miércoles, 24 de febrero de 2010

¿CÓMO NO ESCRIBIR DE AMOR?

Y... ¿cómo no escribir de amor? Si de amor está hecha la vida y de él, se sustenta no sólo la mía, sino la de ella, la de él, la de aquel, la de aquella otra e, incluso, la tuya.
¿Cómo no escribir de amor? Si el amor le da alas a mis sueños para que alcen el vuelo hacia nubes de ensueño donde poder pasear sin mirar atrás.
Si levanta castillos de arena en medio del mar, cimentando su sustento en la fe del sentimiento que lidia con las furiosas olas de la razón; al tiempo que eleva sus almenas hacia el cielo con la intención de tocar los rayos de sol o, tan siquiera, rozarlos.
Si es capaz de deshelar un glaciar con la mínima chispa de un corazón enamorado, de entonar el eco a su latido en una diáfana pradera; o de hacer florecer la más bella rosa en el mismísimo desierto, yermo ya por el tórrido paso del tiempo, de inclemencias meteorológicas y demás circunstancias.
¿Cómo no escribir del amor? Si, una vez mis ojos se abren, es el amor el que mueve mi cuerpo, aviva mis latidos y dibuja en mis labios una feliz sonrisa que busca en los labios anhelados su reflejo.
Si mi cuerpo es un manojo de nervios, cuando se encuentra cerca del cuerpo deseado; si mi corazón brinca tan vigoroso que casi se adentra en el pecho de mi amada en busca de un abrazo eterno que haga suyo el corazón por el que muere en cada suspiro.
Acaso, ¿podría escribir de otra cosa?
Tal vez, sí; pero no quisiera perder el tiempo que me queda por vivir escribiendo por temas vanos y ufanos, en vez de escribir de amor. De cuánto me hace sentir y de cuánto puedo hacer sentir compartiéndolo con ella, con él, con aquel, con aquella otra o, incluso... contigo.

Datrebil

miércoles, 16 de septiembre de 2009

NOCHE DE PASIÓN

Quiebra la oscuridad de la habitación un tenue rayo de luz colándose por la rendija de la persiana y acierta a dibujar en la pared la sombra difusa de tu cuerpo y el mío que juegan a amarse sobre una cama de sábanas blancas.
El rojo de mis labios de rinde al elixir de tus besos, que embriaga mi mente, mi alma. Jubilosa tu lengua, reescribe en la mía los versos de amor que quedaron en su punta sin ser pronunciados; a la espera, tal vez, del momento que jamás llega.
Mis manos dibujan en tu espalda el más bello lienzo donde el amor haya sido retratado, cual pinceles empuñados por algún célebre pintor. Mientras mis dedos recorren cada centímetro de tu piel con excelsa suavidad; se derriten en tu cuello mis labios, enardeciéndote de placer.
Arribados por un cadente oleaje de caricias y abrazos, nuestros cuerpos yacen, en el lecho, ansiosos de lujuriosa pasión. Te sientas a horcajadas sobre mí, abriendo ante mí la flor del deseo. Sediento de ti, ahogo el anhelo entre sus pétalos y bebo del lascivo rocío que la humedece, embriagándome del sabor de tus entrañas.
Una vez saciada mi sed, tus tiernas manos se apoderan de todo mi ser. Comienzan su andadura en las nalgas, ascendiendo sin prisas por la espalda, hasta el cuello. Se detienen tus manos en mis labios empapados en la miel de tu sexo; del mismo modo que el poeta carga su pluma en el tintero para escribir sus mejores sonetos de amor, bañas tus dedos en mi boca y emprenden un camino descendente derramando versos etéreos sobre mi torso. A su paso, deja un reguero de vellos erizados que estremecen con tu tacto.
Irremediablemente, pausan tus manos en mi ardiente y erecto sexo, ávido de gozo. Sienten tus manos sus propios latidos; a su son, lo acaricias vigorosamente, lo besas y lo introduces en tu boca para beber de él, el elixir del deseo; mientras tu lengua provoca en mí, una inmensa sensación de placer.
Saciados ambos, entrego mi cuerpo al vaivén de tus caderas que enérgicamente cabalgan sobre mí. Tu sexo y el mío se funden en uno solo... al ritmo de nuestras ansias, al fuego de nuestras almas.
En un derroche de fantasías y sueños, hacemos el amor hasta que nuestros cuerpos aguanten.

