miércoles, 26 de noviembre de 2008

LO ECHAMOS A SUERTES

Te quedaste solo, corazón, esta vez sí. Ya no puedo más, no soporto esta agonía.
Es muy duro mirarla a sus lindos ojos, ansioso de que lean en los míos cuánto la amo; porque mis labios no se atreven a decírselo. Y beber su sonrisa besando sus labios, derritiendo los míos, sin rozarlos siquiera; tan solo en la distancia, en el vano deseo...
No quiero seguir sufriendo, amigo mío, entiéndeme. Se desvanecen mis sueños en un quiero y no puedo, constantemente la pierdo sin haberla tenido; se me va la vida por ella, mi rosa blanca. No quiero seguir así, por favor.
Me resulta muy difícil abrazarla sin que mis brazos puedan alcanzarla, aunque muera de ganas por ello. Acariciar su cabello con mis manos sin sentir entre mis dedos su leve roce... Es tan complicado todo...
Te marchitas, mi fiel compañero, en cada yermo latido. Se ahoga la llama que prende tu ser y aún así continúas amándola, a pesar de que las esperanzas se disipen a cada instante. Es aguerrido tu sentir, mas yo ya no puedo proseguir, se agotaron mis fuerzas, se acabaron mis suspiros... se los llevó el gélido viento del olvido. Entra en razón, por favor, desiste de una vez.
Es muy cruel ser el hombro de sus amargas lágrimas de desamor, el pañuelo que las seca de sus mejillas; llorando por dentro, en silencio, por su amor. Aconsejar sus designios, animar sus anhelos por conquistar el corazón de quien también se le resiste, de ese hombre que robó el amor de tu rosa y no lo valora como debiera. Es mi atroz destino, mi camino baldío...
No quiero más, corazón mío, sufrir por un imposible... por una quimera. Se esfumó mi último aliento, con él mis fuerzas...
No soporto verla otro día más sin poder compartir con ella los sentimientos que tú guardaste tan celosamente, aquellos que ahora se llevan mi vida, que te desangra impasiblemente... Es su ausencia una envenenada daga que nos atraviesa sin escrúpulos, sin remisión, saciando la sed de la muerte.
Tomemos ya una decisión, no podemos seguir así...
O echémoslo a suertes...

Datrebil

miércoles, 19 de noviembre de 2008

RECUERDOS

Ayer me estuve acordando de aquella primera sonrisa tuya que quedó a fuego grabada en mis ojos y que aún hoy consigue que prenda en mi pecho con pasión un corazón ardiente. Desde entonces, anhelo latente de mis ojos es reflejarla en cada mirada mía que la busca entre la gente allá por donde voy; es la luz que los iluminan, por los que se abren al amanecer cada mañana... Tu sonrisa... aquella que se clava en un corazón que ansía sus caricias... mi corazón... cómplice de mis sueños.
Ilusiones que aún rondando los límites del olvido y del quebranto permanecen presente en mi vida, una vida que parece cada vez más absurda. Son vanas esperanzas que se aferran a un imposible que se hace evidente en cada día que pasa.
Hoy, nuevamente, vi correr dolorosas lágrimas por tu mejilla, las sequé con los temblorosos dedos de una manos que temen tocarte aunque por acariciarte mueran en cada instante; volví a tragar amarga saliva que se une en su triste divagar a silenciosas y ocultas lágrimas que mis ojos derraman para mis entrañas, gritando al cielo con muda voz cuanto siento.
Y quedaron en estéril intento los abrazos que querían consolar tu dolor, huérfanos de tu encuentro; por miedo a ser rechazado, tal vez... qué se yo... Otra vez, se escaparon ávidos besos de mi boca que nunca llegaron a rozar tus delicados labios, rosa blanca, se perdieron en la fría indiferencia o en la arrogante cobardía, quizá... qué más da...
Es mi condena vivir sin cadenas que mis manos aten, mas el destino se encarga de hacerlo; aunque invisible sea a los ojos de la gente. Puso la miel en mis labios y sin degustarla siquiera la aleja despacio haciendo más largo y duro el calvario. Cruel sino que a mi me vino a tocar, similar al tuyo posiblemente... sinuosos caminos tenemos que recorrer, mi amiga, entrelazados por momentos y tan distantes, en cambio, en otros muchos instantes.
Mañana, permanecerá tu recuerdo... en ocasiones bueno, en otras no tanto. Me embargará la nostalgia entonces, melancolía en la que se convertirán los anhelos de hoy; se volatilizarán los sentimientos que alberga mi alma entre nubes de ensueños y brisa del olvido... quedando sólo su esencia en un recóndito lugar, cerrado a cal y canto, en el que jamás se desvanecerá. Mi amor por ti persistirá por siempre... en mi corazón.

