronuncio tu nombre, mi rosa blanca, me sale de lo más profundo del pecho; es mi corazón quien lo grita con pasión y mis labios aquellos que suavemente lo canta para que llegue a tus oídos melódicamente lleno de dulzura. Sedosa palabra que endulza mi paladar, es la mejor canción... el alegre trino del pájaro soñador que vuela libre surcando vientos de esperanza y amor...
Ruidos maliciosos e insoportables aplacan su furia ante el brioso eco del nombre de una mujer que un hombre enamorado clama al cielo allá donde fuere. Es tu nombre, blanca rosa, los pasos de mi errante caminar, el son que marca los latidos de mi corazón... la sangre que recorre mis venas. Es el ángel que bate sus alas en mis sueños buscando cobijo en el arrullo de mi voz, que juega con las nubes de mis pensamientos e ilusiones... algodones de esperanzas y anhelos...
Acaricia mi alma pronunciar tu nombre, amiga mía, tu nombre de mujer... palabra que suena distinta en mis labios a cualquier otra. Lejos del vacío de muchas otras palabras, tu nombre envuelve multitud de sensaciones, de emociones... dibuja en mi rostro una sonrisa, ilumina de alegría mi clara mirada... me devuelve la vida cuando el último aliento se acerca ferozmente... Sólo oír tu nombre en el abrupto silencio que la sociedad rige, logra que me acuerde de ti, flor que el alba tintó de su color. En voces ajenas lo oigo y, aún así, me suena tan cercano, tan mío... tan tuyo... idéntico a tu nombre es el de otra mujer, mas en ella te veo a ti... Es tu nombre mi delirio, con el te tengo en mí...

Datrebil

jueves, 30 de octubre de 2008

EL CORAZÓN DUELE

¿Cuántas veces me he preguntado si dolía el corazón? Pensaba que sólo llegaría a dolerle a quien sufriera un infarto o algo parecido; pero ya sé que no es así, no hay que estar enfermo para que el corazón te duela o, más bien sí, enfermo de amor. Me he dado cuenta de que el amor, en este caso, el desamor, daña nuestro órgano vital y sentimental de una forma brutal hiriéndolo considerablemente.
Hace algún tiempo me preguntaba una muy buena amiga que si se podía morir de amor... Entonces le dije que sí, y aún hoy lo afirmo más rotundamente... El amor no correspondido o ese amor imposible dejan una herida mortal en el corazón que te mata poco a poco; se desangra con cada volátil suspiro, con cada amarga lágrima vertida, con cada vano lamento... Lo sé por experiencia propia...
Empiezas a ser un muerto viviente, un zombi que deambula por un mundo vacío, sin sentido, en el que tropiezas una y otra vez. Pero como el ser humano es así, se vuelve a levantar y sigue caminando en busca de su destino sorteando obstáculos como bien puede, sabiendo que tarde o temprano caerá nuevamente... Esa es nuestra vida... una sucesión de idas y venidas, de caídas y levantadas, de subidas y bajadas... alegrías y penas, al fin...
Mientras tanto, mi corazón sigue su ritmo, independiente. Ajeno a tanta paranoia, trata de sacarse las espinas, que el rosal del amor dejó en sus regazos, aferrado a una utopía que ansía desesperadamente... Expira lentamente sin querer darse cuenta, ignora la evidencia, o lo pretende al menos; agoniza por los pétalos de una rosa blanca, por las gotas de rocío que la humedece ligeramente, por la liviana brisa que arrulla su tallo con suma sutileza...
Se desvanece mi corazón... se ahoga en su lamento. Regala su cariño en forma de amistad a la vez que guarda un hueco en su interior para su añorada flor, donde el amor envuelva con mimo su delicada figura.
Me muero por amor... se disipa mi alma entre la niebla del anhelo...
Mas no tengo miedo a morir, nunca lo tuve, y ahora menos; pues sé que entonces... en otro mundo, aún mejor que éste... tú y yo, mi bella rosa, estaremos juntos.

