domingo, 15 de marzo de 2009

PÉTALOS MELANCÓLICOS

El cálido manto de la melancolía cubrió, de nuevo, mi alma mientras leía aquel poema. En cada verso se escapaba una ilusión, entre mis dedos la dulce esencia de la rosa se desvanecía… Con el corazón encogido, su recuerdo se hizo presente; secas lágrimas de anhelo y nostalgia asomaron a mis tristes ojos, dudosas entre bañar mi alma o humedecer mis mejillas, reflejo mismo de mi existencia: querer y no poder…
Pétalos versados me traían su silueta a mis torpes manos, afanosas por ofrecer una leve caricia. Aquella que dejara en mí la eterna fragancia de la rosa; la que perdura inquebrantable al inevitable paso del tiempo, a la agónica ausencia, a la indiferencia…
Evocaba el melancólico poema a la blanca rosa, mi musa, mi alma… mi amor. Nuevamente, mis sentimientos fluían encausados por mis venas, mi sangre los conducía hacia mi loco corazón vertiginosamente estremeciendo mi cuerpo, mi ser… - Se acelera el pulso, cada latido es aun más fuerte que el anterior, resurge el amor en él - quise pensar yo. Mas nunca dejó de amar, pues quien de veras ama, no deja de amar jamás; siempre acoge en el interior de su corazón el rescoldo del sentimiento que lo mantiene vivo.
Exaltaban sus versos mi sentir, mis pensamientos; aquellos que con sencillas palabras he expresado en poemas y en prosa: entendibles para algunos, no tanto para otros; afines a unos y opuestos a otros… No obstante, no dejan ser mis propios pensamientos reflejados de una forma personal, quizá; pero que, al fin y al cabo, no son más que mis sentimientos… para bien o para mal.
Ayer leí un poema, una caricia de la melancolía, que manifiesta mi sentir tal como si tras mirarme a los ojos hubiese advertido en mi transparente mirada aquello que mi corazón guarda custodiado por mi errante alma; aún sin haberme tenido, su autora, nunca delante suya. Del mismo modo que pareciera, incluso, que hubiera entrado en mis entrañas empapándose de mí para expresarlo luego en sus versos el sentir de mis sentires más profundos e intensos.
Es en él… en un poema que al leerlo, la melancolía me acoge en sus regazos y abraza mi alma, donde queda recogido mi ser y mi sentir…
Gracias, amiga, por tan hermoso poema.

Datrebil

miércoles, 11 de marzo de 2009

PALABRAS...

Siempre ha sido mi corazón un lugar de puertas abiertas, donde entró aquel que quiso y salió de él cuando lo decidió, donde permanecen aquellos que lo desean y regresan quienes quieren. Quizá por eso ha sufrido tanto y ha hecho tanto daño, también; tal vez no supe retener en mi corazón a quien me amó como nadie lo hizo nunca, o dejé entrar en él a aquella persona que como a ninguna amé sin que ella llegara a saber siquiera cuanto por ella sentía... o, es posible, que viva dentro de él quien me ama y me lo ha dado todo sin que yo entendiera cuanto sacrificó y ofreció por mí, incluso sin recibir lo que esperaba...
Hoy nuevamente se diluye en la oscura tinta de palabras derramadas sobre un inmaculado papel, una amalgama de sentimientos, de ilusiones y sueños... alegrías y penas, hechos y anhelos... cumplidos, unos; y rotos, otros... Palabras que plasman aquello que emerge de mi alma, grito en silencio que desnudan mis sentimientos callados, sentir que, como siempre, busca el abrazo de quien al leerlas se identifique con él y procure mimos amigos que lo acompañen en este frío caminar. Palabras que se tiñen con los tonos tristes que reflejan mi mirada; mas siendo yo tan feliz como en aquellos días ya pasados, vuelven mis ojos a ahogarse en la soledad de sentimientos errantes que deambulan por las algodonadas nubes por las que paseo asiduamente.
Siento los pies en el suelo, paso a paso recorren los caminos de la vida con mayor o menor dificultad siguiendo el ritmo cansino del paso de los días; con ellos van mi cuerpo y mi mente, a la par resuelven las horas que han de pasar trazando el destino que me tocó vivir. En cambio, hay una parte de mi ser que aún se resiste al sometimiento del tiempo y de los designios, mi corazón lucha osadamente contra obviedades e imposiciones... Aún latiendo cadenciosamente al abrigo de la flor de loto, que abre sus pétalos ofreciendo su adorable fragancia mientras el sol regala su luz a la vida, un palpitar afanoso rompe el compás suspirando por la caricia dulce del susurro de viento que solivianta mi alma...
De nuevo, son las palabras que traza la pluma que mi mano empuña, sentimientos que mi corazón arrulla y que no tratan más que coser las fisuras que las espinas del amor produjeron en él. Palabras que atesoran mis sentires más sinceros y profundos, que se lleva el viento en libertad hacia el barrio de los incomprendidos de loco corazón...