Datrebil

lunes, 17 de noviembre de 2008

NOMBRE DE MUJER

Si hay algo que me estremece sensiblemente es oír pronunciar mi nombre de labios de una mujer... y más aún si son de los tuyos, bella flor. Suena tan delicioso con el timbre de tu voz, suave melodía que embriaga mis oídos y hace vibrar el corazón que llevo dentro. Es mi nombre en la comisura de tu boca el dulce caramelo que mis labios quieren probar, el tierno beso que anhelo con locura y quisiera robar de tus carnosos labios carmesí; alimento que saciaría el agonizante hambre de amor que sufro en silencio. Me llamas por mi nombre y se paraliza el tiempo, el mundo deja de girar... sólo se mueve la ligera brisa que trae tu voz hacia mí, que me acerca tu presencia que hasta te puedo sentir... incluso tocar sin haberte tocado...
Ahora bien, no hay placer mayor para un hombre que mencionar el nombre de una mujer y, muchísimo más si es el nombre de la mujer que ama. Cuando pronuncio tu nombre, mi rosa blanca, me sale de lo más profundo del pecho; es mi corazón quien lo grita con pasión y mis labios aquellos que suavemente lo canta para que llegue a tus oídos melódicamente lleno de dulzura. Sedosa palabra que endulza mi paladar, es la mejor canción... el alegre trino del pájaro soñador que vuela libre surcando vientos de esperanza y amor...
Ruidos maliciosos e insoportables aplacan su furia ante el brioso eco del nombre de una mujer que un hombre enamorado clama al cielo allá donde fuere. Es tu nombre, blanca rosa, los pasos de mi errante caminar, el son que marca los latidos de mi corazón... la sangre que recorre mis venas. Es el ángel que bate sus alas en mis sueños buscando cobijo en el arrullo de mi voz, que juega con las nubes de mis pensamientos e ilusiones... algodones de esperanzas y anhelos...
Acaricia mi alma pronunciar tu nombre, amiga mía, tu nombre de mujer... palabra que suena distinta en mis labios a cualquier otra. Lejos del vacío de muchas otras palabras, tu nombre envuelve multitud de sensaciones, de emociones... dibuja en mi rostro una sonrisa, ilumina de alegría mi clara mirada... me devuelve la vida cuando el último aliento se acerca ferozmente... Sólo oír tu nombre en el abrupto silencio que la sociedad rige, logra que me acuerde de ti, flor que el alba tintó de su color. En voces ajenas lo oigo y, aún así, me suena tan cercano, tan mío... tan tuyo... idéntico a tu nombre es el de otra mujer, mas en ella te veo a ti... Es tu nombre mi delirio, con el te tengo en mí...

Datrebil

jueves, 30 de octubre de 2008

EL CORAZÓN DUELE

¿Cuántas veces me he preguntado si dolía el corazón? Pensaba que sólo llegaría a dolerle a quien sufriera un infarto o algo parecido; pero ya sé que no es así, no hay que estar enfermo para que el corazón te duela o, más bien sí, enfermo de amor. Me he dado cuenta de que el amor, en este caso, el desamor, daña nuestro órgano vital y sentimental de una forma brutal hiriéndolo considerablemente.
Hace algún tiempo me preguntaba una muy buena amiga que si se podía morir de amor... Entonces le dije que sí, y aún hoy lo afirmo más rotundamente... El amor no correspondido o ese amor imposible dejan una herida mortal en el corazón que te mata poco a poco; se desangra con cada volátil suspiro, con cada amarga lágrima vertida, con cada vano lamento... Lo sé por experiencia propia...
Empiezas a ser un muerto viviente, un zombi que deambula por un mundo vacío, sin sentido, en el que tropiezas una y otra vez. Pero como el ser humano es así, se vuelve a levantar y sigue caminando en busca de su destino sorteando obstáculos como bien puede, sabiendo que tarde o temprano caerá nuevamente... Esa es nuestra vida... una sucesión de idas y venidas, de caídas y levantadas, de subidas y bajadas... alegrías y penas, al fin...
Mientras tanto, mi corazón sigue su ritmo, independiente. Ajeno a tanta paranoia, trata de sacarse las espinas, que el rosal del amor dejó en sus regazos, aferrado a una utopía que ansía desesperadamente... Expira lentamente sin querer darse cuenta, ignora la evidencia, o lo pretende al menos; agoniza por los pétalos de una rosa blanca, por las gotas de rocío que la humedece ligeramente, por la liviana brisa que arrulla su tallo con suma sutileza...
Se desvanece mi corazón... se ahoga en su lamento. Regala su cariño en forma de amistad a la vez que guarda un hueco en su interior para su añorada flor, donde el amor envuelva con mimo su delicada figura.
Me muero por amor... se disipa mi alma entre la niebla del anhelo...
Mas no tengo miedo a morir, nunca lo tuve, y ahora menos; pues sé que entonces... en otro mundo, aún mejor que éste... tú y yo, mi bella rosa, estaremos juntos.