Datrebil

lunes, 27 de octubre de 2008

TE PIDO DISCULPAS

Te pido disculpas... a ti que me acompañaste desde siempre, fiel y tolerante. Que viviste todas y cada una de las experiencias que transcurrieron en mi vida... buenas y malas...
Has disfrutado, tanto como lo hice yo, de momentos alegres ya pasados que hicieron de mí un hombre afortunado; hemos conseguido juntos alcanzar metas y retos marcados... Hemos amado y nos han amado como a nadie... Y también lo hemos compartido, mi gran confidente y yo...
Sabes bien que, por otro lado, hubo esos malos momentos que tratamos de olvidar pero que ninguno de los dos puede, pues pertenecen a nuestro sino. Sufrimos juntos, apoyándonos el uno en el otro, como lo hacen los amigos, siendo el hombro del consuelo que uno busca en esas situaciones difíciles que se presentan en nuestro proseguir. Se cebó el amor conmigo y, cómo no, contigo que padeciste a mi lado las dolencias que provoca ese lado oscuro que lleva consigo, desamor lo llaman.
Amargas lágrimas silenciosas derramaron mis ojos por una rosa blanca que arrebata mi razón llevándome a la locura por los caminos más lastimeros que el amor originó; lágrimas de sangre vertiste tú durante nublosos días en los que los rayos del sol de desvanecían estériles ante la oscuridad de suspiros cargados de soledad y melancolía, y durante noches sombrías en las que se disipaban mis sueños entre estrellas de olvido y luna de ausencia...
Te pido disculpas... por no conseguir el amor de la rosa que anhelo... Sé que aquello cuanto yo quiero lo quieres tú... y sé que procuras la flor que yo más amo; mas por eso sufrimos del mismo modo tanta tristeza... Sólo puedo ofrecerte su amistad tal como me la ofreció a mí, pura y sincera como lo es ella... No más puedo compartir contigo que el calor de su mirada clara, la alegría de su sonrisa bella, el son melódico y delicioso de su voz... Míos son, tuyos son...
Es tu lucha hoy, la misma que la mía... cuidar de su caminar para que no vuelva a tropezar y ofrecerle una mano amiga si al hacerlo nuevamente se necesitara levantar... Soliviantar sus penas como lo haces tú conmigo y complacerse de sus alegrías como si propias fueran es nuestro destino, apegado compañero...
He aquí nuestro legado, corazón mío, loco y maltrecho como lo es mi alma.
Te pido disculpas... a ti, corazón, mi leal amigo.

Datrebil

domingo, 19 de octubre de 2008

AÑORANZAS...

Hoy, como otras muchas tardes de estos últimos meses, anhelo nostálgicamente a la rosa blanca que un día clavó sus espinas en mi corazón para hacerlo suyo desde entonces. Veo en ella oscuros pétalos llenos de tristeza y melancolía que, aunque no consiguen arrebatarle su belleza, van desvaneciendo poco a poco su resplandor sumiéndola en un obstinado desánimo. Añoro con locura tu esplendor, mi linda flor, aquel que logró enamorarme sin remisión.
Ansío demasiado poder gozar, de nuevo, de tu simpatía y de tu alegría inundándome de tu sonrisa; rozar tu alma clara a través de tu hermosa mirada... Sueño cada noche con sumergirme en el lívido mar de tus labios, zozobrar en el impetuoso oleaje de tus besos... despojado naufragar al tibio roce de tu tersa piel que atavía tu cuerpo bello, despertar plácidamente con el calor de tu pecho, con el latir melódico de tu corazón... Son sentimientos guardados bajo llave dentro de mi loco corazón que buscan una ínfima rendija por donde huir, que sólo desean acariciar tu alma y desvelarle aquello que callan sumisamente ahogándome en mi fría soledad...
Ha deslucido tu esplendor la tormenta ya pasada, con ella amargas lágrimas de desamor que rasgaron tediosamente tus ojos y tu pecho. En tu interior sólo ha dejado confusión: el amor y el odio se baten en duelo, la desilusión y la esperanza alzan espadas, disparan a matar el olvido y el recuerdo... el sí y el no... el amor y el desamor...
Son tiempos difíciles, amiga, los que te toca vivir; mas debes saber que no estás sola y no lo estarás jamás. Hay un valeroso ruiseñor que ha apostado por ti y ha hecho méritos para recobrar y merecer tu amor; te ama más que nadie y sabe comprender. Dedícate a él como él lo hará por ti...
Deja las nubes pasar y que la luz del sol te vuelva a iluminar, deja volar a ese colibrí que no supo luchar por tu amor y que prefiere la fragancia de otra flor a pesar de no hacerlo feliz...
Cantará las más bellas melodías, tu honroso ruiseñor, para ti; sacrificará su alegre y libre revolotear para hacerte dichosa, tal como te mereces... confía en ello, mi rosa blanca...
Velará por tu caminar este pobre loco que escribe estas humildes palabras, reflejo fiel de sus sentimientos. Este empedernido romántico al que, su amiga eterna y la pálida sombra que tiene su amistad, se empeñan en definir como un ángel. Lo sea o no, creo que no, cuidaré de ti mientras tú me lo permitas; tendrás siempre mi amistad y mi cariño. Piensa que cuando me necesites y no puedas verme, yo estaré desde donde algún lugar deseando que la suerte te sonría y que la alegría te cobije en sus regazos.
Te regalo la mitad de mi vida... Sí, sólo la mitad; porque la otra mitad, contigo quisiera vivirla...

