Decidme, estrellas del cielo, cómo decirle esto que llevo dentro y que de ansias me mata, si mi voz no alcanza a oír mi amada... Decidle vosotras, por favor, lo que mi corazón siente, pues la tenéis más cerca... tanto como yo quisiera tenerla...
Habladle al oído, como susurro callado, que llegó a mi vida tal que agua de mayo a los campos y que encendió de nuevo la llama de la ilusión en mi corazón... Que me encontraba perdido en errante caminar y ella prendió la luz hacía donde guiar mis pasos iluminando el sendero del amor a mis pies...
Contadle que mis pensamientos le pertenecen y con ellos mis sueños... que cada noche la busco en el firmamento y que, aún en la distancia, la veo más bella... Que la siento a mi lado en la cama, que me acuna en sus regazos como la madre a su pequeño...
Comunicadle que despierto percibiendo el calor que deja en mis sábanas cada mañana... Que su perfume queda impregnado en mi cuerpo como queda la fragancia en las manos de aquel que reparte rosas...
Mencionadle con tino que mi alma vela su destino, aún estando tan lejos; y que estaré siempre presto para cuando tienda su mano pidiéndome auxilio... Que mis silenciosas palabras serán bálsamo para sus lamentos y sonrisas para sus alegrías...
Referidle, amigas, que mi corazón late por su alma con amor profundo y sincero; que arde en pasión y en deseo saciados en compartidos sueños... Que no se desvanece el anhelo de tenerla en mis brazos y sentir su piel en mis manos... en mil caricias...
Anunciadle que se secan mis labios suspirando por besar los suyos, que ansían beber el elixir del deseo en su boca dulce... Que mi pecho se estremece sólo de pensar el liviano roce de los tuyos, albergando el gozo del amor puro y lozano...
Decidle estrellas del cielo, a mi luna amada, que muero por ofrecerle mi amor entero, que mi alma agoniza por fundirse con su alma clara en vigoroso abrazo... Que mi corazón será suyo por siempre si ella así lo desea... en cuerpo y espíritu...
Explicadle a mi luna bella que la amo con locura, pues de otra manera no se amar... Que la siento correr en mis venas, entre la piel y el alma...
Datrebil
Habladle al oído, como susurro callado, que llegó a mi vida tal que agua de mayo a los campos y que encendió de nuevo la llama de la ilusión en mi corazón... Que me encontraba perdido en errante caminar y ella prendió la luz hacía donde guiar mis pasos iluminando el sendero del amor a mis pies...
Contadle que mis pensamientos le pertenecen y con ellos mis sueños... que cada noche la busco en el firmamento y que, aún en la distancia, la veo más bella... Que la siento a mi lado en la cama, que me acuna en sus regazos como la madre a su pequeño...
Comunicadle que despierto percibiendo el calor que deja en mis sábanas cada mañana... Que su perfume queda impregnado en mi cuerpo como queda la fragancia en las manos de aquel que reparte rosas...
Mencionadle con tino que mi alma vela su destino, aún estando tan lejos; y que estaré siempre presto para cuando tienda su mano pidiéndome auxilio... Que mis silenciosas palabras serán bálsamo para sus lamentos y sonrisas para sus alegrías...
Referidle, amigas, que mi corazón late por su alma con amor profundo y sincero; que arde en pasión y en deseo saciados en compartidos sueños... Que no se desvanece el anhelo de tenerla en mis brazos y sentir su piel en mis manos... en mil caricias...
Anunciadle que se secan mis labios suspirando por besar los suyos, que ansían beber el elixir del deseo en su boca dulce... Que mi pecho se estremece sólo de pensar el liviano roce de los tuyos, albergando el gozo del amor puro y lozano...
Decidle estrellas del cielo, a mi luna amada, que muero por ofrecerle mi amor entero, que mi alma agoniza por fundirse con su alma clara en vigoroso abrazo... Que mi corazón será suyo por siempre si ella así lo desea... en cuerpo y espíritu...
Explicadle a mi luna bella que la amo con locura, pues de otra manera no se amar... Que la siento correr en mis venas, entre la piel y el alma...
Datrebil