Datrebil

lunes, 27 de octubre de 2008

TE PIDO DISCULPAS

Te pido disculpas... a ti que me acompañaste desde siempre, fiel y tolerante. Que viviste todas y cada una de las experiencias que transcurrieron en mi vida... buenas y malas...
Has disfrutado, tanto como lo hice yo, de momentos alegres ya pasados que hicieron de mí un hombre afortunado; hemos conseguido juntos alcanzar metas y retos marcados... Hemos amado y nos han amado como a nadie... Y también lo hemos compartido, mi gran confidente y yo...
Sabes bien que, por otro lado, hubo esos malos momentos que tratamos de olvidar pero que ninguno de los dos puede, pues pertenecen a nuestro sino. Sufrimos juntos, apoyándonos el uno en el otro, como lo hacen los amigos, siendo el hombro del consuelo que uno busca en esas situaciones difíciles que se presentan en nuestro proseguir. Se cebó el amor conmigo y, cómo no, contigo que padeciste a mi lado las dolencias que provoca ese lado oscuro que lleva consigo, desamor lo llaman.
Amargas lágrimas silenciosas derramaron mis ojos por una rosa blanca que arrebata mi razón llevándome a la locura por los caminos más lastimeros que el amor originó; lágrimas de sangre vertiste tú durante nublosos días en los que los rayos del sol de desvanecían estériles ante la oscuridad de suspiros cargados de soledad y melancolía, y durante noches sombrías en las que se disipaban mis sueños entre estrellas de olvido y luna de ausencia...
Te pido disculpas... por no conseguir el amor de la rosa que anhelo... Sé que aquello cuanto yo quiero lo quieres tú... y sé que procuras la flor que yo más amo; mas por eso sufrimos del mismo modo tanta tristeza... Sólo puedo ofrecerte su amistad tal como me la ofreció a mí, pura y sincera como lo es ella... No más puedo compartir contigo que el calor de su mirada clara, la alegría de su sonrisa bella, el son melódico y delicioso de su voz... Míos son, tuyos son...
Es tu lucha hoy, la misma que la mía... cuidar de su caminar para que no vuelva a tropezar y ofrecerle una mano amiga si al hacerlo nuevamente se necesitara levantar... Soliviantar sus penas como lo haces tú conmigo y complacerse de sus alegrías como si propias fueran es nuestro destino, apegado compañero...
He aquí nuestro legado, corazón mío, loco y maltrecho como lo es mi alma.
Te pido disculpas... a ti, corazón, mi leal amigo.

Datrebil

domingo, 19 de octubre de 2008

AÑORANZAS...

Hoy, como otras muchas tardes de estos últimos meses, anhelo nostálgicamente a la rosa blanca que un día clavó sus espinas en mi corazón para hacerlo suyo desde entonces. Veo en ella oscuros pétalos llenos de tristeza y melancolía que, aunque no consiguen arrebatarle su belleza, van desvaneciendo poco a poco su resplandor sumiéndola en un obstinado desánimo. Añoro con locura tu esplendor, mi linda flor, aquel que logró enamorarme sin remisión.
Ansío demasiado poder gozar, de nuevo, de tu simpatía y de tu alegría inundándome de tu sonrisa; rozar tu alma clara a través de tu hermosa mirada... Sueño cada noche con sumergirme en el lívido mar de tus labios, zozobrar en el impetuoso oleaje de tus besos... despojado naufragar al tibio roce de tu tersa piel que atavía tu cuerpo bello, despertar plácidamente con el calor de tu pecho, con el latir melódico de tu corazón... Son sentimientos guardados bajo llave dentro de mi loco corazón que buscan una ínfima rendija por donde huir, que sólo desean acariciar tu alma y desvelarle aquello que callan sumisamente ahogándome en mi fría soledad...
Ha deslucido tu esplendor la tormenta ya pasada, con ella amargas lágrimas de desamor que rasgaron tediosamente tus ojos y tu pecho. En tu interior sólo ha dejado confusión: el amor y el odio se baten en duelo, la desilusión y la esperanza alzan espadas, disparan a matar el olvido y el recuerdo... el sí y el no... el amor y el desamor...
Son tiempos difíciles, amiga, los que te toca vivir; mas debes saber que no estás sola y no lo estarás jamás. Hay un valeroso ruiseñor que ha apostado por ti y ha hecho méritos para recobrar y merecer tu amor; te ama más que nadie y sabe comprender. Dedícate a él como él lo hará por ti...
Deja las nubes pasar y que la luz del sol te vuelva a iluminar, deja volar a ese colibrí que no supo luchar por tu amor y que prefiere la fragancia de otra flor a pesar de no hacerlo feliz...
Cantará las más bellas melodías, tu honroso ruiseñor, para ti; sacrificará su alegre y libre revolotear para hacerte dichosa, tal como te mereces... confía en ello, mi rosa blanca...
Velará por tu caminar este pobre loco que escribe estas humildes palabras, reflejo fiel de sus sentimientos. Este empedernido romántico al que, su amiga eterna y la pálida sombra que tiene su amistad, se empeñan en definir como un ángel. Lo sea o no, creo que no, cuidaré de ti mientras tú me lo permitas; tendrás siempre mi amistad y mi cariño. Piensa que cuando me necesites y no puedas verme, yo estaré desde donde algún lugar deseando que la suerte te sonría y que la alegría te cobije en sus regazos.
Te regalo la mitad de mi vida... Sí, sólo la mitad; porque la otra mitad, contigo quisiera vivirla...

Datrebil