Datrebil

lunes, 13 de octubre de 2008

MAÑANA...

¿Por qué, amiga eterna, nos hace tanto daño el amor? Acaso es así para todos y no sólo para nosotros dos.
A ti te digo, mi fiel confidente, que...
No será lo mismo, mañana... cuando el destino aún nos distancie más y me arrebate la oportunidad de mirarla a sus bonitos ojos oscuros, transparentes al alma que la engrandece. No podré disfrutar del bello amanecer en su sonrisa, aquella de la que me enamoré; se irá con ella la luz del sol que ilumina mis días, se cubrirá el cielo de grises nubes que dejarán nostálgica lluvia. Llegará la noche mustia, sin luna ni estrellas, se tornará de melancólica oscuridad apoderándose paulatinamente del brillo de mis ojos, tristes por su ausencia. Será en mis sueños donde sólo pueda verte, se quedará en ellos de manera difusa, tal vez; pero latente siempre, su recuerdo será perenne.
Mañana, no será lo mismo... cuando al despertar camine sin rumbo en busca de quién sabe qué, perdido en un mundo que no entiende de amor, sin poder hallar su alegre caminar... Cuando ni siquiera a lo lejos pueda advertir su marcada silueta, contorno hermoso que dibuja una espléndida figura; su bello cuerpo de mujer, motivo de pasiones y envidias, de celos y deseo... No podré oír su dulce voz que me acaricia el oído con pasmosa sutileza, quedarán atrás numerosas conversaciones en las que ese sentimiento que nos trae de cabeza toma posesión de las palabras que se escapan de nuestros labios y que provocan suspiros... ella por él, por ella yo...
No será lo mismo, mañana... cuando no encuentre respuestas a mis preguntas, cuando mi mente domine a mi corazón aunque no lleve razón... Cuando el olvido pretenda desprenderme de su recuerdo sin yo quererlo, dejándome vacío, sin fuerzas para vivir, sumido en amarga tristeza y soledad... No podré regalarle una hermosa rosa blanca, como ya hice un día, símbolo del amor que le profeso, icono de la belleza que irradia con suma simpatía y elegancia.
Mañana, no será lo mismo... no. Pero, a pesar de su ausencia, ella seguirá presente mientras haya una bonita canción que deleite mis oídos, mientras el café conserve su agradable aroma y las flores hermosas su dulce fragancia de manera que mi olfato préndalos embriagado, mientras la menta deje su singular sabor en mi paladar deliciosamente, mientras mis manos sientan la brisa que acaricia su rostro aún en la distancia o mientras mis ojos puedan distinguir en un jardín multicolor una bella rosa blanca... Ella estará presente, estará en mí... será parte de mí... como lo eres tú, amiga eterna...
¿Por qué nos hace tanto daño el amor, lo sabes tú?

Datrebil

jueves, 2 de octubre de 2008

TUYO SIEMPRE

Cuánto dolor trae consigo el amor y aún así no dejamos de amar...
Es tu pena, la pena mía; pues no podría ser feliz si al mirar a tus lindos ojos viera en ellos tristeza alguna. Es tu alegría, la alegría de mi alma; pues comparto y disfruto de la felicidad que dibuja en tu bello rostro la más hermosa de las sonrisas. Mas no sea feliz mi corazón que, aún viéndote contenta, sangra herido por no poderte tener. Lloran mis tristes ojos lágrimas carmesí, amargas como la hiel, que buscan su descanso en el frío abismo del olvido.
Ay! Aferrado a una rosa blanca, late en mi pecho un corazón maltrecho que por tenerte cerca vive y en la distancia muere.
Sentimientos ocultos que lidian por aflorar aturden mi mente, luchan contra la razón que se muestra firme y decidida aunque en ocasiones vacile ante la insinuante duda que trata de confundirla. Sentimientos que gritan mis ojos, en mi mirada marcados, y que sellan mis labios con profuso silencio, con mudo lamento.
Busca mi bella flor consejos de amigo, que presto encuentra. Suspira desconcierto por un amor que olvidó arriesgar por conseguir su anhelo y que deshoja, poco a poco, la ilusión que floreció en su corola. Ponen en sus brazos, mis consejos, los tiernos pétalos de mi flor amada, pese a que mi corazón se rompa en pedazos. Es su felicidad, la mía... aunque dolor me aflija... Es mi amor por ella, mi muerte; mas su amistad, es mi resurrección... tienes en mí a un amigo, tuyo siempre...
Ensalzados en lucha diaria nuestras almas, aún en diferentes frentes, unidas por una sola causa... el triunfo del amor. Mi dulce flor por su galante colibrí; por ella, mi corazón... por amor los dos...

Datrebil