Datrebil

viernes, 29 de mayo de 2009

NIÑA DE MIS OJOS

Como ya dijera el gran Neruda, puedo escribir los versos más tristes esta noche... mas yo no lo quiero. Pese a la forzosa ausencia que hoy nos distancia no encuentro motivos para dejar de contentarme, pues esta situación no hará más que acrecentar mi sentir. Es nuestro amor lo más hermoso que me pudo suceder.
Podrán aparecer nubes negras que cubran el ancho cielo y no te dejen ver más allá de su oscuridad, podrá sentir celos el aire por robarle al viento el más tierno susurro; mas no podrán jamás arrebatarte el amor que aquel loco soñador, que un día paseó por nubes de ensueño, siente por ti, mi bella flor.
Aún estando tan lejanos, mi corazón late henchido de amor y goza de tu cariño desmedido. Estás conmigo en cada suspiro que libre vuela en tu busca, en el susurro dulce que solivianta mi oído... en el viento suave que acaricia mi sufrida tez... en la delicada brisa que endulza mis labios anhelantes de tus besos... en el soplo etéreo que embriaga mi olfato con aroma de café...
Te bañas en un mar tintado con el color de la esperanza, sumergida en la mirada que dejó de ser triste. Eres la niña de mis ojos, la brillante luz que devolvió el candor a mi sobrio mirar... la alegría de una sonrisa compartida, estigma del divino sentimiento que nos unió.
Tu alma sensible, esencia de cuanto eres hoy, penetra por los poros de mi piel instalándose en mis entrañas, desplegando su pureza en cada gota de mi sangre que impetuosa fluye por mis venas; se cobija en mi pecho, toma en sus regazos mi loco corazón arropándolo como a un inocente niño que recién comienza a vivir...
Te extraño estos días más que nunca, amor, pero no dejaré que la pena me invada; pues aún sin estar, estás más presente en mí. En cada pensamiento emerges tú, en cada latido que dentro siento, en cada beso no dado y que surca el aire procurando tus labios...
En los sueños de noches frías de acompañada soledad, paseamos tú y yo abrazados por la orilla del bello mar empapado de atardecer que baña la playa de Matalascañas, allá donde su agua clara esculpió tu cuerpo, anhelo de mis manos. Felices nos entregamos al poder del amor al que sucumbieron nuestras almas y nuestros cuerpos.
Son momentos de nostalgia... palabras mudas de la soledad...
Silencio roto... por el latido enamorado de mi corazón... amor, palpitando por ti...

Datrebil

viernes, 8 de mayo de 2009

CORAZÓN QUE VUELA

Es el amor sincero el que hoy siento tan dentro, sin ti ya nada tendría sentido...
Ya no tengo el corazón roto, ya no... Tu amor me lo ha cosido. La suave brisa de aires cálidos ha entrado por los poros de mi piel, sacudiendo mi alma y mi ser, llenándome de ilusión y cariño...
Se tambalean los cimientos de mi vida, el tibio viento que me trae tus besos volados la azota ávidamente. Resurge en mí aquel adolescente que un día fui y que se moría por amar... mi entrañas redescubren, hoy, el nervioso hormigueo del sentimiento que mueve el mundo, del mismo modo que lo sentí la vez primera que el amor llamó a la puerta de mi corazón aún siendo tan joven.
Le han salido alas a mi loco corazón, aquellas que perdió tu ángel cuando prefirió ser mortal y pisar el suelo que acoge tus pasos. Vuela libre entre las nubes que guardan sus secretos; surca el viento buscando su susurro dulce, aquel que envuelve tu deliciosa voz, regalo que acaricia mis oídos con un “TE AMO” muy sentido... Dos lindas palabras, cinco letras divinas que me hacen rozar el cielo...
Ahora, más que nunca, pasean mis sentimientos por las nubes... allí donde tus sueños y los míos se entrelazan con júbilo dando rienda suelta a la imaginación. Un lugar algodonado en el que tu alma y la mía se abrazan estrechamente sin separarse jamás, impidiendo distinguirlas por sí sin la una con la otra... fundidas en sólo una... alma de amor...
En cada tocada que suena se erige un pálpito por ti sentido, el latido acelerado de mi corazón prendido... espero la tarde que me trae tu imagen y tus mudas palabras que tanto dicen... Robas mis pensamientos, todos son tuyos; bendito el destino que nos cruzó en un mismo camino...
Una mirada con aroma a café penetra en mis ojos de esperanza devolviéndoles la luz que, hace tiempo ya, perdió; brillan nuevamente, son eco de tu sonrisa linda... reflejo de mi felicidad...
Se impregnan mis labios de la fresca menta de un caramelo, sabor de los besos que tu boca desea ofrecer y recibir la mía: caricias del alma que toman cuerpo, suspiros de corazones enamorados...
¿Amor? Nadie me explicó... quizá no... Mas quién sabe qué es el amor, si no más que por lo que uno siente y lo hace feliz. No obstante, para mí lo es y por nada del mundo cambio yo lo que siento por ti; pues amor o no... Hoy soy feliz...