Datrebil

miércoles, 25 de febrero de 2009

SED DE AMOR

Se hunden mis manos en el oscuro mar de tu cabello, alborotado por la vehemencia del viento que atestigua nuestro encuentro. Se deslizan suavemente sobre sus tenues olas hasta detenerse en la orilla de tu cuello, donde mis labios dejan la huella de su paso en la tibia arena de tu piel.
Se adentra mi mirada en las profundidades de tus ojos, que destellan la luz del sol que reina en tu interior. Puedo ver en sus cristalinas aguas un precioso arrecife de corales envuelta en un aura resplandeciente y pura, tu alma se muestra en cada etéreo reflejo.
Un poco más abajo, allá donde descansan las blancas perlas de tu boca, la luna dibuja en la superficie de tu cara la curva más delicada y hermosa que jamás exista. Naufraga mi sentido común en tu sonrisa dulce y bella, colorean de rubor mis anhelantes besos la comisura de tus labios, se desata el deseo de amor que guardamos dentro.
Resuena el eco de mis latidos en las suntuosas montañas de tu pecho, fundido con el mío. Entre mis dedos, las flores de tus senos sienten las cálidas caricias de mis manos, ávidas de tu cuerpo. Se deslizan levemente hacia tu espalda recorriendo cada centímetro, apenas con las yemas de los dedos, mientras se estremece tu piel a su tacto.
Ladera abajo, las palmas de mis manos encumbran el monte de Venus llenándolas de fogosidad, de plenitud, de vida… Languidecen las falanges de mis dedos en la húmeda vaguada donde confluyen tus piernas, devorados por el ardiente furor de la oquedad que guarda tus ansias, tu deseo, tu pasión desenfrenada… Allá donde mi boca se embriaga del elixir de tu vientre. Allá donde irrumpe, finalmente, atraído por la lujuria, mi sexo sediento.
En un excitante ir y venir, sacian su sed de amor tu cuerpo y el mío… mientras se ahogan mis sueños en el manantial de mis ojos que no te ven cuando despierto y me traen a la amarga realidad.

Datrebil

jueves, 18 de diciembre de 2008

¿POR QUÉ BRILLAN LAS ESTRELLAS?

Son muchas las veces que al cielo he mirado, buscando en la oscuridad de la noche, la luz de las estrellas. Cerraba los ojos y soñaba despierto que podía tocarlas mientras su mágico resplandor se me escapaba entre los dedos; volvía a abrirlos y observaba que aún eran más las centellas que acompañaban a la luna en su solitario navegar por el ancho y negro mar del firmamento. Era un momento encantador, un místico instante en el que todo desaparecía de mi mente… Tan sólo una cuestión rondaba mi cabeza, siempre me preguntaba: ¿Por qué brillan las estrellas? Y aunque procuré resolver mi duda, nunca alcancé una resultado concluyente…
Hoy que te miro a los ojos y me ciegan su hermosura, puedo decir convencido que he encontrado la respuesta.
Es el candor de las hermosas miradas de las mujeres reflejadas en las amargas lágrimas que la luna derrama en su envidioso devenir, a merced de su lindeza por saberse que ellas menos bella. Clama al cielo su desdicha, encelada se lamenta, llora Selene la pena de ver en las mujeres la belleza que anhela. Ilumina la noche con millones de asteroides que dejan su estela como la mariposa de sueños en su lánguido volar.
Quizá por eso me encante observar las estrellas; tal vez por eso se dibuje en mi cara una sonrisa cada vez que encuentro en la espléndida Osa Menor la centella que más brilla, la Estrella Polar. Es en ella donde se irradia el inmaculado relucir de tus ojos, la deslumbrante pureza que emerge de tu mirar cual si fueran los resplandecientes pétalos de una preciosa rosa blanca.
Es la lágrima de luna donde se refleja tu hermosura, donde tu belleza interior deja su huella, es aquella estrella que orienta mi alocado destino, guía de mi errante caminar…
Sí… Es por eso… que brillan las estrellas.