Datrebil

jueves, 16 de abril de 2009

CORAZONES TRISTES

El cielo se torna gris, se oscurecen las nubes por las que paseas cuando perciben tu tristeza en el aire inmersa. Llega a su algodonada textura el estéril lamento de tu alma gemela que solloza mientras lee tus desgarradores versos, aquellos que expresan desvalidos sentimientos, sensaciones inermes que quiebran las esperanzas de bellos anhelos...
Se vuelve amargo el dulce sabor del algodón de azúcar que roza tus manos en cada paseo, se impregna de desilusión, de desamor, quizá... La cálida brisa que empuja suavemente esas nubes enamoradizas se hiela con la simple caricia de tu alma abatida, desencantada...
Ya no trinan los pájaros que vuelan entre las nubes por las que alegre paseabas, ni juegan con ellas, notan el desánimo que en su interior anida por verte infeliz. Resbalan frías lágrimas de las oscuras nebulosas, lloran tus penas y decepciones. Se desvanece ya el último rayo de sol que atraviesa tu dolorido pecho, se cierra a cal y canto, de nuevo, tu herido corazón... la impenetrable coraza lo envuelve presta, mas pese a quien cariño te tiene... y a su apenado corazón...
Se extingue la llama que en tu corazón prendió el amor, por desconfianzas o desilusiones, qué más da; unos que se fueron y otros no terminaron de llegar... se llevaron consigo la luz de tu mirar...
Quiebran en pedazos bellos anhelos en cada verso tuyo, llegan al firmamento tus sueños rotos... y consternan los ojos del loco que mira las estrellas desde el sur de nuestra tierra; ya no las ve brillar, perdieron su esplendor... se apagan contigo, mi afligida amiga...
Mas no lo permitirán mis nubes, alma de poeta... velarán por las cenizas que jamás se desvanecerán en tu cansado corazón, animarán con liviano viento el rescoldo que en él se halla para reavivar la llama de la ilusión y la esperanza, pues te mereces mucho y más... Llegará un cerrajero, un día, que con buen tino y merecimiento logre abrir el invulnerable candado que doblega a tu corazón... ya lo verás...
Mientras tanto, te tiendo mi mano amiga para acompañar tu errante caminar... mira al cielo cuando me necesites, pues en una nube, en una estrella, en la brisa de más allá... me encontrarás...

Datrebil

jueves, 26 de marzo de 2009

DECIDLE, POR FAVOR

Decidme, estrellas del cielo, cómo decirle esto que llevo dentro y que de ansias me mata, si mi voz no alcanza a oír mi amada... Decidle vosotras, por favor, lo que mi corazón siente, pues la tenéis más cerca... tanto como yo quisiera tenerla...
Habladle al oído, como susurro callado, que llegó a mi vida tal que agua de mayo a los campos y que encendió de nuevo la llama de la ilusión en mi corazón... Que me encontraba perdido en errante caminar y ella prendió la luz hacía donde guiar mis pasos iluminando el sendero del amor a mis pies...
Contadle que mis pensamientos le pertenecen y con ellos mis sueños... que cada noche la busco en el firmamento y que, aún en la distancia, la veo más bella... Que la siento a mi lado en la cama, que me acuna en sus regazos como la madre a su pequeño...
Comunicadle que despierto percibiendo el calor que deja en mis sábanas cada mañana... Que su perfume queda impregnado en mi cuerpo como queda la fragancia en las manos de aquel que reparte rosas...
Mencionadle con tino que mi alma vela su destino, aún estando tan lejos; y que estaré siempre presto para cuando tienda su mano pidiéndome auxilio... Que mis silenciosas palabras serán bálsamo para sus lamentos y sonrisas para sus alegrías...
Referidle, amigas, que mi corazón late por su alma con amor profundo y sincero; que arde en pasión y en deseo saciados en compartidos sueños... Que no se desvanece el anhelo de tenerla en mis brazos y sentir su piel en mis manos... en mil caricias...
Anunciadle que se secan mis labios suspirando por besar los suyos, que ansían beber el elixir del deseo en su boca dulce... Que mi pecho se estremece sólo de pensar el liviano roce de los tuyos, albergando el gozo del amor puro y lozano...
Decidle estrellas del cielo, a mi luna amada, que muero por ofrecerle mi amor entero, que mi alma agoniza por fundirse con su alma clara en vigoroso abrazo... Que mi corazón será suyo por siempre si ella así lo desea... en cuerpo y espíritu...
Explicadle a mi luna bella que la amo con locura, pues de otra manera no se amar... Que la siento correr en mis venas, entre la piel y el alma...

Datrebil