Datrebil

viernes, 12 de diciembre de 2008

NOSTÁLGICA AUSENCIA

Hoy vuelve a llover, se salen mis ojos nostálgicos por la ventana con la mirada perdida, se vidrian de melancolía buscando en cada gota caída el reflejo efímero de su sonrisa; mas no logro encontrar siquiera el leve brillo de su mirar. Se humedecen mis labios ansiosos saboreando los besos suyos que nunca probaron, el aire frío de su ausencia los seca y agrieta dejándolos sedientos del dulce néctar de su boca. Se escapan suspiros anhelosos de ella, se pierden entre las nubes oscuras que acompañan mi soledad.
Es la tesitura de quien ama a una mujer sin que, tan sólo, pueda decirle lo que siente... Aquel que riega con lágrimas amargas los pétalos de una rosa blanca, el mismo que naufragó en las aguas que bañan el reino de la fantasía, que imaginó rozar con palabras escritas la luna bella, o quien deseó acariciar tenuemente el delicado susurro del viento... Un loco soñador que ama al amor y siente el miedo en su piel por no poder amar con el amor que pretendiera... Y que se contenta tan sólo con verla un segundo, pues para él es al mismo tiempo tan breve y eterno...
Dile mirándola a los ojos que la amas, me dice una voz amiga. Mas cómo decirle aquello que siento, si de hacerlo con ello perderla puedo... Cómo explicarle cuánto por ella padezco, si al intentarlo enmudece mi voz, las palabras se silencian... Y cómo callar, si de ganas me muero por contarle este sentimiento tan fuerte que siento en mi pecho... O cómo no amarla, si de no hacerlo a mi corazón mentiría y perdería la cordura mi razón...
Cuando sus ligeros pasos la alejan de mí y mis manos tratan de sujetarla sin conseguirlo, se me desgarra el alma... y muero. Las tardes sin ella se vuelven silencio y vacío... El paso lento del mentiroso tiempo alarga el perseguido momento de verla de nuevo... y parece no llegar.
Aún sin haberla tenido nunca, si a perderla llegara... ¡¡pobre de mí!! Mi cuerpo quedaría vacío: vagaría mi alma en triste soledad por el mundano país del olvido; mi corazón que por ella late, mi realidad, con ella permanecería siempre como la sombra que custodia cada uno de sus pasos. Sonámbulo deambularía diáfano de sentimientos, a merced de la cruel soledad, de la tristeza de quien no supo amar...
¿Por qué se hace y se percibe tanto daño cuando se siente tan bonito?
¿Por qué duele tanto el amor...?

Datrebil

viernes, 5 de diciembre de 2008

NO HAY DOS SIN TRES

Para qué esperar que caiga la moneda que marque el designio de este sentimiento que me ahoga, si echarlo a suertes no es más que engañar a mi corazón, de nuevo, y engañarme a mí mismo. Es sólo huir de mi propio destino cerrando los ojos a cuanto siento, mas que no lo consigo; pues el amor es ciego y no necesita de la vista para recorrer su camino.
Sigo perdido entre lo que tengo y lo que quiero, albergando falsas esperanzas: unas por alcanzar mi anhelo, otras por apartar de mí este sentimiento. Pues por mucho amarla, entre mis brazos no la tengo; ni por desear olvidarla y evitar mi dolor, lo consigo ni quiero.
Incondicional seré a mi loco corazón, su fiel vasallo en esta desventura que por más que alumbren las dudas a la razón, no dejará que se apague la llama que prende su candor. Lo acompañaré en cada paso, juntos buscaremos la salida de este laberinto de sentimientos en cuyo centro se halla aquella rosa blanca que tanto ansía.
Son numerosos los obstáculos que debemos sortear, altos los muros que tendremos que saltar, serán muchas las espinas de amargura que se claven en mi pecho desangrando a mi corazón en cada intento y, tal vez, ni siquiera superando cada una de las adversidades que se presenten alcancemos acariciar tan solo uno de sus pétalos; mas únicamente con percibir su olor, el esfuerzo se verá recompensado...
He aquí el dolor que clama mi alma: el silencio que guardan mis labios... el amor que gritan mis ojos... Qué más quisiera yo poder clamar al viento lo que siento para que mi rosa blanca perciba la brisa de mi amor en cada uno de sus pétalos. Mas prefiero sentir sus espinas clavadas en mi corazón, que pretender empapar mis manos de su fragancia y todo perderlo... su aroma y sus espinas...
Seguirá mi cansado corazón vertiendo lágrimas de sangre por aquellas llagas que provoquen las espinas de mi rosa blanca. Y aunque la razón diga que no será posible, persistirá la esperanza de que algún día cada gota derramada logre teñir de rojo pasión sus añorados pétalos albinos convirtiéndola en una bella rosa roja, muestra de un amor correspondido...

Datrebil